Un vecino relató lo que viven de jueves a domingo por el volumen de la música y los autos que circulan a alta velocidad. El hombre decidió mudarse.
Los vecinos de Centro Este ya están hartos de convivir con un boliche bailable que no los deja dormir. El local, ubicado en Ministro González y Mendoza, suele abrir de jueves a domingo, y en cada apertura genera complicaciones con los que residen en la misma cuadra. Algunos piensan en mudarse, mientras otros repiten los reclamos a la Municipalidad.
Daniel, uno de los vecinos damnificados, de 70 años, se comunicó con LU5 para expresar su malestar por la situación. Después de dos años de alquilar una vivienda en esa cuadra, decidió mudarse hacia otro barrio más tranquilo, porque ya no tolera el volumen de la música ni los conflictos que se generan entre los asistentes del local, y que lo afectan sólo por vivir cerca.
"Si es una fiesta que se hace en un barrio una, dos noches, no sé, te lo bancás", dijo en una entrevista con LU5. Aclaró, no obstante, que el local abre los jueves, viernes y sábados, aunque hay otras noches en que se celebran fiestas privadas. Este domingo, por el feriado del lunes, también abrió.
Daniel aclaró que ya vivió varias complicaciones por la presencia del boliche en la cuadra. Una mañana, su camioneta apareció chocada, y también tuvo que limpiar la suciedad que dejan los asistentes a las fiestas, que han llegado a orinar en su vereda. A eso se suman los problemas en el tránsito: hace poco, un auto impactó de lleno contra la comisaría primera, a metros de ese lugar.
"Esto puede ser una desgracia. Dios quiera que no, pero hace poco terminó un auto arriba de una comisaría", se lamentó el vecino y aclaró que desconoce si la legislación permite que funcione un boliche bailable en una zona céntrica y residencial como Centro Este.
Aunque realizaron varias quejas a la Municipalidad, contó que sólo aparece personal de control a las 6 o 6 y media de la mañana, cuando cierra el local y las personas empiezan a desalojar la zona. Los vecinos de su edificio también conviven con la garita de colectivos, en la que muchos jóvenes se quedan esperando el transporte, con gritos que no los dejan dormir.
Aunque Daniel trató de hablar con los encargados y le prometieron bajar el volumen de la música o resolver la acústica, nunca llegó a una solución para el ruido que no lo deja dormir. A la salida, son frecuentes los gritos, las peleas y el sonido de los autos que "van a fondo". También se producen actos de vandalismo: "A un vecino le robaron los espejos".
"Les pedí que pongan algo hermético, porque a las 4 o 5 de la mañana es terrible cómo suena la música", dijo y aclaró que el local es de color negro, con pocas identificaciones en la fachada, pero con un diseño detallado en el interior.
Frente a esta situación, el hombre decidió suspender su contrato de alquiler y mudarse a un barrio más tranquilo. Sin embargo, expuso la situación para solidarizarse con sus vecinos que, en muchos casos, son propietarios y deben permanecer en esos inmuebles, mientras conviven con las noches de boliche.
El choque contra la comisaría
El pasado 2 de noviembre, alrededor de las 7:30, un joven conductor que circulaba por inmediaciones de la unidad policial, ubicada en Ministro González y Mendoza, perdió el control de su Volkswagen Golf. Sin poder evitarlo, se salió de la calzada, se subió a la vereda y terminó subido a parte de la edificación de la comisaría.
Las fotos causan impacto y hacen pensar que el joven también llevaba una velocidad considerable para escalar el cantero en el que quedó trabado el auto.
El personal policial salió de inmediato de la sede y llamó a sus pares de Tránsito, quienes luego de verificar que el joven de 26 años al volante se encontraba ileso, lo sometieron a un control de alcoholemia, que arrojó como resultado 1,61 gramos de alcohol en sangre.
El comisario José Luis Coliman, jefe de la División Tránsito Neuquén, confirmó a LMN que "se constató que carecía de toda documentación, por lo que se procedió al secuestro del vehículo”.
El conductor iba acompañado por un hombre de 32 años al que se le otorgó la libertad, mientras que el joven al volante fue buscado por su madre.
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