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La Mañana Historia

La conmovedora historia del nene autista que no durmió varias noches tras perder su pelota de Boca

Desde el domingo "no paró de llorar y preguntar por ella" y el caso movilizó a toda la región, lo que demuestra que no todo está perdido...

Fue uno de los regalos más preciados que recibió cuando cumplió su primer año. Por eso quizás la quiere tanto. Ya tiene 8 pero conserva el obsequio de sus tíos paternos con enorme cariño. Es, de hecho, su fiel compañera, la que mágicamente lo hace olvidarse de lo malo, con la que se divierte y distrae el bueno de Camilo.

Por lo expuesto, el nene radicado en Fernández Oro al que a los 2 le diagnosticaron autismo la pasó realmente mal esta semana pues se le perdió su amada pelota de Boca. Cuentan desde su entorno que incluso estuvo dos noches sin pegar un ojo y preguntando por el balón, amargura que se extendió a sus familiares, a quienes los embargó la impotencia al no poder brindarle respuestas.

Por suerte, aún quedan vecinos solidarios, de buen corazón y gente honesta. Entre todos posibilitaron que esta historia que narrará Cintia, la mamá de Cami, tuviese final feliz.

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Cintia, la mamá del nene que perdió la pelota de Boca en la Feria. Ella también recuperó recién el miércoles la sonrisa.

Cintia, la mamá del nene que perdió la pelota de Boca en la Feria. Ella también recuperó recién el miércoles la sonrisa.

“La realidad es que él no es de jugar a la pelota todavía, no entiende cómo es el juego ni las reglas pero sí interactúa con el balón, el padre intenta de que esté en contacto con la pelota, juegan con el hermano y está entre sus pasatiempos preferidos. No se desprende de ella”, aclara la progenitora del nene antes de comenzar con su relato sobre el desesperante momento que vivieron Cami y sus seres queridos.

“Yo soy artesana, en estos momentos estoy desocupada así que me apoyé mucho en la feria en el Paseo de Diseño de Oro e integro la organización. Ese día -por el domingo- dentro del festival del Verano Cultural orense, empezó a correr viento fuerte, hubo que desarmar el gazebo y todo se desmadró”, contextualizó.

“Estaban los nenes jugando y de repente a eso de las 10 de la noche nos dimos cuenta de que la pelota que uno de mis nenes había dejado en el puesto donde yo estaba desapareció en un segundo. La verdad no vimos qué pasó, nunca supimos si la pateamos sin querer mientras cuidábamos que no se nos caigan las cosas, si fue el viento, si alguien se la llevó…”, agregó la mujer que llegó con su familia al Valle hace 3 años proveniente de Buenos Aires.

Incertidumbre y angustia: el pueblo detrás de una pelota

El fútbol brillaba por su ausencia, la búsqueda no daba resultado y el desconcierto y la tristeza iban en aumento. “La empezamos a buscar, los chicos se pusieron a llorar, Camilo si bien no comunica muchas cosas no paraba de pedir ‘la pelota de Boca, donde está la pelota de Boca…’. Nos vinimos a casa porque Camilo y Emanuel estaban desconsolados”, acotó en una confesión que parte el alma y a la vez demuestra lo importante que puede ser para cualquier niño, más allá de su condición, algo tan simple como un balón.

La primera noche fue una pesadilla. Pero una pista oportuna sirvió para dar con la “número cinco” xeneize. “Dormimos mal, Camilo se despertaba y me preguntaba ‘mamá, ¿la pelota de Boca?’. Perdido por perdido empecé a mandar mensajes a todos los que estaban en los stands, a los que se habían quedado en la Fiesta, a la gente de Comercio, a las chicas del Portal de Oro. Hasta que una mamá me comentó que alguien había alcanzado la pelota al anfiteatro y que Leonor Salomone, la conductora del evento, avisó que pasaran a retirarla. Nosotros la verdad no alcanzamos a escucharlo, quizá fue cuando ya nos habíamos ido…”, explicó mordiéndose los labios en señal de lamento.

Es decir, por cuestión de minutos no se volvieron con la pelota todos contentos, lo que les hubiera evitado tamaño disgusto y ahorrado lágrimas a los más pequeños.

"La agarró y no la soltó más"

Pero afortunadamente Camilito pudo recuperar a su gran amor este miércoles, tres días más tarde: “Al final el sonidista se la había llevado, cargaron todo en la camioneta, nadie la reclamaba y se la quedó momentáneamente”.

Claro que surgió una complicación final aunque nada que impidiera el ansiado reencuentro: “El es de Allen, por el horario laboral no podía venir, terminamos yendo a buscarla a la vecina ciudad. Igual le agradecemos el gesto. Los nenes como Camilo dentro de su condición no entienden que a veces pasan cosas injustas en la vida, él quería su pelota..”.

Sobre la reacción de su hijo al ver el balón nuevamente, Cintia confió entre risas y con evidente emoción: “Cuando la recibió la agarró y no la soltó más todo el día, estuvo abrazado a ella varias horas”.

Por último, mamá coraje agradeció a “toda la gente que compartió en redes mi publicación, a Abriendo Caminos también, a las mamás que se involucraron, a las chicas de la Feria, a la radio, super agradecida con toda la comunidad por cómo se movilizaron”.

A Camilito el pueblo le dio pelota y así volvió a sonreír sin soltar siquiera para ir al baño a su amado balón azul y oro. Ahora duerme feliz de la vida y abrazado a la redonda...

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