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Neuquén y el futuro del peronismo: ¿nace una nueva alternativa política?

¿Por qué el peronismo, tanto a nivel provincial como nacional, no ha logrado generar nuevos referentes renovadores de la acción política?

Luces y sombras de un peronismo en crisis. ¿Podrá constituirse una socialdemocracia que se oponga a las políticas de extrema derecha en Argentina? Una vez más, los representantes de Cristina Kirchner en Neuquén, Ramón Rioseco y Oscar Parrilli, se reunieron a puertas cerradas, para trazar la estrategia de la próxima campaña electoral en Neuquén.

Esta escena se ha repetido tantas veces en las últimas dos décadas que resulta innecesario enumerarlas. La verdadera pregunta es: ¿por qué el peronismo, tanto a nivel provincial como nacional, no ha logrado generar nuevos referentes capaces de renovar sus ideas y revitalizar su acción política?

Mientras la derecha en Argentina logró renovar su espacio incorporando figuras que, más allá de gustos o rechazos, representan algo novedoso —con Javier Milei como el ejemplo más evidente—, ni el peronismo ni el kirchnerismo han sabido ofrecer una verdadera renovación, ni en candidatos ni en ideas.

El peronismo

Hubo un tiempo en que Sergio Massa se presentó como la cara de una renovación peronista en oposición al kirchnerismo, lo que le otorgó una gran popularidad. Sin embargo, terminó cediendo a la tentación del poder inmediato que le ofreció Cristina Kirchner, vendiendo su identidad a un esquema agotado y aferrándose a una estructura política cuyo ciclo ya había expirado tras la pandemia.

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Quizás el único atisbo de renovación dentro del peronismo sea la tímida desviación que Axel Kicillof intenta esbozar desde la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, sigue atado por un sólido cordón umbilical a su madre política, Cristina Kirchner, y a un modelo económico y político del que no solo fue defensor ideológico, sino también ejecutor directo durante su gestión al frente del Ministerio de Economía entre 2013 y 2015.

Por otro lado, resulta imposible ignorar los recientes y desafortunados comentarios “anti-charango” de Miguel Ángel Pichetto, quien representa una de las tantas ramas del peronismo que han sabido acomodarse al calor del poder, sin importar quién lo ostente. Al igual que Daniel Scioli y otros tantos dirigentes, Pichetto ha “peronizado” diversos espacios de centro derecha en Argentina, adaptándose siempre a la coyuntura sin perder su vocación de supervivencia política.

Breve historia del peronismo

El peronismo ha sido la expresión argentina de la socialdemocracia, el Estado de bienestar o el colectivismo, según cómo se prefiera llamarlo. Surgió de manera natural en un contexto de profundas transformaciones sociales: la migración masiva del campo a la ciudad, la llegada de inmigrantes europeos y el desarrollo de la industria generaron una clase trabajadora que comenzó a exigir mejores condiciones laborales y económicas.

En su primer gobierno, iniciado en 1946, Juan Domingo Perón canalizó y lideró esas demandas, desplazando al socialismo como referente de los sectores populares. Su irrupción representó una paradoja política: un militar, perteneciente a una corporación tradicionalmente alineada con la derecha, impulsando reformas progresistas que promovieron la industrialización, la ampliación de derechos laborales, el voto femenino y la provincialización de territorios como Neuquén, que hasta entonces carecían de representación política.

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Estos factores forjaron una alianza duradera entre los sectores populares y sindicales con la figura de Perón, lo que en gran medida explica por qué, a 79 años de aquel primer gobierno, el peronismo sigue siendo un actor central en la política argentina.

Sin embargo, otro factor clave en la vigencia del peronismo, ha sido su marcado personalismo, una característica que ha moldeado su historia y su forma de ejercer el poder de manera negativa, que generación tras generación se ha enquistado como una mala herencia.

Las sombras del peronismo

Tarde o temprano, con Perón o sin Perón, muchas de las reivindicaciones sociales que promovió habrían terminado por materializarse en Argentina, como sucedió en gran parte del mundo. Sin embargo, su liderazgo no solo canalizó esas transformaciones, sino que también monopolizó la agenda pública a través de un intenso adoctrinamiento de las masas populares.

Las recurrentes intervenciones de la embajada de Estados Unidos, con Spruille Braden a la cabeza, y los sucesivos intentos de golpe de Estado en su contra, enmarcados en la Guerra Fría entre capitalismo y comunismo, le sirvieron a Perón como la excusa perfecta para librar una batalla desigual contra la oposición en nombre de la democracia. Durante sus gobiernos, los recursos del Estado se usaron sistemáticamente para consolidar su liderazgo, comprar voluntades y distribuir beneficios no en nombre de las instituciones, sino de su propia figura o, en su defecto, de la de Evita.

Así, lo que comenzó como un movimiento en busca de justicia social derivó en una maquinaria obsesionada con la victoria a cualquier costo. Mientras el camino de la justicia está guiado por reivindicaciones, el de la victoria suele estar plagado de justificaciones e incluso de injusticias. Esa lógica de permanencia en el poder explica en gran medida los sucesivos déficits fiscales, la asfixiante carga impositiva sobre el sector productivo, el endeudamiento intergeneracional y la inflación que ha empobrecido a las masas.

javier milei alberto fernandez

El resultado de esta dinámica ha sido un país atrapado en un ciclo constante: gobiernos no peronistas enfrentando la resistencia del peronismo o gobiernos peronistas luchando por sostenerse en medio de sus propias contradicciones.

Las luces del peronismo

Como no todo es blanco o negro, y para dejar en claro que este no es un artículo anti-peronista, sino un intento por abrir el debate sobre la necesidad de un espacio político de centro que pueda ofrecer una oposición real a la extrema derecha, es justo reconocer algunas políticas públicas positivas impulsadas durante gobiernos peronistas.

Uno de los mayores logros ha sido la consolidación de un sistema de salud pública gratuito y de calidad, un bien que los argentinos muchas veces no valoran hasta que deben enfrentar una enfermedad en el extranjero y descubren el altísimo costo de la atención médica o, peor aún, su ausencia. Lo mismo ocurre con la educación pública: su impacto se hace evidente cuando vemos la gran cantidad de estudiantes extranjeros que eligen nuestras universidades o cuando reconocemos la excelencia de los profesionales de la salud formados en instituciones estatales.

Otro ejemplo concreto de la importancia de la presencia del Estado en sectores estratégicos, especialmente para los neuquinos, ha sido la reestatización de YPF impulsada por Cristina Kirchner.

Gracias a esa decisión, Argentina pudo tomar el control estratégico sobre Vaca Muerta, una de las reservas energéticas más importantes del mundo, que por sí sola, tiene el potencial de poner al país económicamente de pie.

Cristina Fernández compartió con el titular de YPF, Miguel Galuccio, y el gobernador Buzzi el acto en Comodoro Rivadavia. (Telam)

Bajo la administración privada de la española Repsol, esa posibilidad nunca se habría concretado, ya que su único interés era la explotación sin inversión ni desarrollo a largo plazo.

¿Puede construirse una social democracia mas allá del peronismo?

Hoy, la intención de voto está concentrada en el centro derecha, como consecuencia de las sombras del peronismo. Los resultados de las últimas encuestas, anticipan que, en las próximas elecciones legislativas, el peronismo sufrirá la que quizás será su derrota electoral más grande de la historia. Consciente de esto, el Gobernador Neuquino, Rolando Figueroa, advirtió "Que no vayan a perder las dos bancas que tienen en el Senado por ladrarle a la luna, porque los neuquinos tenemos otra forma de trabajar"

¿Esto significa que Argentina realmente se dirige a un inexorable camino al liberalismo extremo como profetiza Milei, o acaso Argentina recorre una transición donde el peronismo y el Kirchnerismo sufrirán su última gran derrota, para dar lugar así a nuevos liderazgos, que promuevan un Estado de bienestar, pero sin caer en las sombras del déficit fiscal?

Rolando Figueroa junto Mariano Gaido e intendentes de distintas provincias firmaron un acuerdo para aplicar soluciones de inteligencia artificial (10).JPG

A nivel local, el modelo político de la Neuquinidad impulsado por el gobernador Rolando Figueroa pondrá a prueba en las urnas electorales este año su experimento político de centro, que propone un equilibrio entre la intervención estatal y la responsabilidad fiscal.

A nivel nacional el peronismo enfrenta hoy su dilema más profundo: aferrarse a las viejas estructuras y seguir perdiendo terreno, o bien emprender un proceso real de renovación que trascienda los liderazgos personalistas y las fórmulas agotadas.

La historia argentina demuestra que el país no puede prescindir de una fuerza política que articule un modelo de desarrollo con justicia social, pero tampoco puede seguir tolerando los errores y excesos que la llevaron al fracaso. Si el peronismo no es capaz de reinventarse con nuevos liderazgos, ideas y prácticas, la historia no tendrá piedad: quedará relegado a un papel testimonial mientras otros ocupan su lugar en la construcción del futuro del país.

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