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El árbitro neuquino que comenzó su sueño en Don Pedro y saltó a la liga de Dinamarca

Mauro Di Leva se fue al país escandinavo hace cuatro años y sigue con el arbitraje, además de trabajar en una Multinacional. “Hay gente que no conoce a Messi y ni sabe dónde queda Argentina”, contó.

Lanzarse a sesiones de terapia puede hasta aquí que haya sido su mejor decisión para darle un giro a su vida. Mauro Di Leva, de 32 años, nunca se propuso e imaginó que podría desembarcar en Dinamarca. Y si bien su destino en mente era España, la vida lo llevó al país escandinavo, en donde tras algunas tareas laborales pudo seguir desarrollando su profesión y hobby: la de árbitro de fútbol, que inclinó la balanza para que haga sus maletas y dejará atrás a Neuquén.

En forma paralela, actualmente trabaja como Ingeniero en logística para la multinacional danesa DSV.

“Nací en Mar del Plata y viví en Neuquén más de 11 años. Neuquén para mí es mi casa porque mi etapa a partir de los 20 la viví en Neuquén hasta que me fui. Pero en la ciudad adquirí mi profesión y hobby que es el arbitraje. Prácticamente nací en la Asociación Provincial de los árbitros de Fút (Apaf), que crearon Carlos Escobar, Cristian Villarreal y Néstor Orellano. Fueron mi mentores”, contó.

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Mauro Di Leva, a los 22 años, saltó a la Liga de Fútbol de Neuquén tras su pasó por el torneo Don Pedro. Luego continuó proyectando su sueño.

Mauro Di Leva, a los 22 años, saltó a la Liga de Fútbol de Neuquén tras su pasó por el torneo Don Pedro. Luego continuó proyectando su sueño.

Mauro comenzó a dar sus primeros pasos en los torneos Don Pedro y Los Gallegos. Tenía 21 años. “De un día a otro pasé a la Lifune (Liga de Fútbol de Neuquén) cuando Luis Sánchez –por ese entonces presidente de esa entidad- le solicitó a Escobar si lo podía ayudar con el tema de los arbitrajes”, detalló.

Sus inicios como árbitro

“Ingresé con 22 años a la liga. Mientras estudiaba en la Universidad del Comahue Ingeniería en petróleo. Luego terminé cambiándome a licenciatura en matemáticas. “Para ser sincero, el arbitraje no me gustaba pero pagaba bien. Y con el tiempo pasó a ser una pasión. Ya no era la necesidad del dinero lo que movilizaba sino porque me gustaba. Junto con mi hermano jugábamos al básquet y no jugábamos fútbol, pero como mi hermano estaba haciendo el profesorado de Educación Física en el IFES fue Pichipil (h), uno de sus profesores, le preguntó si quería estar como ayudante en el torneo Don Pedro y después se dio lo del arbitraje. Fue él el que me llevó al arbitraje. Y ante la falta de plata, empezamos”, narró.

Cuando Mauro ingresó a LIFUNE, clubes como Pacífico o San Lorenzo, aún tenían su piso de tierra. “Era un poco raro el contraste porque venía de Don Pedro, en donde las canchas eran de césped y estaban en mejor estado. A pesar de eso la experiencia en la liga fue genial. Pasar por todas las categorías hasta primera, dirigir clásicos y torneos zonales, para mí fue inolvidable. Y eso me motivó para realizar el curso nacional de árbitros en AFA. En total fueron 11 años en actividad en Neuquén”, explicó.

El click en el diván y el Viejo Continente

Una hernia en la ingle mientras hacía el curso en AFA lo llevó a un psicólogo deportivo a través de Fabián Tardella, director técnico del club Río Grande. “Le pedí el contacto de Juan Pablo Dobratinich que trabaja en el Ministerio de Deportes y él pasó a ser mi psicólogo hasta recibirme de árbitro nacional. En una de esas sesiones me preguntó ¿si estaba dispuesto a más? A dar un paso más en esta vida. Primero no la veía hasta que comenzó a dar unos ejemplos. ‘No todos los árbitros y futbolistas juegan o triunfan en Argentina. Hay gente que se va por su deporte a Alemania o Canadá. ¿Por qué vos no probarías? Y ahí Juan Pablo le abrió ese campo. Además la situación económica no venía bien y después vino el COVID. Y pensé ‘quizás este es el momento (de partir)”, recordó.

A medida que se fue normalizando todo tras la pandemia de coronavirus, Di Leva sacó su pasaje con destino a Europa: “Dinamarca no fue mi primera opción y nadie en Argentina pensaría venir a este país. Mi primera opción siempre fue España pero no sabía si podía ser árbitro mañana (inmediatamente) porque pensaba que debía primero trabajar un tiempo”, explicó. Así fue que Mauro terminó arribando a Alemania, en donde estuvo dos semanas buscando trabajo.

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Ni bien llegó a Dinamarca Mauro consiguió trabajo en una granja ubicada en Christiansfeld en donde se dedicó a la gestación e inseminación de cerdos.

Ni bien llegó a Dinamarca Mauro consiguió trabajo en una granja ubicada en Christiansfeld en donde se dedicó a la gestación e inseminación de cerdos.

“Hablando con un alemán en Frankfurt me recomendó ir a Dinamarca en donde iba a conseguir ‘mejores trabajos y salarios. Me contacté con una agencia de trabajo un jueves y el lunes ya estaba trabajando en una granja de cerdos cerca de Kolding. La granja está ubicada en Christiansfeld en donde hacíamos gestación e inseminación”, recordó.

Fueron solo cuatro meses de esa experiencia porque la idea del neuquino por adopción no era quedarse mucho tiempo. “Me sirvió para hacer los papeles necesarios y hacer una entrada al país limpia. Y eso me permitió contactarme con la Federación de Fútbol de Dinamarca. Mi idea era arbitrar pero las circunstancias te llevan a tener un trabajo”, aseguró.

A diferencia de lo que puede ser otro país de Europa o Argentina, en Dinamarca no se les paga a los colegiados. “Es un sueldo muy mínimo que no te alcanza para nada. Percibís 20 euros y en este país no es nada. Ellos lo toman más como un hobby el ser árbitro porque la liga danesa tampoco es muy famosa en Europa. Todos los árbitros tienen un trabajo aparte. Si ves la liga local te das cuenta que hay mucho por trabajar. El handball es su deporte principal y después viene el hockey sobre hielo”, argumentó.

Durante su estadía como granjero, Mauro estudió cómo funcionaba el fútbol en Dinamarca y después de enviar un mail a la Federación de Fútbol lo citaron a la ciudad de Aarhus. “Les mandé videos y mi título de árbitro pero los tipos me pidieron que todo eso lo demuestre en la cancha. Después me hicieron preguntas sobre el reglamento y después pasé la prueba física. En una aplicación me abrieron un perfil y me designaron el primer partido”, describió.

El fútbol en Dinamarca

Mauro confesó que la experiencia que vivió en el campo de juego en Dinamarca lo trasladó a Don Pedro: “Todos están federados. Si vos querés armar un equipo con tus amigos no hay problemas, no necesitas formar un club. Lo federas y comenzás desde abajo. Los partidos son un poco al estilo Don Pedro y prácticamente no va nadie a la cancha. Cuando vas a ver un equipo de primera división como máximo hay dos mil o tres mil personas. El Copenhague que es el club más popular solo lleva un poco más de gente”.

Al subir de categorías, la Federación le exigió hablar un danés fluidos. “Lo estoy estudiando y lleva su tiempo porque es complicado. No hablar su idiomas hace que estés un poco relegado”, agregó.

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El árbitro en plana acción en uno de los partidos en una de las series del fútbol danés:

El árbitro en plana acción en uno de los partidos en una de las series del fútbol danés: "Los partidos son un poco al estilo Don Pedro y prácticamente no va nadie a la cancha. La Superliga es la categoría más alta", contó

En un oportunidad, compartió cancha con un compatriota. "Me causó sorpresa. Hacía unos siete años que jugaba en un equipo más chico. Cruzamos algunas palabras sobre qué hacíamos en Dinamarca. Lo que es llamativo es el equipo Midtjylland que juega la Superliga en donde hay jugadores de Uruguay y de Colombia. Después son todos daneses, noruegos e irlandeses. Entre marzo y septiembre casi se juega todos los días, hay un fútbol fuerte”, acotó.

Ante las referencias que podrían tener los escandinavos, Mauro sostuvo que algunos “no saben” ni donde queda en Argentina. “No digo que sean ignorantes porque la educación es bastante buena pero no tienen mucha idea. Y como no es un país futbolero muchos no conocen a Messi. Mucha de la gente que conoce a la Argentina por Messi o Maradona generalmente son extranjeros”, aseguró.

“Si conocen –los daneses- de Argentina por lo que pasa con la política y la corrupción, devaluación e inseguridad. Esas son las noticias que cada tanto salen en los periódicos. Hace poco salió lo que pasó en Bahía Blanca (por la inundación) y los aviones caza que Argentina le había comprado a Dinamarca", se explayó.

Luz y depresión

Buscando otro camino tras renunciar a la granja, Mauro se dirigió al lugar que lo había recibido en su llegada en tren: se fue a vivir a Koldig y nuevamente recurrió a la agencia de trabajo.

“Empecé a trabajar en un almacén que después termina comprando la empresa danesa DSV. Abría cajas y contaba camisetas, pero luego crecí porque la empresa se encarga de mandarte a hacer cursos y formarte. Ahora estoy en la parte de logística y nunca pude creer en crecer de la forma en que lo estoy haciendo. Estoy como encargado de un sistema de almacenamiento robotizado y también estoy yendo a otros países como Inglaterra en donde enseño como trabajar con ese sistema. Para tener una idea de la empresa de lo que puede ser en Argentina, es como un Mercado Libre y estoy en el área de e-commerce”, explicó.

“Me viene a un país que ni siquiera tiene costumbres parecidas a las nuestras y ni siquiera hablan nuestro idioma. Tampoco son cálidos. Acá (por Dinamarca) tenemos ocho meses con muy poca luz, hace mucho frío y la gente no sale a la calle. Si no hubiese encontrado gente como Juan Pablo (Dobratinich) y otro profesional de acá hubiese sido muy difícil”, confesó.

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Di Leva actualmente también  trabajar en la Multinacional DSV, compañía similar a Mercado Libre, en dónde se destaca como Ingeniero en logística.

Di Leva actualmente también trabajar en la Multinacional DSV, compañía similar a Mercado Libre, en dónde se destaca como Ingeniero en logística.

Treinta y siete horas semanales son las que trabaja normalmente un empleado en Dinamarca: “Si no estás trabajando pasas mucho del tiempo en tu casa porque afuera llueve, está frío o es de noche. A veces salís a las 3 ó 3:30 y ya está de noche. En invierno mucha gente entra en depresión por la falta de luz y además tiene que tomar complejos vitamínicos. Es moneda corriente aunque algunos escuchen que Dinamarca es uno de los países más felices del mundo”, advirtió.

En esta última temporada de invierno, el árbitro tuvo su alteración anímica y por ese motivo el médico está analizando qué vitaminas le han faltado. “Estos cuatro años nunca lo atravesé pero este invierno fue más duro y me he sentido más cansado. Principalmente te faltan las vitaminas C y D. En el supermercado es natural que las vendan porque todos sabemos que en algún momento te van a hacer falta”, reveló.

Nuevas costumbres

Di Leva, que hace tres años que no ha vuelto a pisar nuestro país, comentó algunas costumbres dinamarquesas o bien cómo es un día suyo: “Comemos a las 11 porque el trabajo un poco te obliga a eso. Lo bueno es que las empresas proveen comida. Solo hay que pagar un mínimo que es muy poco y vas a comer comida danesa, sobro todo mucha papa y salsas. Después comidas pesadas por el frío con mucho cerdo porque son el cuarto exportador de cerdos en el mundo”.

“Después ha y mucha gente que anda en bicicleta. Es el segundo país en el mundo que más bicis tiene después de Holanda. No se abrigan cuando llueve. Por ejemplo, nadie usa paraguas porque igual te mojas”, contó.

En tanto, en los tiempos libres se dedica a sus estudios de danés o se va a entrenar. Los fines de semana se va Alemania porque sale más barato ir de compras. La primera localidad que le queda cruzando la frontera se encuentra a 150 kilómetros. "Es legal tomar en la calle. No vas a encontrar tantos bares como por ejemplo en Inglaterra, que salen de trabajar y se van a beber una cerveza", comentó.

Puertas abiertas y familia

Mauro confesó que le gusta la vida que lleva en Dinamarca pero no descarta migrar a otro país europeo. “Estoy bien pero lo dejó un poco abierto. No le cierro la puerta a nada. Volver a la Argentina por el momento, no. Hay una barrera bastante grande de lo que vivo acá y de lo que podría vivir en el país por el trabajo presente que tengo, salvo si surgiera una vacante en Mercado Libre de allá. La empresa en la que estoy ni siquiera tiene operaciones en Latinoamérica. Creo que llega hasta México y nada más. He tenido propuestas de la empresa para ir a Singapur o Canadá por eso no le cierro la puerta a nada”, sentencia el árbitro que por lo pronto está en sus planes proyectar una familia junto a su pareja ecuatoriana.

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“No tengo planeado ir hasta el año que viene porque mi sobrina cumple 15 años. El argentino que está en Europa ve que hay otra forma de vivir y te terminás acostumbrando. Hay gente que la pasa mal y extraña, quiere volver. Por más que uno extrañe, uno entiende que la vida acá es menos difícil, que no quiere decir que sea fácil estar acá. Pero hay otras cuestiones que tienen que ver con no llegar a fin de mes. Hoy creo que es más el que se queda (en el exterior) que el que vuelve. Igual la tecnología y redes sociales te acerca más a tu familia. Siendo honesto, Juan Pablo (su psicólogo) fue quien me abrió la cabeza para tomarme un avión e intentar mi sueño de ser árbitro. Sin sus sesiones o mates no hubiese sido posible. La fe en dios y él (Juan Pablo) han sido un poco estos dos fuertes pilares en este camino”, concluyó.

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