La tragedia de Bahía Blanca y el recuerdo de la inundación de Neuquén en 2014

La dramática inundación de Bahía Blanca, cuyo saldo provisorio es el de 16 muertos y con daños tan graves que las propias autoridades aseguran que hay que reconstruir la ciudad, inevitablemente trajo a la memoria la tragedia que se vivió en Neuquén, en abril de 2014.

Fueron fenómenos meteorológicos parecidos por la enorme cantidad de agua precipitada en poco tiempo y porque el resultado fue catastrófico para centenares de familias que perdieron todo.

El de Neuquén también fue un fenómeno climático atípico que comenzó el 1° de abril de aquel año y se extendió durante siete días, aunque en la última jornada un descomunal aguacero hizo que colapsara la capital. Hubo un muerto y 1.200 evacuados.

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Números de la inundación en Neuquén

Durante la madrugada del 7 de abril, una gran tormenta descargó en la ciudad toda el agua que venía acumulando desde distintos frentes, y en menos de 24 horas cayeron casi 118 milímetros, un registro que ubicaría a ese día como el segundo más lluvioso de la historia. El total de agua acumulada alcanzó finalmente los 264 milímetros, cuando la media histórica del mes en Neuquén era de tan solo 15,7.

El registro de la ciudad de Bahía Blanca también es aterrador. La tormenta descargó 400 milímetros en poco más de un día cuando la media anual es de casi 600. La expansión urbana con la consecuente impermeabilidad del suelo por el pavimento y las construcciones, más un sistema de drenaje deficiente completaron el cuadro para que ese fenómeno se convirtiera en una catástrofe mucho más grave que la que ya había ocurrido en 2023.

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El comportamiento del clima y la infraestructura

¿El cambio climático del que tanto se viene hablando influyó en este nuevo desastre que golpea a una gran ciudad?

Igual que en Neuquén con la denominada “tormenta perfecta”, los meteorólogos evitaron asociar las modificaciones del clima que ya se están reflejando en todo el mundo y afirmaron que se tratan de “eventos muy locales” que golpean con una fuerza impresionante en poco tiempo y causan los desastres que también se ven en distintas ciudades del mundo.

Por supuesto, como en todas las tragedias siempre germina la semilla de la polémica al calor de las pujas políticas por las obras que no se hicieron o que faltan hacer y por la responsabilidad de los gobiernos de turno.

Más allá de los motivos, quedó confirmado que son fenómenos cada vez más frecuentes y que no hay ninguna ciudad lo suficiente preparada para evitarlas cuando el cielo se cierra de esa manera y llueve como si fuera el último día.