Insólito: Daniel Ortega asciende a su esposa a "copresidenta" de Nicaragua
Lo hizo con una reforma de la Constitución. Ahora, Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen el control de los tres poderes del Estado.
Rosario Murillo y Daniel Ortega, desde ahora copresidentes de Nicaragua
En otra polémica maniobra política, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, lanzó una amplia reforma de la Constitución para reforzar el control absoluto sobre los tres poderes del Estado, pero especialmente para ascender a su esposa Rosario Murillo al cargo de “copresidenta” del país.
De esta manera, Nicaragua tendrá en funciones dos presidentes, ya que la reforma incorpora la nueva figura en la Carta Magna.
En un manejo político insólito, el "copresidente" y la "copresidenta" podrán gozar del mismo poder y serían elegidos por sufragio universal.
Daniel Ortega concentra ahora el control de los tres poderes
Así lo estipula la propuesta de “Ley de protección de los nicaragüenses ante sanciones y agresiones externas”, que Ortega envió al Parlamento y que el oficialismo espera aprobar esta misma semana.
Ortega, quien gobierna Nicaragua desde 2007, elogió a Murillo en el acto de lanzamiento de la ley, y la calificó de “compañera imprescindible en la conducción de nuestro país”.
El mandatario, de 79 años, ya reformó la Constitución en 12 ocasiones, incluyendo una modificación que le permite ser reelegido de forma indefinida en el cargo.
El poder de Rosario Murillo
El nombramiento de copresidenta reafirma la influencia de Murillo, pero sobre todo consolida el estilo familiar y dinástico del gobierno nicaragüense, que parece copiar de la familia Kim en Corea del Norte.
Todas las decisiones importantes en el país caribeño se toman entre Ortega y su esposa, y las instituciones políticas y partidos aliados sólo acompañan las determinaciones de la pareja.
Murillo tendrá los mismos atributos que el Presidente
Rosario Murillo, a la que le gusta presentarse como poeta, activista y política, es una figura clave en la administración de gobierno y con un perfil pronunciadamente místico.
Desde su llegada a la vicepresidencia en 2017, ha sido la encargada de las comunicaciones oficiales, con un estilo marcado por un lenguaje religioso y cargado de metáforas espirituales, y también de cuestiones comerciales y negocios internos.
Murillo es una figura sumamente polarizador en la sociedad nicaragüense. Hay sectores del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que la respaldan, pero hay otros que la detestan.
La reforma otorga mayor poder a los Ortega
Uno de los cambios introducidos a la Constitución determina que la pareja gobernante será a partir de ahora “coordinadora” de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que hasta ahora eran supuestamente independientes.
Al mismo tiempo extiende de 5 a 6 años el periodo de mandato de los “copresidentes” y le otorga inmunidad total.
Otro de los cambios polémicos es la introducción de la figura de los “policías voluntarios” como "cuerpo auxiliar de apoyo a la Policía Nacional, integrada por ciudadanos y ciudadanas nicaragüenses que prestan sus servicios de forma voluntaria”.
Blanquea las brigadas oficialistas que actúan como grupos de choques
Estas brigadas, según vienen denunciando las Organizaciones de Derechos Humanos, son utilizados por el gobierno como grupos de choque en las protestas, como ocurrió en las manifestaciones de 2018.
El proyecto también blanquea algo que se venía haciendo: se podrá echar a los funcionarios públicos que disientan con “los principios fundamentales” del régimen.
El peso de la crisis y la represión
El anuncio se produce en un contexto de agudización de la crisis política, económica y social en Nicaragua.
Desde las protestas de 2018, que fueron brutalmente reprimidas, el país ha vivido un proceso de creciente autoritarismo, con elecciones ampliamente cuestionadas, cierre de medios de comunicación y persecución de líderes opositores y religiosos.
La mayoría de los dirigentes opositores y críticos del gobierno, entre ellos la cúpula de la Iglesia Católica local, fueron expulsados del país tras años de prisión. Además, ante la falta de libertades y oportunidades, miles de nicaragüenses han optado por el exilio.
El régimen está cada vez más aislado tanto en la región como a nivel internacional, lo que afecta seriamente su economía. Frente a esto, Ortega y Murillo respondieron agudizando el autoritarismo y la represión.
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