Hay 500 personas que trabajan directamente en los focos de incendio. A ellos se los asiste con un gran despliegue de personal, vehículos, aeronaves y equipamiento.
A más de 50 kilómetros de Junín de los Andes, una tranquera de estancia marca el inicio de un extenso campamento que trabaja desde hace 13 días en el combate del incendio forestal más grande que se registra en la historia de Neuquén, en la zona conocida como Valle Magdalena. Un comando unificado coordinado por el gobierno provincial trabaja a destajo para combatir las llamas de una superficie de 15.200 hectáreas con un patrimonio natural invaluable y ante el riesgo de que el fuego afecte a las poblaciones cercanas.
Adrián Barrera, Jefe de la Dirección Provincial de Manejo del Fuego, explicó que la prioridad se basa siempre en resguardar las vidas humanas. Por eso, cada día se traza una estrategia para evitar que el fuego avance sobre los parajes poblados y también para resguardar la seguridad de los brigadistas, que llegaron de la zona y también de distintos puntos del país para atacar las llamas.
Sin embargo, las tácticas se arman y se desarman en base al clima y el comportamiento del viento, que puede modificar en un minuto toda la ruta de combate del fuego. Por eso, en el campamento operativo reina un clima de actividad constante, con las hélices de los helicópteros que despegan y marcan el ritmo de otra jornada de trabajo incansable.
El casco de la estancia Mamuil Malal fue cedida por su propietario para montar las carpas militares, un hospital de campaña y hasta carpas individuales de algunos brigadistas de que otras provincias, como Santa Fe, que llegaron para prestar ayuda en el incendio forestal de Valle Magdalena. A ellos se suman otros que se alojan en el Regimiento de Junín de los Andes y otros puntos, pero que trabajan de manera extenuante para combatir un foco de incendio que no le da tregua al bosque neuquino.
Un descampado de la estancia, que alguna vez albergó partidos de polo, es hoy un helipuerto improvisado. Las aeronaves del Ejército, de Bomberos o de la provincia de Neuquén conviven con otros helicópteros más coquetos que fueron contratados por el gobierno provincial para aportar al combate aéreo de las llamas y para trasladar personal, algo fundamental en las zonas de difícil acceso terrestre.
Barrera explicó a LMNeuquén que las aeronaves de traslado de personal son fundamentales para esos sectores, porque se debe garantizar el rescate de los brigadistas ante una orden de repliegue, cuando cambia la dirección del viento y se hace imposible continuar la lucha cuerpo a cuerpo contra el fuego.
El fuego, sus consecuencias y la lucha sin cuartel
En Mamuil Malal, el verde militar de los vehículos del ejército, los camiones rojos de bomberos y las camionetas blancas del gobierno neuquino conviven atravesados por una lucha compartida contra un enemigo común: el fuego que ya abarca, 15.200 hectáreas en el límite de la provincia con Chile.
Del otro lado de la ruta 60, el humo cubre los cerros con una pátina blanquecina que logra opacar la cadena montañosa, mientras una chimenea de humo blanco evidencia cómo las llamas devoran la estancia del frente, ante la mirada impotente de su propietario, que se ajusta la boina para cubrirse de un sol inclemente que -hoy- es una mala noticia.
Los estancieros llegan al campamento para ofrecer y pedir información. Cecilia Laminart, de la Sociedad Rural de Neuquén, expresó a LMNeuquén que todos los productores se pusieron a disposición para colaborar con los brigadistas coordinados por el gobierno neuquino. "Pedimos encarecidamente que nadie prenda fuego", dijo y agregó que muchos tuvieron que mover a su ganado para evitar la mortandad.
Más tarde les tocará hacer las cuentas para calcular las pérdidas económicas de sus campos quemados, del forraje inservible o los animales afectados. Ahora no. Ahora prima lo urgente, que es apagar un foco de incendio que ya afectó una gran superficie y que amenaza con llegar también a la zona de Quillén.
El incendio en Valle Magdalena seguiría hasta marzo
Ariel Amthauer, director de Lucha contra Incendios Forestales de Parques Nacionales, aseguró que no hay pronóstico de lluvia por al menos 10 días, por lo que la lucha contra el fuego va a durar al menos hasta marzo. Y así, planifican relevos para que los brigadistas puedan descansar y ser remplazados por otros para seguir un operativo sin precedentes en la provincia.
Los brigadistas son personas capacitadas para luchar contra un incendio agresivo en un terreno complejo. Y llegan a las seis de la tarde al campamento después de una lucha desigual contra las llamas. Con el rostro tiznado, arriban al hospital de campaña del SIEN para lavarse los ojos enrojecidos por el humo y recibir las primeras atenciones.
Un gabinete psicológico provincial los asiste también para cuidar su salud emocional, frente al agotamiento y la frustración que viven cada vez que las ráfagas de viento anulan por completo sus avances contra el fuego. "Hay veces que ellos lo denuncian y otras veces lo detectamos nosotros durante la revisación médica", explicó Matías, un psicólogo del equipo.
Barrera aclaró que hay unas 500 personas trabajan en los puntos críticos, cerca de las llamas. Pero la asistencia logística en el campamento, que incluye a unas 300 personas, es tan importante como el trabajo en el terreno. Además de ofrecerle agua, alimentos y atención médica, realizan mapeos y análisis para coordinar la ayuda aérea y la provisión de combustible.
Por ejemplo, se define cuándo despega cada helicóptero y cuándo deben cargar el combustible que llega desde Neuquén en camiones cisterna. En una mañana, es frecuente escuchar las hélices y observar cómo la nave se eleva con un balde colgando, como ofreciendo una promesa de alivio.
Julieta Corroza, ministra de Desarrollo Humano, Gobiernos Locales y Mujeres de la provincia de Neuquén, se instaló en el campamento para coordinar la asistencia de todos los equipos técnicos. El resto del gabinete provincial se reparte entre las necesidades de otros puntos de Neuquén y visita el campamento según las demandas. Este miércoles están en el lugar la secretaria de Emergencias y Gestión del Riesgo, Luciana Ortiz Luna, el ministro de Gobierno, Jorge Tobares y el Ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral, Lucas Castelli.
"Estamos trabajando en la contención de los brigadistas y también de los evacuados de la escuela 187, así como las comunidades que están en la zona más próxima a los focos", afirmó Corroza, que debe repartir sus esfuerzos para atender todas las demandas de las comunidades frente a la incertidumbre y un panorama que puede cambiar a merced del viento.
Desde Manejo del Fuego aclararon que los recursos disponibles son suficientes. Sin embargo, las alertas meteorológicas por vientos fuertes o la falta de visibilidad en el aire impiden el uso de las aereonaves.
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