Subestimar a los actores del narco es estar ausentes de la realidad. Esto no es Fortnite ni El juego del calamar. Es la vida real, esa que no se reinicia.
Durante el fin de semana publiqué dos informes vinculados a las dinámicas de los narcos en Neuquén. Tipos pesados que andan armados, venden droga, reclutan pibes y están dispuesto a todo por sostener y ampliar el territorio en el que se mueven.
Hay un dato simpático que tiene que ver con algún que otro lector que, desde la comodidad del celular o tal vez computadora y con una identidad falsa, hace mención de que estos narcos son “perejiles”.
El reto
Bien, les propongo que dejen el anonimato que brindan las redes sociales y vayan a golpear las casas bunker de estos “perejiles” y les digan que dejen de vender droga y de tirotearse en el barrio porque se están llevando puestas muchas vidas, algunas más rápido que otras.
Incluso, si tienen agallas más allá de tipear como un “NN” en las redes, vayan a preguntarle a los vecinos, a los que tienen coaccionados para que les guarden armas y droga, ¿qué tal la están pasando? Por ahí podría llegar a tener una mirada de la realidad por afuera de las pantallas.
También recomiendo en esa excursión por la realidad quedarse a dormir en las barriadas tomadas por las bandas narcos para que aprendan a diferenciar sonidos, no es lo mismo un tiro, el corte de las motitos, los gritos de urgencia y los de juerga. Obviamente que el reto está en que logren distinguirlos a las 3 de la madrugada y medio dormido o tipo mediodía volviendo a casa del almacén cargando las bolsas de las compras.
Ni Fortnite ni El Juego del calamar
Ver a los actores del microtráfico como actores de reparto del negocio global de las drogas es subestimar una problemática que ni siquiera han podido erradicar países del primer mundo.
Estos personajes están facturando en promedio en venta de droga casi un millón diario y hasta cuatro durante los días del fin de semana. Tienen una microeconomía que sostener y si se les cae el negocio por un allanamiento pierden mucho y en ese mundillo las cuentas siempre se ajustan. Esto no es Fortnite, cuando perdés no se reinicia.
Un dato más para esos distraídos anónimos, antes los padres se preocupaban por el horario de regreso de los adolescentes a casa, luego ya era para no cayera en la marihuana, desde hace más de una década el temor es la cocaína que fluye en Neuquén y hace estragos por su un alto poder adictivo.
Pero en la actualidad, ya no solo preocupan los adolescentes o jóvenes, sino también profesionales, empleados públicos, es decir, personas adultas que están ingresando al consumo de drogas pasados los 30 y hasta 40 años.
Es decir, la problemática es más amplia de lo que se piensa, obviamente que los adolescentes son una presa mucho más sencilla por la etapa de descubrimiento que atraviesan a cuerpo completo.
Por último, al valiente que se esconde en el anonimato, deje el mate y el celular y utilice sus manos y brazos para contener a un adicto en medio de una crisis de abstinencia, después de esa última experiencia, más intensa que “El juego del calamar”, me cuenta que tan perejiles son estos narcos.
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