Provoleta: secretos de una receta clásica en Argentina
Una propuesta simple y deliciosa para lucirte en la parrilla o en la cocina y llevar a la mesa el sabor inconfundible de la provoleta.
Cuando se habla de gastronomía argentina, es inevitable pensar en el asado, los choripanes y las empanadas. Sin embargo, hay una receta clásica que muchas veces actúa como aperitivo, pero que puede ser la estrella de cualquier comida: la provoleta. Este plato sencillo, a base de queso provoleta asado, condimentos y, muchas veces, un toque de creatividad, se ha ganado un lugar especial en el corazón de los argentinos.
Si bien la provoleta es un acompañamiento típico del asado, también puede prepararse en una sartén o al horno, lo que la convierte en una opción versátil para cualquier ocasión. Además, su textura crocante por fuera y suave por dentro, junto con el toque justo de condimentos, la hacen irresistible.
Un poco de historia: de Italia a la parrilla argentina
La provoleta tiene sus raíces en la inmigración italiana que llegó a la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX. Los inmigrantes trajeron consigo el "provolone", un queso típico del sur de Italia, conocido por su sabor intenso y su capacidad para fundirse. Con el tiempo, los argentinos adaptaron este queso a sus costumbres parrilleras, dando lugar a la provoleta que hoy conocemos.
La clave para lograr la provoleta perfecta es utilizar un queso provolone especial, de textura firme, que permita dorarse sin desarmarse. En el mercado, es fácil encontrar provoletas ya cortadas y listas para usar, pero también podés comprar un bloque de provolone y prepararla a tu gusto.
Receta de provoleta: paso a paso
Ingredientes
- 1 rodaja de queso provoleta (de aproximadamente 1,5 cm de grosor)
- Orégano seco, a gusto
- Ají molido, a gusto (opcional)
- Aceite de oliva, cantidad necesaria
- Sal y pimienta, a gusto
- Tomates secos o frescos, para decorar (opcional)
Desarrollo
Prepará la provoleta: Si compraste un bloque de provolone, cortá una rodaja gruesa, de aproximadamente 1,5 cm. Esto es fundamental para que el queso mantenga su forma al cocinarse.
Condimentá: Espolvoreá ambos lados de la rodaja con orégano, ají molido, sal y pimienta. Si querés darle un toque más especial, podés agregar un poco de ajo picado o un chorrito de aceite de oliva.
Elegí el método de coccíon:
En la parrilla: Colocá la provoleta sobre una rejilla o directamente en la parrilla previamente calentada. Cocinála a fuego medio hasta que esté dorada por un lado (unos 2-3 minutos), luego dála vuelta con cuidado para dorar el otro lado.
En sartén: Calentá una sartén antiadherente a fuego medio con unas gotas de aceite de oliva. Cociná la provoleta como en la parrilla, dorando ambos lados.
En el horno: Precalentá el horno a 200 °C. Colocá la provoleta en una fuente para horno ligeramente aceitada y cociná hasta que se dore.
Serví: Una vez lista, colocá la provoleta en un plato y decorala con tomates secos o frescos, un chorrito de aceite de oliva y, si lo deseás, unas hojas de albahaca para un toque fresco.
Consejos para una provoleta perfecta
- El queso adecuado: Usá provoleta específica para parrilla. Es más firme y no se derrite completamente.
- La temperatura: Asegurate de que la parrilla, sartén u horno estén bien calientes antes de colocar la provoleta.
- Evitar que se pegue: Si la hacés en la parrilla, podés usar una plancha o rejilla especial para evitar que el queso se derrita entre las barras.
Variantes para innovar
Aunque la receta tradicional es un éxito, siempre hay margen para experimentar. Algunas ideas:
- Provoleta con jamón crudo y rúcula: Después de cocinarla, agregá fetas de jamón crudo y hojas de rúcula fresca.
- Con mermelada de cebolla: Prepará una mermelada rápida con cebollas caramelizadas y servila sobre la provoleta.
- Con mix de frutos secos: Agregá almendras o nueces picadas junto con los condimentos antes de cocinar.
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