El terrible final de un alcalde de México: decapitado por los narcos

A sólo una semana de haber asumido el cargo de presidenta de México, Claudia Sheinbaum se enfrenta a otro hecho violento producto de la expansión de los carteles del narcotráfico en el país, uno de los temas centrales que no pudo resolver su antecesor, Andrés Manuel López Obrador.

En una muestra de la impunidad que tienen, los narcos del sur de México asesinaron cruelmente al alcalde de Chilpancingo, en el estado de Guerrero, un político que había proclamado su lucha contra el tráfico de drogas.

Dejaron la cabeza del alcalde en el techo de su automóvil

Los sicarios armaron una horrorosa escena conmocionó a la pequeña ciudad del sur del país: el cuerpo de Alejandro Arcos apareció en el interior de su auto, mientras que la cabeza la colocaron sobre el vehículo.

Arcos era del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), y había llegado al cargo hacía sólo seis días, en una campaña marcada por la violencia.

La anterior alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, era de Morena, el partido en el gobierno, pero cayó en el descrédito cuando un video la mostró negociando con un grupo de narcos de la zona.

Los narcos dejaron la cabeza del alcalde, sobre el techo del auto

Los narcos dejaron la cabeza del alcalde, sobre el techo del auto

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Escenario de crímenes y matanzas

Chilpancingo está ubicado en el distrito de Guerrero, un estado sureño sobre la costa del Pacífico que cobró fama por el famoso balneario internacional de Acapulco.

Pero también es conocido por los altos índices de criminalidad y la fuerte presencia de los carteles del narcotráfico.

En esta región, en 2023 robaron un vehículo blindado del gobierno a plena luz del día y tomaron a policías como rehenes para exigir la liberación de sospechosos detenidos.

Guerrero es uno de los distritos con mayor índice de criminalidad

Chilpancingo, en particular, es escenario desde hace años de sangrientas disputas territoriales entre dos grupos del crimen organizado, Los Ardillos y los Tlacos, que provocaron decenas de asesinatos.

El cuerpo decapitado del alcalde de Chilpancingo, en México.

El cuerpo decapitado del alcalde de Chilpancingo, en México.

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Guerrero también se convirtió en uno de los estados más mortíferos para los aspirantes a cargos públicos y aquellos ya electos, así como para los periodistas. Hasta el momento, al menos seis candidatos fueron asesinados en la violencia previa a las elecciones del 2 de junio pasado en el país.

Seis candidatos fueron asesinados durante la campaña electoral

El caso de Arcos conmovió nuevamente a la población, pese a estar acostumbrada a los asesinatos.

Fue la propia fiscalía del estado la que mediante un comunicado confirmó la muerte del flamante alcalde y dijo que había sido asesinado, pero sin profundizar en los detalles.

Sin embargo, en redes sociales, se viralizaron las imágenes de su decapitación y adjudicaron el crimen a la pelea entre Los Ardillos y Los Tlacos.

La exalcaldesa de Chilpancingo, Norma Otlia, de Morena, reunida con un grupo narco.

La exalcaldesa de Chilpancingo, Norma Otlia, de Morena, reunida con un grupo narco.

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Dominio narco

Los grupos de narcotraficantes tienen el control casi total de la zona, y las fuerzas de seguridad están prácticamente anuladas. Lo ocurrido hace poco más de un año atrás lo demuestra claramente.

En julio de 2023 hubo una manifestación de cientos de personas en Chilpancingo que fue organizada por Los Ardillos con el fin de obtener la liberación de dos de los líderes de la organización que habían sido detenidos por posesión de drogas y armas.

Los manifestantes bloquearon la circulación en la ruta que va de Ciudad de México al puerto de Acapulco durante dos días, se enfrentaron a las fuerzas de seguridad y robaron un vehículo policial blindado que utilizaron para embestir contra las puertas de la legislatura del estado.

Pero incluso fueron más allá. Secuestraron a diez miembros de la policía estatal y de la Guardia Nacional, así como a tres funcionarios estatales y federales, y los mantuvieron como rehenes hasta que las autoridades cumplieron sus demandas.

Más de 450.000 personas fueron asesinadas y decenas de miles desaparecieron en México desde que el Gobierno desplegó al ejército para combatir el narcotráfico en 2006.

Los políticos, particularmente a nivel local, con frecuencia son víctimas de la violencia relacionada con la corrupción y el tráfico multimillonario de drogas.