Casa de las Leyes: otras irregularidades y los daños que implica el escándalo del desvío de fondos
Por qué la investigación contra Pablo Ruiz es un golpazo a la institucionalidad, pero no sorprende del todo. ¿Qué habrán pensado los chicos que todos los días van a estudiar a la Biblioteca y se encontraron con un allanamiento?
Los coletazos de la acusación que recae sobre Pablo Ruiz, hermano de la vicegobernadora y coordinador de Casa de las Leyes, no sólo tienen una implicancia directa en el escenario político, y en la confianza de una sociedad que creyó en el discurso de enojo construido en promesas de discreción y austeridad. Revisten de una gravedad superadora, ya que lo hace de manera directa en el funcionamiento de una institución que representa al bastión de la democracia neuquina. Sin embargo, por más que la investigación llegue de forma sorpresiva, entre otras cosas porque pone al descubierto un accionar en apariencia burdo, no difiere del desmanejo y las desprolijidades con las que se venía llevando adelante la gestión.
¿Cuál es el daño que revierte un allanamiento policial en un lugar que es patrimonio histórico de los neuquinos? ¿Qué otras irregularidades hubo durante la gestión que encendieron las alarmas?¿El quiebre institucional se da ante los supuestos hechos de corrupción o se inician cuando se tira por la borda las políticas públicas que funcionan y se le da la espalda a la dinámica del lugar?
Hace exactamente un año, cuando la gestión anterior convocó a Pablo Ruiz para presentarle al equipo de trabajadores de Casa de las Leyes, se les explicó el funcionamiento del lugar; se puso a disposición los balances y estados de cuenta; se les instruyó sobre los alcances y funciones de cada departamento; pero sobre todo, fueron los mismos trabajadores quienes expusieron lo que significaba en términos reales y simbólicos dirigir esa institución. El funcionamiento del lugar estaba tan aceitado, que bastaba encender la máquina y ponerla en movimiento.
Sin embargo, nada de eso parece haber recalado en el accionar de la nueva gestión, quien había prometido honrar la investidura que exigía el cargo, darle continuidad a las políticas públicas culturales, sostener el funcionamiento de cada departamento en su vinculación con la comunidad y apoyarse en una planta de trabajo por demás capacitad y eficiente. Por el contrario, bajo la excusa de la falta de presupuesto, se le puso un freno en seco a las acciones que se venían desarrollando, se desataron una serie de irregularidades que coronaron el pasado viernes con el escandaloso allanamiento.
La debacle de Casa de las Leyes
Cómodamente alineado al lema del gobierno nacional: “no hay plata”, Pablo Ruiz inició la gestión en Casa de las Leyes. Lo hizo de manera declamativa, se encargó de que todo el mundo supiese que estaban ahí para trabajar desde el llano y ser uno más del equipo que hiciera la patriada de gestionar sin inversión.
Enseguida, en nombre de la austeridad, se dieron de baja o se desfinanciaron la mayoría de los programas, por lo que a la hora de realizar las pocas actividades que se llevaron adelante, se les pidió a artistas que participaran ad honorem, o se acompañó eventos realizados por organizadores intermediarios en donde tampoco pagaban ningún cachet, o se dejó de apoyar a instituciones con las que siempre se había construido un lazo solidario, entre otras ausencias.
Sin embargo, esas decisiones muchas veces resultaron arbitrarias y selectivas, porque a la hora de realizar eventos de la simpatía de la gestión, se invirtieron millones de pesos en cachets, como cuando se realizó el Día de la Iglesias Evangélicas a principios del corriente mes.
Si bien algunas de las actividades de los departamentos que sostienen el funcionamiento del Complejo se siguieron realizando, empezaron a escasear los recursos para garantizar los pagos en tiempo y forma a talleristas; o se empezó a rechazar toda propuesta que viniera de las jefaturas de los mismos; o a negar los recursos para ser parte de eventos en los que siempre se había estado presente, como la participación de las Bibliotecas Legislativas en la Feria del Libro de Neuquén, por mencionar algunos hechos.
Quizá por la alevosía del recorte previsto, una de las primeras medidas que tomó la gestión, fue ocultar todos los registros audiovisuales de las redes sociales que se habían realizado durante la ejecución de los programas anteriores y que implicaban una memoria cultural fundamental, intentando invisibilizar el trabajo del lugar, pero sobre todo avasallando recursos identitarios públicos.
La ausencia y los frecuentes viajes al interior de Ruiz
A la falta de recursos y las demoras administrativas, se le sumaron una serie de chisporroteos entre los trabajadores y la coordinación que empezaron a generar malestar dentro de la planta, muchas veces relacionada a la sorprendente y casi permanente ausencia de Pablo Ruiz, que aunque formalmente cumple el rol de coordinador, siempre se encuentra viajando por el interior de la provincia como acompañante político de su hermana, hecho que lo imposibilitaba a tomar las decisiones inherentes a sus funciones.
Más allá de los evidentes problemas administrativos o la falta de sapiencia para generar políticas culturales sostenibles, resulta alarmante, de ser ciertas las acusaciones, el poco respeto por un lugar donde se fundó la historia de la provincia.
Casa de las Leyes es el brazo de vinculación con la comunidad de la Legislatura de Neuquén en términos culturales y sociales. Funciona en lo que era el antiguo edificio legislativo, que en 2007, a través de la ley 2.553, fue declarado "patrimonio histórico del pueblo de la Provincia del Neuquén”. Desde sus inicios tuvo como función resguardar, difundir y visibilizar el patrimonio cultural, material e inmaterial, pero también generar un lazo real de diálogo entre la institución y la ciudadanía.
En ese edificio se construyeron los cimientos de la democracia neuquina. Ahí se reunió la Convención Constituyente que creó la Constitución provincial; asumió el primer gobernador neuquino desde la provincialización, el radical Angel Edelman; y por supuesto, se realizaron todas las asambleas legislativas hasta el traslado de la Legislatura a Leloir.
Durante la gestión pasada, se ejecutaron programas culturales que implicaron diálogo, debates, tensiones, pero sobre todo trabajo para cientos de artistas neuquinos, una política que inició en pandemia para dar respuestas a uno de los sectores más vulnerados, pero que se sostuvo en el tiempo para generar mayor cercanía con la comunidad. Entre las políticas de mayor alcance, estuvo el programa Música Activa que implicó la circulación de música nacida y criada en Neuquén por más de 40 localidades y parajes, y el registro audiovisual de los shows de más de 500 artistas, para que pudieran continuar con la difusión de su obra y permitirles una base de impulso a sus recorridos individuales.
Esas políticas, al igual que todas las actividades inherentes a cada departamento, fueron ejecutadas por todo el personal del complejo, permitiendo, entre otras cosas, tener un flujo permanente de personas circulando por el edificio, lo que impulsó a generar el Recorrido Histórico de Casa de las Leyes, que hoy otorga una nueva dinámica al lugar y que implica que cientos de niños, adolescentes y jóvenes puedan visitarlo y llevarse una radiografía fundamental de la historia política, social y cultural del territorio que habitan. Y es esa, sumada a la Biblioteca Gregorio Álvarez, a los talleres formativos, una de las pocas acciones que perduran, sostenidas exclusivamente en el trabajo del personal de planta, sin ningún tipo de inversión por parte de la gestión.
Sin rumbo
Vale decir que algunos laderos de la gestión ponen lo mejor de sí para intentar generar actividades amables, aunque ninguna se perfila a ser una política pública cultural sostenible en el tiempo, por el contrario, resultan ser sólo fuegos de artificio en un barco sin rumbo.
Como corolario, a menos de un año de asumida la gestión, Casa de las Leyes se encuentra atravesando un hecho absolutamente inédito en los últimos 40 años de democracia: un allanamiento policial ordenador por Fiscalía.
¿Qué habrán pensado las chicas y chicos que todos los días vienen a estudiar a la Biblioteca cuando encontraron que no podían ingresar por una investigación ante el presunto desvío de fondos públicos? Más allá de las coyunturas o las afinidades políticas, ¿cuánto se puede tolerar el avasallamiento a los símbolos de la democracia sin que se convierta en un insulto al pueblo neuquino? ¿Cómo se pone de nuevo de pie una institución que tanto peleó por garantizar lo que indica su génesis y ponerse a pleno servicio de la comunidad? ¿Cómo es que resulta tan fácil destruir las políticas eficientes? ¿En qué momentos se van a terminar estas prácticas de desacreditar todo lo construido por un capricho político? ¿Por qué naturalizamos con tanta facilidad la quita de derechos y no defendemos con uñas y dientes lo construido?
Las preguntas abundan, las respuestas las tendrán el tiempo, la justicia y la sociedad encontrando las herramientas pertinentes para defender lo que nos perteneces como ciudadanía: nuestros derechos, nuestra historia, nuestra identidad. Parafraseando al más amado y odiado de los políticos argentinos: primero la patria neuquina, segundo la democracia y por último, muy a lo último, los nombres. Que las bajezas de los individuos no nos quiten el orgullo de sentirnos neuquinos.
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