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Gladys, la sommelier que hace 12 años hace del té un arte

En 2012 se sumergió al mundo de las infusiones y hoy conquista paladares con Kamelya Tea and More, su emprendimiento en Plottier. Ya logró más de 50 variedades.

Gladys Tancredi reconoce que descubrió todo un mundo nuevo. Y asegura que elaborar un té es todo un arte en todo sentido. Hace 12 años que comenzó con esta experimentación de raíces orientales y no “paro” con esta tradición. Sommelier de té, tea blender y experta en ceremonial y protocolo en organización de eventos es el alma de Kamelya Tea and More, espacio que creo para disfrutar y deleitar paladares con un exquisito té, acompañado de pastelería artesanal.

Nacida en Bahía Blanca, Gladys llegó a Neuquén en el año 1992 junto a su esposo y dos hijos muy chiquitos en busca de un mejor bienestar laboral. Fue así, que se radicó en la ciudad de Plottier, en donde echaría raíces. “Pudimos tener nuestra casa, crie a mis hijos, peleé contra una enfermedad durante años y para mí el Valle es nuestro hogar”, sentencia.

Gladys, que durante años trabajo en la administración pública, contó que prácticamente no era tomadora de té. Es que en ese ámbito de trabajo el café era moneda corriente en los paladares, además de un clásico como lo es el mate. “Era más del cafecito”, dijo

El puntapié inicial en este viaje de aromas y fusiones que emprendió la mujer de 64 años se dio dando clases en una escuela de gastronomía cuando durante una charla daba detalles con todo lo que tiene que ver con los servicios de mesa y organización de evento. “Me preguntaron si podía hablar de té en una pastelería inglesa y eso fue un poco el inicio para que comenzara a estudiar sobre té”, reveló.

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Camino de ida para el té

Corría el 2012 cuando decidió sumergirse en los aromas y mediante las redes Gladys encontró escuelas Occidentales que se encontraban en el país, que ofrecían cursos y capacitaciones en la especialidad. “Mi primera capacitación la hice en la escuela Argentina de Té en Rosario. Viaje durante seis meses para los encuentros presenciales porque creo que la vivencia se vive allí, con maestros que se animaron a traer de otra parte del mundo hebras importadas. Siempre hubo hebras nacionales, peros su evolución se dio en los últimos tiempos”, contó

Horacio Bustos, Victoria Bisogno, fueron otros de los maestros de la bahiense hasta que el mayor de los conocimientos lo encontró con una educadora taiwanesa: “Descubrir lo original, lo bueno y los por qué lo encontré con mi maestra Mey Shin Chen, fundadora de Pei Chen Tea Palace (Olazábal 2510, Buenos Aires), que ahora se encuentra en China hace cuatro años”, contó.

“El aroma del té, su mística, captar las hebras, el sonido que da la tetera, me fue enamorando y fui descubriendo un mundo, que ni siquiera sabía que interiormente tenía. Fue un camino de ida. No hay vuelta atrás. Comenzás un día y mañana quiere investigar otra cosa y saber más de variedades, de cómo se produce y cosecha”, aseguró

Gladys se siente como una “labradora de surcos” en la zona en relación a este universo, ya que en la zona no se sabía mucho de té. “Había una casita de té en Centenario y nada más. Creo que fui una de las primeras que comencé aprender sobre té y su historia. Hoy más información y más colegas. Yo digo, discípulos, que son chicas más jóvenes que vinieron a mis encuentros a hacer degustaciones. Muchas se entusiasmaron y tienen su emprendimiento”, reveló

Así es como Kamelya comenzó a dar sus primeros pasos y creciendo a medida que Gladys iba cosechando sabiduría: “Kamelya fue teniendo diferentes brazos y caminos porque uno fue y va descubriendo las elaboraciones de los Blends (mezcla), las catas, variedades que ni sabíamos que existían en el mundo, fusionarlo”, explicó

“Fue como comenzar y disponer de una bella mesa de té, su mantelería, vajillas, sitio. Hacer eventos de té sociales, para encuentros de amistades, afectos, y reuniones”, acotó

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Proceso, elaboración, el arte de crear

En el comienzo de su emprendimiento, Gladys compraba los Blends porque solo hacía eventos y por problemas de importación, además de no sentirse identificada con el té nacional para comprarlo, fue el motivo para aprender a blendear. “Fue hacer las mezclas con productos que fuesen patagónicos. Hay especias, por ejemplo, que hay que adquirirlas, pero comencé a crear fórmulas. Con hebras importadas, pero haciendo fusiones propias”, contó

“Los componentes tienen que estar deshidratados así sea pétalos de flores, cítricos, especias, hierbas o cascaras de cacao. Todo tiene que tener una deshidratación equilibra al igual que tiene la hoja de té. Eso para no cambiar el estadio de las hojas de té. Hay que elegir muy bien que productos mezclar y qué fórmulas armar. Todo va en un equilibrio: sabores, aromas, propiedades. Crear un Blend no es poca cosa por eso hay que saber y estudiar. Ahora tengo como 50 variedades y más de una docena de blends nuevos que se estrenaron el pasado año. Se hicieron con hebras, agroecológicas-orgánicas nacionales, de cosechas manuales. Son pequeños productores que se animaron hacer un proceso nuevo sin máquinas. Logramos tener las seis variedades de té que se logran en Asia”, resaltó

Gladys también destacó que hay que “saber” hacia quién va ser dado (el té). “Es un arte crear para orto. Para satisfacer, para encantar, hasta ronda lo saludable, porque también se arman fórmula para el bien de nuestro organismo”.

Primer blend: arte y homenaje

Perla del Valles es el nombre del primer Blend que creo en 2014 la bahiense, que aún sigue realizando. Está compuesto por té blanco (importado de Pai Mu Tan), pimpollitos de jazmines y notas de azares. “Refleja los aromas del Valle, de una plantación cuando florece entre las chacras y los aromas que hay a jazmines. Tiene un sabor dulce de un néctar. El nombre de Perla es por una muy querida amiga que hoy está en el cielo. Ella siempre me decía que tenía que hacer una casita de té en su casa (ubicada en una chacra en Allen). En honor a ella y este Valle que me cobijo. Ese primer blend fue la puerta a crear. Es como pintura un cuadro, es inspiración pura”, destacó

Con años en el tema la Sommelier tiene su clientela que le hace pedidos como es el caso de algunos locales de Neuquén (Ohana, Barta), eventos o para aquellos que utilizan su producto como suvenir de regalo. “Hace poco me toco hacer dos blend para un evento en una chacra, que tenían que reflejar la reserva ecológica del lugar donde pasa el río y hay mucha naturaleza. En post de ese lugar uno tiene que cerrar los ojos y captar las sensaciones y aromas que hay. Es pensar hacia dónde vamos. Cada uno de los que blendeamos tiene su fórmula particular, lo importante es que no se tape el té. Que no sea solo yuyitos porque el té tiene que estar presente y marcar una característica”, describió.

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El trabajo de Gladys es sumamente artesanal y el producto que elabora es a granel para consumo rápido. “No hago cantidades masivas para vender en negocios. Mis clientes ya saben y viene por determinado té y a veces lo combino con accesorios de artesanos. El mundo del té tiene arte en todo sentido; desde donde lo vamos a infusionar o tomarlo. Todo esto arma una red de emprendedores que encontramos a cierta edad de la vida un motivo para hacernos sentir que estamos vivos y que se pueden hacer muchas cosas”.

Nocturno, activo y el agua

Por lo general hay muchas personas que, por herencia familiar, por gusto o a modo de relajación, se toma su té de noche previo a dormir. Ante esa situación, recomendó: “Hay que saber que té tomar por la noche para descansar. Yo recomiendo el té Blanco o alguno que sea suave, delicado en las teínas. También los blendeados con lavanda, pétalos de rosas. Siempre con frutos o con flores. Si queremos activar hay que tomar un té verde por la mañana. Tiene ese doble misterios que te mantiene atento y relajado a la vez. Hoy, hay muchos tés que se pueden hacer y después enfriar en la heladera para tomarlo como un jugo en las comidas.

Si hay que hablar de la temperatura que lleva cada infusión, la experta en Ceremonia oriental de Té al estilo Taiji y XianDao expuso: "Se puede infusionar a 100 grados pero cambia el tiempo en que la hebra está en el agua. Hay que sacarla muy rápido porque va a soltar mucho todo. Lo que normalmente hacemos los blenders, a ciertos té como los verdes, que no poseen oxidación le damos menos temperatura y tiempo al agua. Hay que llevar a 75° -menos que el mate- y dejarlo un minuto o dos para que suelte su sabor. En el caso del té negro, que tuvo más trabajo y oxidación, hay que darle 90° de temperatura y dejarlo tres o cuatro minutos. Depende de la hebra si es más grande, enrulada, cerrada, plana y si tiene mayor o menor oxidación".

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"No debemos olvidarnos la elección de la hebra y cantidad que voy a poner por taza. Y la elección del agua. Un agua dura como la de Mendoza, el té no sale igual por sus minerales. No es como las aguas del río Limay que son más dulces. Para hacer un té lindo compre un agua de bidón pero no mineral, sino un agua baja en sodio que es lo ideal. Lo ideal es el agua filtrada de la canilla y sino de bidón. Nosotros -los neuquinos- tenemos el privilegio de tomar un agua rica", aseveró

Por otro lado, indicó que las hebras nunca tienen que ir a la basura -una vez utilizadas-, siempre tienen que ir a las plantas. Tiene que volver a la tierra porque es vida y es nutriente para nuestras plantas. "Tenemos que reutilizar lo que la tierra nos da".

Consumo y docencia: sommelier y maestra

Si tuviera que hacer un ranking de sus creaciones, Tancredi enumeró: “Aromas de Otoño; Patagonia Intensa, Frutos del Limay, Bosquecitos, Frutos de mi tierra, Apasionado, Vibrante. “En particular me fascina el wulong, también denominado té azul, y es un té chino tradicional (Camellia sinensis). Después está el Pu-erh que es un té más fermentado y muy exquisito más allá del té Blanco, que es el elite más dulce y elegante que existe. Son los brotes de primavera con los mejores nutrientes de la planta. Es el té de la mujer y sobre todo si está combinado con rosas porque son muy buenas para los órganos de las damas fértiles”, detalló.

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Gladys notó y con los años en su especialidad, que mucha más gente se ha interesado y se anima a interiorizarse sobre los blends. “Lo noto en las ferias en los visitantes que acercaron a mi stand. Uno no deja de hacer docencia nunca porque hay que enseñar para que el té se incorpore a las vidas de las personas. No importa la marca o quién lo haga, lo importante es que se consuma té: por sus propiedades y beneficios que nos da. Hay una evolución en la gente en cuanto al cuidado de su organismo y, sacar a las personas del saquito de té es una tarea difícil. No es porque venga en saquito sea malo (el té). Todo lo que venga en hierbas, (boldo, manzanilla) son infusiones, sino no hay hoja de té no lo es”, aseveró. Por ejemplo, las cajitas que pueden expresar una variedad como boldo manzanilla y limón son infusiones.

“Las tealeras fabrican una granulometría de la hoja (cosechada de maquina) son las que se hacen exclusivamente para saquitos de té –después de pasar por su molienda, secado y oxidado-. La hebra mientras más quebrada esté menos propiedades tiene porque la va perdiendo en el camino. Aparte, la gente que deja mucho tiempo el té en la taza, saca todas sus astringencias, suelta los componentes muy rápidos, entonces al quedar muy fuerte le ponen azúcar que es algo que no pude ser. Se hace un ciclo de equivocaciones de como se está infusionando”, explicó

Luego Gladys destacó que el tiempo es primordial a la hora de hacer un té porque hay que “conectarse” con ese momento.: “Es conectarte con tu interior y pensar, que esa hebra de té que fue cosechada manualmente, merece ese ratito y que nos da un montón de beneficios. De esto se trata cuando me refiero a la docencia”.

“Hay muchos jóvenes y hasta los niños toman mucho té. Su mamá viene a comprar y me cuentan que sus hijos lo toman. Y sorprendentemente el hombre toma mucho té y muy exquisitos son los que elige. Es muy desasido sobre qué quiere llevarse a su casa y la vedad que me encanta. El hombre por lo general elige té más intenso (fuerte) con más chocolate o especias, mientras que las damas van más por las flores. Está muy bueno que se rompa que el té es solo para un encuentro de señoras, porque después de un buen asado puede tomar un té ahumado con madera de pino y es espectacular”.

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