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Neuquén: ¿Qué tan peligrosa para la salud es la pelusa de los álamos?

La pelusa es molesta y causa alergias. Muchas veces puede confundirse con los virus. Una infectóloga explica lo que padece mucha gente en la región.

Cada primavera, en el Alto Valle, la pelusa de los álamos se vuelve una presencia ineludible en el aire. Pero este año, parece insoportable en Neuquén y todas las ciudades del Alto Valle. El fenómeno, que no tiene toxicidad, es molesto y podría causar graves síntomas si no se lo toma a tiempo.

La reacción está vinculada a una serie de cuadros alérgicos que afectan a una parte considerable de la población, dependiendo de su sistema inmune. Y este año en Neuquén la pelusa parece volar y afectar más que antes.

Cristina Miranda, médica infectóloga del Ministerio de Salud de Neuquén, explicó a LMNeuquén que es crucial diferenciar entre las infecciones respiratorias y los cuadros alérgicos que pueden surgir en esta época del año. Es que ambos tienen características y grados de gravedad distintos.

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La pelusa de los álamos puede causar alergias y muchas veces puede confundirse con los virus.

La pelusa de los álamos puede causar alergias y muchas veces puede confundirse con los virus.

“Lo que hay que diferenciar es entre los síntomas que se dan por infecciones respiratorias y los que son secundarios o cuadros alérgicos, donde ambos potencialmente pueden ser graves o tener complicaciones, sobre todo en pacientes con patologías de base, como los asmáticos”, explicó Miranda.

Síntomas: ¿Alergias y virus?

Los síntomas alérgicos más comunes relacionados con la pelusa incluyen rinitis, picazón en la garganta, en la piel y en los ojos, junto con irritación ocular. Estos síntomas, aunque molestos, no suelen presentar fiebre, lo que los distingue claramente de las infecciones respiratorias.

A pesar de la preocupación que genera, la pelusa de los álamos en sí no es tóxica ni para humanos ni para animales.

“Lo que hay que diferenciar es entre los síntomas que se dan por infecciones respiratorias y los que son secundarios o cuadros alérgicos, donde ambos potencialmente pueden ser graves o tener complicaciones, sobre todo en pacientes con patologías de base" - Cristina Miranda - infectóloga del Ministerio de Salid de Neuquén “Lo que hay que diferenciar es entre los síntomas que se dan por infecciones respiratorias y los que son secundarios o cuadros alérgicos, donde ambos potencialmente pueden ser graves o tener complicaciones, sobre todo en pacientes con patologías de base" - Cristina Miranda - infectóloga del Ministerio de Salid de Neuquén

Sin embargo, Miranda advirtió que esta pelusa está usualmente acompañada de polen y polvo, agentes que sí desencadenan respuestas alérgicas de mayor o menor severidad según la sensibilidad individual de cada persona.

“Las alergias desencadenan una respuesta inmunológica, una liberación de histamina en el cuerpo, lo que produce síntomas que varían según la cantidad de exposición al alérgeno”, indicó la infectóloga.

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La pelusa de los álamos vuela por todos lados. Hay años que parece que hay más que en los anteriores.

La pelusa de los álamos vuela por todos lados. Hay años que parece que hay más que en los anteriores.

En cuanto a las infecciones respiratorias, destacó la aparición de virus y la estacionalidad del estreptococo, un agente bacteriano que en primavera tiende a causar escarlatina, un cuadro infeccioso caracterizado por fiebre alta, dolor de garganta y exantema cutáneo.

“Es importante diferenciar ambos cuadros, ya que las infecciones respiratorias como la escarlatina suelen ir acompañadas de fiebre, lo que no ocurre en las alergias”, aclaró.

Miranda recomendó que, en caso de padecer síntomas alérgicos, se consulte a un profesional para el uso de antihistamínicos u otros tratamientos que no presenten contraindicaciones.

A pesar de que evitar la exposición al alérgeno sería lo ideal, en esta época del año, donde el polen y la pelusa invaden el ambiente, resulta casi imposible no estar en contacto con ellos.

Así, mientras la pelusa del álamo no supone un riesgo directo para la salud, su asociación con otros alérgenos en el ambiente convierte a la primavera en una temporada complicada para aquellos con predisposición alérgica.

Una consulta médica oportuna y el manejo adecuado de los síntomas son clave para sobrellevar los días de más alta exposición.

Pelusa: ¿Hay más que años anteriores?

Si bien no hay un estudio que haya podido cuantificar el volumen de la pelusa y que, además, la pueda comparar con la cantidad que se observó en años anteriores, desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en su sede de Guerrico, llevan adelante una investigación sobre estos árboles.

La pelusa del álamo no supone un riesgo directo para la salud, su asociación con otros alérgenos en el ambiente convierte a la primavera en una temporada complicada para aquellos con predisposición alérgica.

Esteban Thomas, ingeniero forestal del INTA Alto Valle, lleva adelante desde el 2008 evaluaciones de nuevos clones de álamos y sauces para ser cultivados en la región, como cortinas, rompe vientos y forestaciones en macizos.

Para entender por qué los álamos y sauces producen pelusa en primavera, Thomas explicó a este diario en una nota, que lo que llamamos "pelusa" son unas fibras que rodean a las semillas dentro del fruto (cápsula) de estas especies.

"Cuando las cápsulas de los álamos se abren, empiezan a dispersarse las semillas, junto con las fibras (pelusas). Esto ocurre en álamos y sauces femeninos, en los masculinos no porque no forman fruto", explicó.

Según comentó el ingeniero forestal, los álamos producen inflorescencias, que después se transforman en cápsulas que maduran y se abren para favorecer la dispersión de las semillas.

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