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El simple detalle para detectar si un huevo está fresco o podrido

Saber si un huevo está fresco o no evitará contagiarse de enfermedades bacterianas como la Salmonella.

El huevo forma parte de nuestra alimentación en cualquiera de sus versiones: pasado por agua, frito, revuelto, poche o duro.

No hay dudas de que su consumo aporta al organismo del ser humano un sinfín de beneficios como proteínas, grasas monoinsaturadas, hierro, zinc, fósforo, potasio, calcio, ácido fólico y vitaminas de tipo A, D, E, B3 y B12 convirtiéndolo en un alimento muy nutritivo.

Sin embargo, debemos tener cuidado antes de comerlo porque puede llegar de la verdulería en mal estado y contener Salmonella. Para evitar ello es necesario tener en cuenta un detalle del huevo que elijas para cocinar.

Huevos, ¿Frescos o podridos?

La cáscara del huevo actúa como una barrera protectora contra bacterias como la Salmonella. Si la cáscara se encuentra rota, las bacterias pueden penetrar fácilmente y contaminar su interior motivo suficiente para descartar todo el huevo.

Además, una yema excesivamente líquida suele ser señal de que el huevo no está en buenas condiciones por lo que automáticamente deberás tirarlo y evitar consumirlo.

Por ejemplo, si introducimos el huevo en agua, si se hunde, será un indicador de su frescura, si por el contrario flota, se tratará de un huevo más cercano al final de su fecha de consumo preferente.

Esta prueba de inmersión solo debe hacerse si se va a consumir en ese momento. En cambio, si se moja el huevo solo para comprobar su estado o lavarlo y no se consume inmediatamente, aumenta el riesgo alimentario.

La prueba del huevo: ¿fresco o no?

Cómo afecta la Salmonella al cuerpo

Ingerir estos huevos contaminados puede provocar enfermedades por intoxicación alimentaria, y los síntomas pueden incluir vómitos, diarrea, dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza y dolor corporal, según advirtió la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos.

Según la OMS, los síntomas de la enfermedad comienzan a manifestarse entre 6 y 72 horas (generalmente 12 a 36 horas) después de la ingesta de Salmonella y la enfermedad dura entre 2 y 7 días.

Si bien los síntomas, en la mayoría de los casos, son leves y el paciente se recupera sin tratamiento específico, en el caso de los niños y las personas mayores, la deshidratación causada por la enfermedad pone en riesgo la vida del paciente.

El huevo en mal estado puede transmitir salmonella

A nivel mundial, una de las causas más frecuentes de enfermedades de transmisión alimentaria es la Salmonella. Por ello es importante, y así lo destaca el SENASA de la Argentina que los huevos deben cocinarse completamente por encima de los 71°C.

Además, recomiendan higienizar las manos antes y después de manipular un huevo, así como también las superficies, recipientes y utensilios donde se apoye el huevo.

De igual manera, SENASA advierte en no separar las claras de las yemas aprovechando la propia cáscara del huevo, no lavar los huevos antes de ser guardados en la heladera, porque están recubiertos por una capa protectora que evita que las bacterias penetren a través de los poros de la cáscara y no dejar las preparaciones por más de una hora a temperatura ambiente.

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