Polémico: ahora la IA permite hablar con muertos

La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, y con ella surgen propuestas que desafían las convenciones de la vida y la muerte. En un mundo cada vez más digital, varias empresas comenzaron a ofrecer servicios que permiten a los seres humanos interactuar con versiones virtuales de personas fallecidas.

Estas plataformas utilizan inteligencia artificial para recrear a los seres queridos a través de su huella digital, generando simulaciones de sus voces, recuerdos y emociones. Life's Echo, junto con otras iniciativas, propone un futuro en el que las conversaciones con los muertos sean posibles, pero con importantes implicaciones tanto emocionales como éticas.

Creación de fantasmas virtuales

Una de las empresas que está marcando tendencia en este campo es Life’s Echo, que ofrece a los usuarios la posibilidad de crear un "fantasma virtual" de sí mismos. Este proyecto busca mantener viva la memoria de una persona mediante una representación digital que sus seres queridos podrán consultar después de su fallecimiento. A diferencia de otros proyectos similares, Life's Echo no solo crea una simple imagen virtual, sino que permite desarrollar una versión interactiva que habla y responde a las preguntas de familiares y amigos.

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La IA podría reemplazar a seres queridos muertos.

El proceso para crear esta versión digital es relativamente simple, pero minucioso. Los interesados deben participar en una serie de entrevistas con una IA llamada Sarah, quien les hará preguntas durante varias sesiones. En total, pueden ser más de mil preguntas, abordando aspectos como la vida personal, recuerdos, emociones y experiencias. El objetivo de este proceso es recopilar suficiente información para crear una simulación de la persona fallecida que responda de manera coherente y natural.

Interacción con los muertos

El uso de inteligencia artificial para recrear conversaciones con personas fallecidas plantea preguntas sobre el impacto emocional de tales interacciones. Las versiones virtuales creadas por estas plataformas están diseñadas para ser lo más realistas posible. Los familiares pueden hacer preguntas sobre la infancia, los primeros trabajos o experiencias importantes, y la IA responderá según lo que se le haya transmitido en las entrevistas previas.

Este tipo de tecnología podría ofrecer consuelo a quienes aún sufren por la pérdida de un ser querido. La posibilidad de poder interactuar con una versión digital de la persona fallecida podría brindarles un sentido de cierre o conexión, ayudando a mitigar el dolor de la pérdida. Sin embargo, también surgen inquietudes. ¿Es saludable continuar "hablando" con un ser querido después de su muerte? ¿Podría esta tecnología retrasar o dificultar el proceso natural del duelo? Al mantener la figura de la persona fallecida tan presente, podría generarse una dependencia emocional hacia la tecnología, lo que haría más difícil aceptar la realidad de la partida de esa persona.

Consecuencias éticas y emocionales

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La creación de estas versiones virtuales de personas fallecidas también plantea cuestiones éticas que no deben pasarse por alto. ¿Hasta qué punto es apropiado recrear a una persona de esta manera? ¿Quién tiene derecho a controlar o acceder a la información utilizada para crear estas simulaciones? Si bien algunos podrían ver este tipo de tecnología como un avance en la manera de lidiar con la pérdida, otros podrían considerar que no se trata más que de una forma de explotar el dolor de las personas.

Además, la tecnología necesaria para crear estos "fantasmas virtuales" no es infalible. La IA puede recopilar información sobre una persona, pero nunca podrá replicar completamente su esencia o la complejidad de sus pensamientos y emociones. Esto plantea la pregunta de si realmente estamos conversando con el ser querido que ya no está, o si solo estamos interactuando con una representación digital que, aunque pueda parecer real, carece de la profundidad humana.