Chos Malal: un tesoro por descubrir en el norte neuquino
La antigua capital del territorio está rodeada de belleza natural, pero también de historia y cultura. Una ciudad que crece, pero también se moderniza.
Chos Malal, ubicada en el corazón del norte neuquino, es un destino que cautiva a quienes se aventuran a descubrirlo. Sus paisajes imponentes, su rica historia y la calidez de su gente lo convierten en un lugar único dentro de la Patagonia argentina. Viajar hacia Chos Malal es mucho más que un simple recorrido geográfico; es una transición hacia la serenidad y la introspección, un reencuentro con tradiciones que han resistido el paso del tiempo y un acercamiento a la naturaleza en su estado más puro.
El camino hacia Chos Malal es una travesía en sí misma. A medida que se deja atrás el punto de partida, ocurre una impactante transición entre el ámbito de la ciudad y la cordillera del viento. Ese momento en el que los sentidos se relajan, ocurre pasando Zapala, y más allá de las Lajas, hacia el norte, cuando los cordones montañosos empiezan a crecer en altura y sus gigantescas figuras parecen olas de tierra que, aunque imperceptibles para el limitado tiempo hombre, se han movido durante millones de años mientras eran esculpidas y peinadas por el viento, para dar forma a un paisaje maravilloso, que nada tiene para envidiarle a las quebradas salteñas, excepto los cactus.
La ruta, en consecuencia, deja de ser rectilínea y comienza a curvarse cada vez más, para lograr, como si fuera un río de asfalto, su paso fluido entre las montañas.
Así se conforma un paisaje que es sencillo pero contundente, las nubes cambian de forma y comienzan a achatarse por la altura y el viento. Los sonidos que dominan el ambiente son hacia afuera del vehículo, el del viento pre cordillerano y hacia adentro, el sonido de los pensamientos más profundos, que dan lugar a un clima perfecto para una conversación serena entre quienes comparten un viaje hacia el interior, no solo de Neuquén, sino de uno mismo.
La esencia de Chos Malal: su gente y sus tradiciones
Cuando se arriba a Chos Malal, lo primero que resalta es el semblante de su gente sencilla, cálida y generosa. Ofrecen, con su hablar pausado, un descanso para la verborragia citadina que nos acostumbra a hablar sin primero pensar lo que se va a decir. Ante una necesidad o inconveniente, el Chos Malense te ofrece su ayuda desinteresamiento, haciéndote sentir como en tu casa.
Chos Malal es parte de una tradición única del Alto Neuquén, conserva la transhumancia, un modo de producción ganadero casi extinto en el mundo, que consiste en mover al ganado por cientos de kilómetros entre las montañas, desde la invernada a la veranada y viceversa, en busca de las mejores pasturas según la estación del año. Dependiendo de la época del año, casi con seguridad, el visitante podrá ser detenido en la ruta, por un piño de cabras y ovejas, a veces con algunas vacas, custodiados por perros ovejeros y sus patrones, quienes arriba de sus enormes caballos y preparados con sus ropas de campo, jamás le niegan el saludo al visitante. En la cara del “criancero” -asi se le llama a estos gauchos neuquinos- no se refleja ningún sentimiento de inferioridad respecto del visitante por más 4x4 que tenga. En cambio, entre los surcos que el sol y el viento, que como a la montaña han esculpido la cara del paisano, puede distinguirse el orgullo que deviene como consecuencia de advertir que los visitantes admiran su fortaleza y valentía para ganarse el sustento.
Un viaje en el tiempo por Chos Malal: la primera capital de Neuquén
Comprender la historia y la política de Neuquén sin visitar Chos Malal, es prácticamente imposible. Esta ciudad resguarda el legado de lo que, durante siete años, fue la primera casa de Gobierno de la provincia. Entre 1897 y 1904, antes del traslado de la capital a la ciudad de Neuquén, el primer gobernador del territorio, el coronel José Manuel Olascoaga, sentó las bases de la institucionalidad provincial moderna. Bajo su liderazgo, se fundaron las primeras estructuras gubernamentales y se publicó el primer diario neuquino, La Estrella de Chos Malal. Hoy, este valioso patrimonio puede explorarse en el museo que honra su memoria, ofreciendo a los visitantes un viaje a los orígenes de la provincia.
Ya abandonada la vieja capital, el norte neuquino fue mezquinamente postergado durante décadas por las autoridades nacionales y provinciales, quienes tenían otro proyecto económico que ya no miraba a Chile y Mendoza, sino hacia el ferrocarril que apuntaba a la Pampa Húmeda.
Fue hasta la década del 60, cuando con el surgimiento del Movimiento Popular Neuquino, los signos vitales de la civilización y el progreso alcanzaron a las localidades alejadas de la capital, especialmente al Norte Neuquino.
Surgió en esa época el “provincialismo” una forma de administración política surgida de los comerciantes, sindicalistas, crianceros, mapuches, amas de casa, o como diría el historiador neuquino Héctor Castillo, del “puro pueblo”. Este tipo de liderazgo popular, hasta entonces, en argentina era desconocido, puesto que los intereses de la Capital Federal siempre se sobrepusieron a los de las provincias.
Si bien el MPN ya no dirige los destinos la provincia, fruto del desgaste producido por 60 años en el Gobierno, si lo hace un nuevo partido provincial de similar esencia, cuyo Gobernador, Rolando Figueroa, curiosamente es oriundo del Norte neuquino y que entre los años 2011 y 2015 fue intendente de Chos Malal.
Modernización y crecimiento en Chos Malal
En las últimas dos décadas, Chos Malal ha experimentado una notable modernización. Sus calles lucen limpias y ordenadas, y la municipalidad, con una gestión joven y dinámica, impulsa el desarrollo de diversos paseos turísticos y una pintoresca costanera. Hacia un lado, la silueta imponente de un antiguo Torreón, que alguna vez sirvió como estructura defensiva para los fundadores de la ciudad, otorga un aire histórico. Hacia el otro, el río Curi Leuvu serpentea serenamente detrás de un moderno paseo costanero, brindando un escenario perfecto para atardeceres que son auténticos poemas visuales, aún más disfrutables con mates y buena compañía.
Chos Malal no es solo un destino turístico, sino una experiencia enriquecedora que combina cultura, historia y gastronomía. Entre sus múltiples atractivos, la estrella indiscutida es el chivito del norte neuquino, que se ofrece en una variedad de preparaciones irresistibles: al asador, en sorrentinos, en empanadas y muchas más. Un deleite para los paladares que buscan sabores auténticos y tradicionales
Además, Chos Malal es la puerta de entrada obligada para descubrir las innumerables maravillas y aventuras que el norte neuquino tiene para ofrecer. Desde el bosque comunal de Huinganco hasta la impactante confluencia de los ríos Neuquén y Varvarco, cada rincón de esta región encierra una belleza singular. Lugares como Los Bolillos, el imponente Volcán Domuyo con sus termas de Aguas Calientes, el parque arqueológico de Colomichicó, el Volcán Tromen, el Mirador La Puntilla, las Lagunas de Epulauquen y la cascada La Fragua, entre muchos otros, esperan a los viajeros con postales únicas y experiencias inolvidables.
Un futuro prometedor para el turismo en el norte neuquino
A pesar de su enorme potencial, el turismo en el norte neuquino aún está en proceso de consolidación. Según datos del Observatorio de Turismo Sostenible de Neuquén, en enero, San Martín de los Andes y Villa La Angostura recibieron alrededor de 100 mil turistas, alcanzando un 80% de ocupación hotelera. En contraste, las principales localidades turísticas del norte –Chos Malal, Huinganco, Las Ovejas, Varvarco y Andacollo– recibieron en el mismo período apenas 8.500 visitantes, con un promedio de ocupación del 47%.
El turismo es la segunda industria privada con capacidad de generar empleo y recursos en la provincia, luego de la hidrocarburífera y en el norte neuquino las condiciones están dadas para su despegue definitivo. Con rutas que han extendido su alcance hasta los más lejanos parajes, una oferta de servicios en constante expansión y una creciente capacitación del capital humano –impulsada en gran parte por la Universidad del Comahue–, el futuro turístico de la región se vislumbra prometedor. Chos Malal y sus alrededores están listos para convertirse en el nuevo polo de atracción de la Patagonia, con una identidad única que combina historia, naturaleza con modernidad y hospitalidad.
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