Juana Viale confesó qué es lo que más le cuesta de las entrevistas y se comparó con Mirtha Legrand
La nieta de la Chiqui habló sobre su rol como conductora y marcó la principal diferencia que tienen.
La cercanía con su abuela y su capacidad para llevar adelante el mismo formato es lo que colocó a Juana Viale como la sucesora de Mirtha Legrand. Es por eso que ella misma trazó una comparación y comentó qué es lo que más le cuesta de las entrevistas.
Sin lugar a dudas, Mirtha Legrand se ha caracterizado a lo largo de los años por hacer preguntas punzantes que incluso pueden llegar a molestar a los entrevistados. Sin embargo, tiene la habilidad de caer siempre parada, por lo que esa es la cualidad que más se le destaca.
Ante esto, desde que Juana Viale comenzó a conducir los almuerzos, utilizando el mismo formato que su abuela, lo ha hecho bien. Pese a ello, es conciente de que le falta ese don innato de ella, por lo que no temió en aceptarlo e incluso se animó a comentar la razón por la que terminan siendo tan distintas.
“A mí me incomoda mucho preguntar por la vida privada del otro y mi abuela no tiene ningún problema”, lanzó Juana Viale, en Urbana Play, sobre la principal diferencia que mantiene con su abuela, por lo que no temió en hablar sobre su propio estilo y marcar por qué es distinta a ella.
Juana Viale contó por qué sufrió ser nieta de Mirtha Legrand
En Noche al Dente, Juana Viale se animó a contar anécdotas de cuando era joven. Es por eso que contó algunas de Mirtha Legrand y lo mucho que le costó ser su nieta. Se debe a que, aunque para ella era su abuela, para el resto de las personas era la reconocida conductora que sigue siendo.
“Mi abuela siempre fue muy abuela, muy presente. Y me pasaba que estaba en la escuela y venía a sacarme a almorzar. Íbamos a El Pingüino de Palermo, una pizzería de rioba total, que quedaba en la esquina de mi colegio”, comenzó contando.
Pese a ello, todo cambiaba cuando llegaba la conductora: “Pero cuando llegaba mi abuela, no llegaba mi abuela, llegaba Mirtha Legrand. Entonces, a mí esa dicotomía, me hacía mal. ¡Me ponía furiosa! ¡¿Podés venir más disimulada?!”.
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