Revelan los secretos macabros de los lentes Ray-Ban Meta

La innovación tecnológica avanza a pasos agigantados, ofreciendo soluciones que parecían ciencia ficción hace solo unos años. Recientemente, Mark Zuckerberg sacudió el mundo con las presentaciones de sus gafas Orion y la actualización de sus dispositivos Quest y Ray-Ban Meta en el evento Connect.

Sin embargo, el auge de estas tecnologías plantea inquietudes sobre su uso y el impacto en la privacidad. Recientemente, dos estudiantes de Harvard han demostrado cómo estas innovaciones pueden ser empleadas para fines poco éticos, poniendo en evidencia los riesgos asociados.

El experimento de los estudiantes de Harvard

AnhPhu Nguyen y Caine Ardayfio, estudiantes de Harvard, llevaron a cabo un impactante experimento que captó la atención de la comunidad tecnológica y del público en general. Personalizaron unas gafas Ray-Ban Meta añadiendo tecnología de reconocimiento facial en tiempo real, exponiendo a transeúntes sin su consentimiento. Este experimento, difundido inicialmente por el medio especializado 404 Media, resalta el peligroso equilibrio entre el avance tecnológico y el respeto por la privacidad individual.

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Los lentes de Meta presentan problemas de seguridad.

Los estudiantes demostraron cómo, utilizando herramientas accesibles, las gafas podían identificar a personas en la calle y obtener datos sensibles, como nombres, direcciones y redes sociales. Para lograrlo, combinaron la tecnología de grabación de video de los lentes con servicios de reconocimiento facial, concretamente PimEyes, y otras aplicaciones móviles. Este sistema, conocido como I-XRAY, aprovecha la cámara de las Ray-Ban Meta para tomar imágenes de personas en tiempo real, enviándolas a un servicio de reconocimiento facial que busca coincidencias en internet.

La aplicación se vuelve aún más compleja cuando analiza los enlaces obtenidos mediante un modelo de lenguaje grande (LLM) para extraer detalles biográficos. Esta combinación permite a los estudiantes obtener información personal sensible de las personas identificadas, como su lugar de trabajo y relaciones familiares. Durante la demostración, se pudo observar a los estudiantes interactuando con desconocidos en el transporte público, simulando conocerlos en función de la información obtenida a través de esta tecnología.

La dicotomía entre innovación y privacidad

La situación se torna más alarmante al considerar que, aunque las gafas incluyen una luz indicadora de grabación, esta puede resultar poco visible en exteriores o en multitudes. Esto plantea un grave problema sobre la falta de conciencia y consentimiento de las personas que se convierten en objeto de vigilancia sin su conocimiento. Las grandes compañías tecnológicas, como la de Zuckerberg, han estado empujando por la innovación y el desarrollo de productos disruptivos. Sin embargo, esta carrera plantea serias dudas sobre la seguridad y la privacidad de los usuarios.

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Meta, por ejemplo, señaló que sus gafas podrían ser utilizadas para entrenar inteligencia artificial utilizando las imágenes captadas por estos dispositivos. Este tipo de declaraciones evidencian que la seguridad y la protección de datos parecen no ser prioridades para las compañías, que parecen más enfocadas en dominar el mercado y obtener beneficios a corto plazo. La realidad que enfrentan los consumidores no es un futuro distópico, sino un presente en el que tecnologías potencialmente invasivas se encuentran al alcance de todos.

El reconocimiento facial, utilizado en este experimento, no se limita a las gafas Ray-Ban Meta. Este sistema podría aplicarse a cualquier cámara, lo que aumenta el riesgo de abusos en el uso de estas tecnologías. La diferencia radica en que las gafas pueden pasar desapercibidas, facilitando la obtención de información sin que las personas sean conscientes de ello.