En un caso inusual dentro de un oficio machista, trabaja en el taller de su padre Oscar y comparte su linda historia con LM Cipolletti.
El taller de Reconquista 385 está repleto de autos. Típico de la época hay mucho viajero que se acordó a último momento de poner el vehículo en condiciones antes de salir a veranear. Camionetas y traffic, incluso Mortorhome que luego de ser reparados volverán a la ruta para continuar con las aventuras, coches tradicionales y hasta algún taxi cuyo dueño espera que esté listo para seguir ganándose el peso de cada día.
Revolcada entre los fierros del tren delantero de un Gold Tren, ajustando tuercas anda Abril -25 años-, quien trabaja codo a codo con su padre, el experimentado mecánico Oscar Inella.
La imagen no deja de resultar simpática e inusual, en un oficio machista en el que son raras excepciones las mujeres que lo desempeñan. Y una de ellas es cipoleña y cuya historia comparte con LM Cipolletti.
“Desde siempre estuve en el taller, crecí acá acompañando a mi viejo. A los 19 años empecé sacando ruedas y barriendo. Después mi papá me dio mi primer trabajo, de reemplazar un embrague y a partir de ahí sigo firme acá”, comenta la joven con las manos engrasadas.
Son 6 hermanos y sólo José, el único varón, siguió los pasos de Oscar como Abril, si bien actualmente se desvinculó para trabajar en otro rubro. Pero ella es la única de las 5 mujeres que continúa la dinastía que comenzó, en verdad, el abuelo José.
Vive en las 1200 y está en pareja con Agustín, que la respalda en forma incondicional. Admite que su particular tarea genera reacciones de todo tipo: desde sorpresa y admiración a alguna mirada fuera de lugar de aquellos que no la comprenden o se quedaron en el tiempo.
“Los amigos de mi papá me felicitan, las mujeres que entran al taller se sorprenden gratamente. Me meto adentro, abajo, arriba de los autos. Soy chiquita y llama más la atención pero me atrapa esto, es una hermosa profesión, soy feliz toda engrasada. También hay mujeres medias finas que cuando mi papá me manda a comprar repuestos se me quedan mirando… Yo las respeto y no me hago problema”, confiesa mientras arma una tapa de cilindro, su tarea favorita (“me gusta armarlas bien, que quede todo impecable”).
“Hasta mi mamá Mirta a veces se asombra al ver todo lo que aprendí, me dice que tenga cuidado. Por ahí su propio auto tiene una falla, me llama y se lo resuelvo. Y la verdad que es una satisfacción doble arreglar su vehículo”, acepta con una tierna sonrisa.
Tiene en claro que la mecánica es lo suyo. Incluso a la hora de proyectar se imagina “siempre acá” en un futuro. Las jornadas arrancan bien temprano a las 8 y culminan cerca de las 17, con el té que le prepara la leal “tía Goldi, que vive en la casa que está adelante del taller”. También menciona a sus hermanas Romina, Natalia, Analía y Mayra que le hacen el aguante y si bien por ahora no tiene hijos, asegura que “disfruto mucho a mis sobrinos”.
¡Grande Pa!
La buena convivencia con su padre, en el taller y en su hogar, es clave para que Abril trabaje a gusto y no piense, laboralmente hablando, en otra cosa que no sean los fierros.
“Nos llevamos re bien, nos la pasamos haciendo chistes cuando se puede, a veces cuando hay presión o nos alteramos por una falla de un auto nos ponemos más serios y se labura más intenso, pero la armonía siempre está”, destaca la excelente relación con su progenitor al tiempo que controla el freno de una camioneta.
En esta parte del año en el que muchas familias parten de vacaciones crece la demanda en los talleres mecánicos.
Consultada acerca de cuáles son los aspectos claves a revisar antes de emprender viaje apunta: “Los trenes delanteros, si hay pérdidas de aceites, correas, embriagues, la amortiguación”, enumera y con el mameluco puesto celebra que el calor haya dado tregua este viernes.
“Acá vienen bastantes camionetas estilo Motorhome, también los Gol Trend, Ventos, Megane, autos modernos… Los clientes nos tienen confianza porque hacemos todo prolijo y en orden, hasta que no queda perfecto no sacamos ni un auto del taller”, advierte.
Más allá de lo particular de su caso, aclara que no es la única mujer mecánica en Cipo: “Tengo una amiga María Romero a tres cuadras de acá, que trabaja en un taller, me animaría a decir que somos las únicas dos pero la verdad no sé con exactitud”, indica sin arriesgarse con el dato por las dudas.
Fana del TC, de Canapino y de Colapinto
Como casi todo tuerca, es fana del Turismo Carretera. Tiene su corazoncito en Chevrolet y el multicampeón Agustín Canapino es su piloto preferido a nivel local: “Me encanta el sonido de los autos, cuando el TC viene a Centenario si nos tenemos que ir a acampar lo hacemos felices”.
Claro que el que está en boca de todos por estos días en Franco Colapinto, el argentino que acaba de ser contratado por Alpine, en lo que será su segunda temporada en la Fórmula Uno.
Y Abril expone su idolatría hacia el piloto oriundo de Pilar y un gran sueño: “Lo sigo mucho, me compré su camiseta y sería hermoso llegar a preparar su auto”, reconoce.
Un deseo más terrenal es “armar un auto de carrera con mi hermano” y, por lo pronto, hay otra fantasía familiar próxima a cumplirse. “Con mi papá estamos preparando una camioneta que nos compramos, una Berlingo, la estamos equipando y queremos hacer la ruta 40 completa”, anticipa.
En el final, envía un mensaje a las mujeres. “Hay que ser fuertes y valientes, todo se puede”. Abril, la mecánica cipoleña que sorprende y tiene convicciones "de fierro".
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