La dura historia de vida de "Sol" de Chiquititas: del éxito televisivo al infierno familiar
La actriz reveló los difíciles días en que fue explotada por su familia. “Mi papá me puso un revólver en la cabeza”.
Éxito, fama, un buen pasar económico, la infancia de Daniella Mastricchio que interpretaba a “Sol” en Chiquititas parecía el sueño de cualquier niña. Viajes, autos, casas con pileta, su trabajo cambió la vida de su familia. Sin embargo, unos años después la realidad le dio un duro golpe y sufrió el destrato de sus seres queridos.
“Mi propia familia me dio la espalda y a los 14, tuve que trabajar en una heladería para poder comer”, relata Daniella en una entrevista que le brindó a Tatiana Schapiro para Infobae .
Daniella cuenta que mientras trabajaba en Chiquititas su familia era funcional. “Mi mamá había trabajado en un banco y mi papá trabajaba en una empresa de construcción. Vivíamos bien: teníamos nuestra casa, nos íbamos de vacaciones”.
En cuanto a su vocación de actriz, la joven no recuerda si es propia o incentivada por sus padres. “La verdad es que no recuerdo los primeros momentos. Sí después, cuando empecé a disfrutar de todo esto: de los pasillos, de mis compañeros, de la adrenalina de grabar, de la adrenalina del teatro. Eso lo fui reconociendo en el transcurso, porque yo era muy chica. Aprendí a amarlo: lo disfruté. Sí, yo estaba muy cansada, pero porque todo era un montón.
El infierno para Daniella comienza a partir del año 97, “cuando yo tenía nueve, diez años: en mi casa se empezaron a vivir situaciones muy violentas. Y ahí se puso feo. Para mí Chiquititas, salir, ir al estudio y todo, fue una manera de encontrar una vida linda y de disfrutar algo de toda esa niñez. Iba al colegio a la mañana, a grabar a la tarde hasta la noche: no sabía bien qué sucedía en casa. De repente, un día me encontré con que mi familia se había dado vuelta. Claramente, las cosas no suceden de un día para el otro. Hubo un proceso que yo no lo vi, no lo percibí”.
“Mi papá tenía problemas muy grandes de alcoholismo. Y se había puesto muy violento, hasta el punto de usar un arma. Una noche, a mí me puso un revólver en la cabeza… Era el miedo latente, escuchabas el portón abrirse y decías: “Ahí llega…”. Era de película de terror, de cine recuerda la actriz.
En otro momento de la entrevista Danielle cuenta como su padre pudo salir de ese infierno. “En un momento estuvo muy solo. Cuando mis padres se divorcian yo me quedé con mi mamá, pero después lo vi muy solo a mi papá, vi que su vida estaba derrumbándose, y dije: “Bueno, es mi papá. No puedo dejarlo solo”. Entonces me hice cargo de un montón de cosas familiares: como mamá, como papá, como… no sé, como todo. Yo tenía 12, 13 años, había terminado Chiquititas, y me fui a vivir con mi papá. Yo sentí la necesidad de irme con mi papá y ayudarlo hasta que entendí que no era posible y que esa decisión me iba a enterrar a mí.
¿Nunca hablaste en el colegio o en la productora sobre lo que pasaba en tu casa?, le preguntó la periodista, a lo que ella respondió: “No podía porque me avergonzaba. Realmente: yo sentí vergüenza toda mi vida por esto. No me hubiese animado jamás a decir algo sobre lo que yo sentía hasta culpa. Al otro día me iba sin dormir al colegio, y de ahí me iba a grabar, como si nada pasara, porque estábamos censurados, ¿viste?
En cuanto al porqué Daniella revela públicamente su dura historia de vida, ella misma cree que fue a partir de la muerte de su papá. “Murió hace una año y medio, hubo algo liberador ahí”, dice entre lágrimas.
Al hablar sobre el dinero que ganó en la televisión con Chiquititas, Danielle cuenta que no le quedó nada. “Mis padres ampliaron la casa. Se pintaba semestralmente, se cambiaban los cuadros muy seguido. Se hizo una piscina hermosísima, que por supuesto disfrutamos todos. Un doble garaje con portón automático. No sé… Lo que te puedas imaginar. Vivíamos bárbaro, no nos faltaba nada. Pero después ya empezaron los excesos de todo tipo. Muchas cadenas de oro, muchos anillos, mucho… todo".
De Chiquititas a la dura realidad
Del mismo modo que su familia se derrumbaba, también lo hacía su carrera televisiva: Daniella se alejó de Chiquititas en 1997. “Yo digo que Sol me marcó tanto el corazón con agujeritos que dije: ‘Listo, basta’. Porque la verdad es que lo hice carne el corazón con agujeritos…”.
-¿Dejar de actuar fue una decisión tuya?, la indagó la entrevistadora, “sí, estaba en medio de todo este caos familiar, y de muchas horas de grabación y de mucha exigencia mental, emocional y física, que… que yo no… no podía estar al ritmo. A veces no dormía, literalmente. O no me animaba a levantarme ni al baño por las situaciones que tenía que pasar para llegar al baño… Cuando (mis padres) se divorcian comienza otro baile porque cada uno estaba muy en la suya: uno por su enfermedad; el otro, porque empezó a vivir una vida que por ahí necesitaba vivir hacía rato, y no podía. Y en el medio estábamos nosotros. Yo iba y venía. A veces mi mamá no estaba, se iba; y más tarde yo me quedé con mi hermano mayor. Me sentía con culpa por dejar a mi papá, después con culpa por dejar a mi mamá. La culpa me la cargué toda la vida”.
El fin del sueño
Aquel derroche de poco tiempo atrás –las vacaciones interminables, el auto que se cambiaba cada año, el oro que brillaba en muñecas y cuellos- redundó en apremios económicos. “No teníamos para comer”, recuerda Daniella, que al entrar al secundario debió buscar trabajo: lo consiguió atendiendo una heladería, luego vendiendo en un shopping.
A pesar de la dura vida que tuvo, Daniella cuenta que no se arrepiente de nada. “No me arrepiento de nada de lo que hice en mi vida, porque tengo mis hijos hermosos: Valentín de 18 años; Sol, de 11; y Bautista, el más pequeñito, que ahora va a cumplir siete. Hoy estoy casada. No es papá de ninguno de los chicos, pero hace de papá”.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario