Llevan una bomba devastadora, que causa una muerte horrorosa. Suelen esconderlos en enjambres de drones
Uno de los drones kamikaze que está utilizando Rusia contra Ucrania.
La cruenta guerra entre Rusia y Ucrania se destaca por muchos motivos en cuanto a técnicas de combate en el terreno, pero el principal es el papel crucial que están teniendo los drones y los diferentes usos que les están dando ambos bandos.
La utilización masiva de vehículos no tripulados fue esencial para equilibrar las fuerzas, dándole al Ejército ucraniano -inferior en muchos aspectos respecto al ruso- un poder defensivo que no tenía con la infantería, los blindados y los aviones.
Los nuevos drones llevan las temidas ojivas "termobáricas"
Si bien Ucrania tomó la iniciativa con los drones, Rusia supo adaptarse y ahora recurre masivamente a ellos, especialmente a los que le está suministrando Irán, uno de sus aliados y una potencia regional que también tiene conflictos con Occidente.
En los últimos meses los rusos cambiaron su táctica y comenzaron a dotar a algunos de sus drones con un tipo de bomba letal: la termobárica.
Se trata de un artefacto explosivo con un poder destructivo devastador, que produce una muerte cruel en el enemigo.
La técnica bélica, según señalan los expertos, es lanzar un enjambre de drones de señuelo sobre un blanco ucraniano, que en el interior llevan un par de artefactos con ojivas termobáricas.
De esta manera, hacen que las defensas gasten sus misiles y municiones destruyendo los señuelos, para que el dron con la bomba alcance su objetivo.
Cómo funcionan y qué producen las termobáricas
La bomba termobárica, también conocida como “bomba de vacío”, tiene una reputación temible debido a los efectos físicos que causan a personas cercanas al lugar central de la explosión.
Según explica Arthur van Coller, un experto en derecho internacional humanitario de la Universidad sudafricana de Fort Hare, una persona en el área de la explosión sufre un colapso en los pulmones y se le aplastan los globos oculares, entre otros graves daños físicos.
La "bomba de vacío" puede evaporizar todo lo que encuentra a su paso
La bomba termobárica es una munición de dos etapas. En la primera, la detonación a una altura predeterminada distribuye un aerosol compuesto por un combustible con base de carbono y partículas de metal, y se mezcla con el oxígeno atmosférico.
La segunda carga enciende esa nube, creando una bola de fuego, una enorme onda expansiva y un vacío a medida que absorbe todo el oxígeno circundante.
Su alcance es mucho mayor que el de explosivo convencional y es capaz de vaporizar todo lo que encuentre a su paso.
Arrasa con edificios reforzados, gente y equipos. Es capaz de destruir bunkers y posiciones de defensa subterráneas, lo que la convierte en un arma muy poderoso para destruir cuevas, pasadizos y túneles subterráneos.
El gran peligro del armamento termobárico como señala la ONG, Human Rights Watch, es que si se detona en un entorno urbano es "prácticamente imposible que los civiles se refugien de su efecto destructivo".
A principios de noviembre, el periódico ucraniano Kiev Post publicó un vídeo en X (Twitter) que mostraba las consecuencias de un ataque con un dron termobárico en la ciudad portuaria de Odessa.
Producción masiva de Rusia
En 2022, a los pocos meses de iniciar la invasión a Ucrania, Rusia firmó un acuerdo con Irán por 1.600 millones de dólares para el suministro de los famosos drones iraníes Shaheds.
Ese mismo año las fuerzas rusas lo comenzaron a utilizar para atacar posiciones ucranianas. Al ver la efectividad que tienen, decidieron producirlos ellos mismos con tecnología iraní.
Rusia está construyendo 50 drones por día para atacar Ucrania
La fábrica de estos drones, según reveló la agencia internacional Associated Press (AP), está ubicada en la zona Alabuga de Tartaristán, un complejo industrial a unos 1.000 kilómetros al este de Moscú.
Allí se desarrollan tanto los drones señuelo, que sirven para distraer la defensa ucraniana, como su versión más temible, con bombas termobáricas.
La planta produce alrededor de 40 drones no armados (señuelos) al día y otros 10 armados con estas bombas especiales, que son más caros y tardan más en producirse.
En el último mes hubo un uso intensivo de estos enjambres. Rusia lanzó ataques con 100 o 200 drones sobre algunas ciudades y otros blancos ucranianas. La mayoría fueron derribados, pero un puñado se colaron, lo que resultó suficiente para destruir los objetivos.
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