De familias jóvenes a personas trans, quiénes son los habitantes del nuevo barrio de Neuquén

Este miércoles nació un nuevo barrio en Neuquén capital y, con él, 367 familias comenzaron a escribir un nuevo capítulo de su propia historia. Entre la emoción por el sueño cumplido y la ilusión por empezar a construir sus casas, se tejieron los primeros lazos comunitarios de una vecindad diversa, que incluye a familias jóvenes, adultos que llevaban décadas esperando una vivienda y personas de la comunidad trans, que por primera vez son incluidas en un loteo social.

Francisco Sfeir tiene 32 años y por mucho tiempo pensó que tenía una fecha de vencimiento. En Argentina, la esperanza de vida para las personas trans, como él, se calcula hoy en los 40 años. Sin embargo, ya no ve ese futuro desde la fatalidad sino con todas las ilusiones puestas en convertir ese pedacito de meseta árida en una casa con jardín. Y con esa premisa, este miércoles plantó las primeras flores.

Nacido y criado en Neuquén, siempre creyó que acceder a una vivienda propia era un sueño inalcanzable. Pero su deseo, como el horizonte, lo movía siempre hacia adelante. "Son muchos años de lucha, muchas historias, pero alimentaba mi existir y mi fortaleza por el día de mañana verlo realizado", aclaró.

Francisco paga cada cuota al Instituto Municipal de Hábitat y Urbanismo (IMUH) con "mucho esfuerzo pero mucha convicción". Por mucho que le cueste reunir el dinero, sabe que es uno de los privilegiados, ya que por primera vez el colectivo LGBTIQ+ fue incluido en un plan de viviendas.

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Claudio Espinoza

"Hace muchos años conversamos con varias compañeras para pensar en quién pudiera darnos la posibilidad de empezar a pagar nuestro terreno y formar parte de un loteo social, de un barrio", explicó. "Yo tuve suerte, pero hay compañeras que empezaron a hacerse oír y tendieron redes hacer cuatro o cinco años", contó.

El joven recibió su terreno como embanderado con las luchas pasadas. "Esto es histórico", dijo con la sonrisa indeleble que lo acompañó durante todo el acto. "Yo conocí muchas personas que hoy no están acá pero el sueño siempre fue ese. La ilusión y lo de hacernos los rulos de tener nuestro lugar para vivir y para morir", indicó.

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Claudio Espinoza

Y aunque la muerte se ve más como una certeza que como un temor indefinido para la comunidad trans, en su discurso frente al intendente Mariano Gaido y el gobernador Rolando Figueroa, Francisco aseguró que la entrega de los lotes a seis personas trans es también un acto pedagógico.

"Hoy me toca a mí, somos seis compañeras. Es un hito para los que vienen, es importante que puedan ver no solo trabajando en la calle, sino personas trans, con oficios, con casa, propietarias, con un jardín, con una cocina donde puedan habitar y seguir alimentando sueños", afirmó.

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"Hay que transmitir el disfrute y los logros para las personas que vienen. Que conozcan estas historias, que les digan "conozco a una persona trans que la viene peleando hace mucho pero que tiene su lote" y que lo vean como algo posible", aseguró.

Y Francisco quiere dar testimonio de un sueño posible con los actos más cotidianos. Se ilusiona con construir su casa cuando reúna los fondos suficientes y con habitarla para convertirse en refugio de amigos, familiares y mascotas. Y también de sus vecinos, como parte de un barrio diverso en los que puedan intercambiar un saludo cordial o actividades compartidas. "Espero el momento de que me puedan pedir una tacita de azúcar", aclaró.

Y junto a su vecina de lote, que es fanática de las plantas, hicieron el primer acto para construir un ecosistema que las incluya: plantaron una planta de menta y un rayito de sol, como los primeros brotes de un jardín que promete multiplicarse en la meseta árida de la capital.

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Claudio Espinoza

"Hoy fue la experiencia de estar en el terreno, de ver por dónde va a pasar el viento y dónde voy a recibir el sol", dijo Francisco, que dejó sus plantitas incipientes protegidas del viento futuro entre rocas y protectores de plástico. Por ahora, esas plantas serán las únicas marcas de su presencia en el lugar.

"Pagar una constructora sigue siendo un sueño lejano. Estoy haciendo esfuerzos para pagar las cuotas del terreno y así darle la posibilidad a otros de tener el mismo privilegio que yo", dijo sobre el recupero que pide la Municipalidad, que tiene un tasa de cumplimiento cercana al 92%. "Pero voy a seguir haciendo cuentas para poder poner los primeros ladrillos para soñar en ese techo", cerró.

Terrenos para familias en construcción

El nuevo barrio del Distrito 6 será también un barrio poblado de rostros infantiles. Muchas familias jóvenes disfrutaron este miércoles de la alegría por haber accedido a un lote cerca de la Autovía Norte, aunque aún siguen pensando estrategias para tener su propia vivienda en el futuro.

Vanina, de 35 años, es madre de cuatro hijos y lleva muchos años esperando por una oportunidad para dar los primeros pasos en la construcción de su casa. "Vivíamos los seis en un pedacito de terreno que nos prestó mi suegra, así que ahora estamos felices de tener nuestro propio lugar. Mi hijo mayor ya tiene 20 años así que imaginen la espera que vivimos", afirmó.

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"Hace cuatro años nos confirmaron y nos dieron la oportunidad de elegir a través de la cooperativa", dijo la mujer, que vive junto a su esposo y sus varones de 20, 15, 5 y 3 años en un terreno prestado. "Tenemos una ansiedad con el sueño de tener una casa. Está difícil construir pero no imposible. Donde se abran puertas, vamos a tratar de meterle", indicó.

Vanina y su esposo, que trabaja como taxista, planean ahorrar para empezar a construir su casa. "En la cuadra no conocemos a nadie, pero vimos varias conocidas en el barrio y eso me pone muy feliz por ellos también", aclaró

Paola, de 25 años, recibió la noticia de su lote cuando estaba embarazada. Hoy, con su hijo de 8 meses, ya pueden conocer el pedacito de meseta que será su hogar. "Cuando nos dijeron que era oficial, me largué a llorar. Tuve mucha suerte, mi nene ya va a tener una casa y ya es algo seguro", indicó.

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Ahora, la familia de tres vive en una casa alquilada. "El alquiler es cada vez más caro y en muchos lugares no aceptan chicos", dijo Paola, que ya sueña con la construcción de la casa y un patio para su familia. "No sabemos si vamos a acceder a un crédito pero al menos una solución rápida para el principio vamos a encontrar", afirmó.

"Tengo a mi sobrino que vive a una cuadra, así que es una forma de compartir juntos con ellos. A los demás no lo conozco pero ya vamos a ir conociendo a los vecinos nuevos", se alegró.

Los nuevos lotes de Vanina, Paola y Francisco son solamente tres de los 367 que se entregaron este miércoles. Cada uno de ellos encierra una historia de luchas, ilusiones y disfrute. Para el futuro, ya se proyectan dos nuevos barrios en la capital, que prometen renovar la pelea para otras 800 familias de la ciudad, que sueñan desde hace años con una casa propia.