La pelea por un hecho de hace cinco siglos escaló y España decidió no enviará representantes a la asunción de la presidenta Claudia Sheinbaum, en México.
El presidente de México, López Obrador, y el rey de España, Felipe VI.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México desencadenó un insólito conflicto con España por lo ocurrido durante la conquista de América, hace cinco siglos, fracturando las relaciones con el país ibérico, que tiene importantes inversiones en territorio mexicano.
El mandatario mexicano viene insistiendo para que las actuales autoridades españolas pidan disculpas por la barbarie cometida en ese momento por conquistadores como Hernán Cortés, algo que todo el espectro político español rechazó de plano.
México exige una disculpa por los abusos de los conquistadores españoles
La crisis llegó a tal punto que la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, se negó a invitar a su asunción el 1 de octubre próximo al Rey de España, Felipe VI, lo que desencadenó otro choque entre ambos países.
Ante este hecho, considerado “inaceptable” por el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, Madrid decidió que no habrá representación oficial en el acto de Sheinbaum.
La crisis diplomática se da a pocos días de las diferencias que surgieron respecto a Venezuela y la legalidad del mandato de Nicolás Maduro. López Obrador es un gran defensor del líder venezolano, pese al declarado fraude electoral, mientras que España le dio refugio al rival en los comicios, el opositor Edmundo González.
El origen del conflicto
El presidente mexicano, López Obrador, reavivó la controversia en 2019 cuando envió una carta al Rey Felipe VI de España solicitando una disculpa por los abusos cometidos durante la conquista.
Lo hizo con un marcado acento político, buscando ganar simpatías nacionalistas ante las críticas que venía recibiendo por la falta de seguridad y el creciente poder de los carteles del narcotráfico.
Una movida política de López Obrador, antes de abandonar el poder
La petición causó un revuelo diplomático que tomó por sorpresa a muchos, especialmente en España, donde tanto el gobierno, los partidos políticos y varios sectores de la sociedad, reaccionaron con asombro y descontento.
En su carta, López Obrador argumentaba que el reconocimiento y la disculpa por los excesos cometidos contra los pueblos originarios de Mesoamérica eran necesarios para una reconciliación histórica justa.
"Es momento de dejar atrás las excusas y reconocer el sufrimiento infligido a las comunidades indígenas", dijo el mandatario mexicano en una conferencia. "La verdad histórica no puede ser borrada, pero es necesario hacer un gesto de reconciliación".
La respuesta de España
El gobierno español rechazó la petición casi de inmediato. La posición oficial fue clara: los eventos ocurridos hacen más de cinco siglos deben ser interpretados desde la perspectiva histórica y no pueden ser evaluados bajo los estándares contemporáneos de justicia.
La ministra de Asuntos Exteriores de España en ese entonces, Arancha González Laya, comentó que el tema de la conquista es parte de una "historia compartida" y que ambos países deberían enfocarse en el futuro en lugar de reabrir viejas heridas.
"Nosotros, como nación, no podemos asumir la responsabilidad de actos que se realizaron en contextos históricos distintos", afirmó González Laya. "España ha construido una relación profunda y respetuosa con México basada en la cooperación y el diálogo, y este tipo de peticiones no ayudan a fortalecer esa relación."
Nuevas tensiones con la llegada de Sheinbaum
El conflicto alcanzó un nuevo pico esta semana, cuando la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, decidió invitar sólo a su par español, Pedro Sánchez, dejando afuera del acto al rey Felipe VI, quien suele representar a España en las investiduras latinoamericanas.
Lo hizo, justamente, porque Madrid se negó a pedir disculpas como lo había exigido López Obrador. "Lamentablemente, dicha misiva (la de López Obrador) quedó sin respuesta", dijo Sheinbaum.
España consideró "inaceptable" que no inviten al rey Felipe VI
Sánchez consideró que se trató de una ofensa al rey y, por lo tanto, a España, y optó por no asistir al acto de asunción. En este tema, casi todos los partidos políticos españoles están de acuerdo con Sánchez, incluso la oposición de derecha del Partido Popular. Sólo lo criticaron sectores de la extrema izquierda.
"Nos parece absolutamente inaceptable el que se excluya la presencia de nuestro jefe del Estado", dijo Sánchez en una conferencia de prensa en la sede de la ONU en Nueva York.
El mandatario agregó: “Por eso hemos manifestado al gobierno de México la ausencia de cualquier representante diplomático del gobierno de España en señal de protesta".
España es el segundo país con mayores inversiones en México, por detrás solo de Estados Unidos, y miles de empresas españolas operan en territorio mexicano, entre ellas el BBVA y Santander, los principales bancos del mercado mexicano.
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