Increíble: fue secuestrado a los 6 años y lo encontraron 70 años después
Una mujer lo secuestró cuando jugaba en una plaza de California, Estados Unidos, en 1951. Lo hallaron gracias a una base de datos genéticos.
Luis Armando Albino, a la derecha, con su hermano Roger. Había sido secuestrado de pequeño.
Cuando sólo tenía 6 años, Luis Armando Albino, un chico de Puerto Rico que vivía con su familia en Oakland, California, en la costa oeste de Estados Unidos, fue secuestrado en 1951 por una mujer que lo llevó al otro lado del país. Nunca se supo nada de él hasta que una sobrina logró ubicarlo.
La semana pasada, los diarios de California y Alida Alequin (63), la sobrina de Luis, anunciaron que habían localizado a Albino en la Costa Este estadounidense, gracias a las nuevas tecnologías, el FBI y el Departamento de Justicia.
Su madre murió sin poder verlo nuevamente
Siete décadas después, el hombre recuperó su identidad y pudo reencontrarse con un hermano, uno de los pocos familiares directos que quedaban con vida.
Había vivido setenta años bajo una identidad falsa, criado por personas que no sabían que era un niño robado. Ya es padre y abuelo, con toda una vida encima.
Había combatido en Vietnam como infante de Marina y luego trabajó como bombero, hasta que se jubiló.
Gracias al trabajo de su sobrina, de 63 años, que nunca dejó de buscarlo, pudo reconstruir su historia de vida real.
La desaparición
La tragedia de Luis comenzó el 21 de febrero de 1951, cuando junto a su hermano Roger fue a disfrutar del parque de West Oakland.
En un momento de descuido, una mujer se acercó a Luis y, con la promesa de comprarle dulces, se lo llevó del lugar. Nunca más se supo de él, hundiendo a la familia en la desesperación.
Una mujer se llevó a Luis cuando estaba jugando en una plaza de Oakland
La mujer logró llevarlo en avión a la Costa Este, donde Luis terminó en manos de una pareja. Se supone que lo vendió, aunque nadie pudo corroborarlo. La nueva familia lo crió como si fuera su propio hijo, dándole una vida plena.
Su madre biológica hizo todo lo posible para tratar de encontrarlo, pese a la incertidumbre, el miedo y la tristeza.
La familia Albino distribuyó volantes, realizó llamados desesperados por televisión, y contó con el apoyo de amigos y vecinos, pero las pistas fueron desapareciendo con el tiempo.
La nueva familia lo crió como un hijo propio
Los periódicos locales, como el Oakland Tribune, relataban el profundo dolor de su madre, quien siempre repetía: "Lo siento en mi corazón. Mi hijo sigue vivo, en algún lugar".
Sin embargo, pasaron los años y los esfuerzos de la policía y la comunidad local se estancaron. El expediente sobre la desaparición de Luis Armando Albino quedó archivado como un caso sin resolver.
La madre de Luis murió en 2005, sin poder reencontrarse con su hijo.
La búsqueda
Pese a que tenía una vida hecha, Luis Albino sentía que algo no estaba bien. A los 70 años, y aprovechando los avances de la tecnología de ADN y los bancos de datos genéticos, decidió hacerse una prueba de ADN para conocer sus orígenes. Esos resultados fueron subidos a una base de datos en Estados Unidos.
En paralelo, su sobrina Alina Alequin hizo lo mismo. Después de realizar la prueba genética, buscó en una base de datos generales y descubrió que había un 22% de coincidencia con un hombre en la Costa Este.
Una base de datos genéticos permitió ubicar a Luis
Alequin, conociendo la triste historia de su tío, pensó que podía ser él. Así que junto a sus hijas empezaron a ver fotos de Luis cuando era pequeño y de su hermano Roger en la actualidad.
Convencidas de que las pruebas de ADN no mentían, acudió a la policía. Los investigadores aceptaron reabrir el caso y buscaron al hombre en el otro lado del país. En junio pasado, la policía fue a la casa de Alequin y le dijo que habían encontrado a su tío.
“Nos pusimos a llorar hasta que se fueron los investigadores. Agarré las manos de mi madre y le dije ‘Lo encontramos’. Estaba extasiada”.
Así, tras siete largas décadas, Alequin logró ubicar a Luis y traerlo a California para encontrarse con su hermano Roger. “Se abrazaron fuerte y profundamente. Se sentaron y simplemente conversaron sobre el día del secuestro, su servicio militar y otras cosas”, contó.
En agosto pasado murió Roger, y Luis volvió al hogar que había construido en estas siete décadas.
En Estados Unidos desparecen cerca de 800.000 chicos por año, y algunas agencias como el FBI hacen un gran esfuerzo por encontrarlos. Aunque en la mayoría de los casos, no dan con ellos.
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