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Estuvo media hora sepultada en una obra en construcción y sobrevivió milagrosamente

Ashley Piccirilli, que ahora es piloto del Ejército de Estados Unidos, contó qué la mantuvo con vida con dos metros de tierra sobre su cuerpo.

Una mujer estuvo media hora sepultada luego de que colapsara una zanja en la obra en construcción en la que trabajaba y sobrevivió milagrosamente. Luego de ser rescatada con éxito y de transitar una extensa recuperación, contó que, si bien fueron 30 minutos dificilísimos, en ningún momento pensó que moriría debajo de la tierra.

La protagonista de esta historia tenía 32 años cuando en 2021 ocurrió este increíble accidente en Massachusetts, Estados Unidos. Ella era la única mujer en la obra y, según contó, eso la animaba a trabajar duro para mostrar su valor y no sentir ninguna diferencia con respecto a sus compañeros.

Quizás por ese motivo ni siquiera dudó cuando le encomendaron una dura tarea: instalar tuberías de alcantarillado desde la red municipal hasta una casa que estaban construyendo, en una zanja de hasta cuatro metros de profundidad y un brazo de ancho.

Era agosto y el calor en el hemisferio norte, a esa altura del año, se hacía sentir en Northampton. Sin embargo, Piccirilli se calzó los pantalones largos y se adentró en el lugar que casi se convierte en una trampa mortal. “Estaba emocionada porque estaba haciendo algo diferente. Nunca había trabajado en construcción”, se justificó.

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Ashley tenía 32 años cuando en 2021 ocurrió este increíble accidente en una obra de Massachusetts. Ella era la única mujer en la obra.

Ashley tenía 32 años cuando en 2021 ocurrió este increíble accidente en una obra de Massachusetts. Ella era la única mujer en la obra.

Hasta ese momento, era entrenadora personal y tenía una licenciatura en kinesiología de la Universidad de Massachusetts Amherst. Además, acababa de graduarse de la escuela de suboficiales de la Guardia Nacional del Ejército y había aceptado este trabajo con el fin de adquirir nuevas habilidades mientras solicitaba ingreso a la escuela de vuelo del Ejército.

El momento del derrumbe

Ashley transitaba sus primeros días en ese trabajo al que afrontaba como un desafío inédito en su vida. De hecho, estaba en su séptima jornada laboral, la segunda de su segunda semana cuando las paredes de la zanja se desmoronaron y todo se volvió oscuridad y silencio.

“Fue un silencio inquietante”, precisó. Y aseguró: “Nunca olvidaré el sonido porque me golpeó de izquierda a derecha, el sonido de la tierra fue como un silbido sobre mi cuerpo. Nunca olvidaré ese sonido”.

Ashley estaba atrapada con unos dos metros de tierra sobre su cuerpo. No podía moverse y ni siquiera tenía la posibilidad de abrir los ojos. Sin embargo, pese a ese panorama totalmente adverso, mantuvo la calma. “No me gusta esto, ¿cómo salgo?”, pensó.

“Apenas podía respirar. Respiraba muy despacio. Pero nunca pensé que moriría”, reveló. Su argumento, en la extraña calma que pudo adoptar bajo la capa de tierra que había caído sobre ella, era el siguiente: “Saben dónde estoy, van a venir a buscarme”.

Eso, dijo Ashley, a cuatro años de aquel incidente, fue lo que le permitió no entrar en pánico. “No pensé en mi familia ni en nada porque no pensé que moriría”, insistió, y dijo que tampoco, en ese momento, sintió demasiado dolor, pese a que había sufrido, entre otras lesiones, la fractura de 11 costillas y un pulmón colapsado.

La técnica para sobrevivir al derrumbe

Piccirilli reconoció de inmediato cuál era su situación y, con una frialdad admirable, tomó las decisiones más acertadas. “Tengo que respirar poco a poco”, pensó y ejecutó.

“Eso fue lo que me mantuvo con vida. Gracias a esas pequeñas respiraciones, nunca me faltó el aire”, remarcó luego. Y añadió: “Si hubiera entrado en pánico, no estaría aquí hoy. Lo creo al 100%”.

Recién cuando lograron desenterrarla, Ashley comenzó a sentir dolor y a tomar conciencia del momento que había atravesado. Pronunció unas pocas palabras en la ambulancia, donde la intubaron. Al llegar al hospital, la recibió la cirujana que, al cabo, le salvó la vida. “Vamos a ayudarle a superar esto, estás en buenas manos”, le dijo, de acuerdo con el relato de Piccirilli a People. Luego, se desmayó.

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Ashley Piccirilli, junto al equipo médico que le salvó la vida tras quedar sepultada en la obra en la que trabajaba.

Ashley Piccirilli, junto al equipo médico que le salvó la vida tras quedar sepultada en la obra en la que trabajaba.

Claro, es que su estado era muy delicado pese a la fortaleza que intentaba demostrar. Además de las costillas rotas y de la lesión en el pulmón, tenía fracturada la clavícula, laceraciones en el bazo y un orificio enorme en la vena cava, una de las venas más grandes que transporta sangre al corazón desde otras partes del cuerpo.

Ashley fue operada dos veces en el Baystate Medical Center, al que llegó con hemorragias internas. Le extirparon el bazo y entre el 15 y 20 por ciento del hígado, además de que debieron reconstruirle el esternón y el diafragma en una nueva intervención. Estuvo internada durante un mes, y luego tuvo que afrontar una dura recuperación de casi un año.

La doctora que la atendió valoró su "actitud positiva ante la vida"

La intervención de la doctora que la atendió fue tan trascendental como su fuerza de voluntad para no darse por vencida cuando estaba debajo de la tierra. “Aunque nos movíamos rápido, el corazón de Ashley se paró mientras avanzábamos para salvarle la vida”, recordó la doctora Kramen, en declaraciones al mismo medio.

“Cuando lo hizo, le abrí el pecho izquierdo para poder acceder a su corazón y a su aorta. Esta incisión también nos ayudó a ver su lesión y, afortunadamente, pude suturar el orificio", reveló.

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Ahora Ashley es suboficial del Ejército de EE. UU. y pilotea los helicópteros UH-72 Lakota y UH-60 Black Hawk desde la Base de la Guardia Nacional Aérea de Barnes en Westfield, Massachusetts.

Ahora Ashley es suboficial del Ejército de EE. UU. y pilotea los helicópteros UH-72 Lakota y UH-60 Black Hawk desde la Base de la Guardia Nacional Aérea de Barnes en Westfield, Massachusetts.

Piccirilli mostró en todo momento una fuerza increíble. “Parte de la razón por la que Ashley se recuperó tan bien fue su actitud positiva ante la vida”, destacó Kramer.

“Cuando salió de la unidad de cuidados intensivos, necesitó mucha ayuda incluso para ponerse de pie. Se esforzaba cada día y, a medida que recuperaba fuerzas, seguía retándose a sí misma para fortalecerse”, la elogió.

Tras superar ese terrible incidente, Piccirilli decidió no volver a la construcción y afrontar otros desafíos. Ahora es parte de la Guardia Nacional de Massachusetts, donde es suboficial del ejército de Estados Unidos y pilota los helicópteros UH-72 Lakota y UH-60 Black Hawk desde la Base Aérea de la Guardia Nacional de Barnes en Westfield, Massachusetts. Entre sus nuevas tareas, casi como un guiño del destino, se encuentra el transporte de evacuación médica.

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