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La Mañana Mamá

Orgullo de mamá: de vender diarios en Cipo para ayudar en casa a reactivar el barco científico Chikyu

La emocionante historia de Francisco, un experto en ingeniería naval y oceánica y embajador de Cipolletti en el mundo. La admiración y gratitud hacia esa madre que hizo de todo por él y sus hermanos.

En la previa al Día de la Madre, esta nota podría representar también un humilde reconocimiento a esa incansable mujer que se desvivió para poder salir adelante con sus hijos desde las condiciones más adversas y humildes.

Claro que a Francisco Zilli Raflecia le cabe enorme mérito ya que luego fue él quien escribió su propia historia, esa que seguramente llena de orgullo a Ana, su hidalga mamá.

Nadie regala nada en esta vida y menos elogios. Sin embargo, la devolución más frecuente que recibe en sus publicaciones de redes sociales es una única y breve palabra que muestra la admiración que genera: "capo".

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Francisco con su mamá siendo muy joven.

Francisco con su mamá siendo muy joven.

“De Cipo para el mundo”, como le escribió un ex compañero de la compañía SLB. De vender diarios a formar parte del equipo que reactivó el barco científico Chikyu. De subirse a la bici para “tirar currículum” en nuestra ciudad a no bajarse, en la actualidad, de los más imponentes buques petroleros.

Se trata del experto en ingeniería naval y oceánica que en la cresta de la ola no se marea y conserva el bajo perfil y muy buena memoria… Es que al repasar desde un hotel de Holanda su fascinante y emocionante recorrido, lo primero que remarca es de dónde viene y cuánto la luchó él y ni hablar esa señora a la que tanto idolatra (su mamá).

“Soy hijo de madre separada y padre ‘inexistente’… Nací en Plottier y a mis 7 años nos fuimos a vivir a Cipolletti, en un Hostel de calle Saénz Peña con mi vieja y dos hermanos”, recuerda este embajador cipoleño en otras latitudes.

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Participa en Congresos Navales.

Participa en Congresos Navales.

“Enseguida nos mudamos a la casa de una persona que mi mamá cuidaba en el barrio 12 de Septiembre y tenía cáncer, luego falleció… Otra vez no teníamos dónde ir y la mucama de la casa de al lado, nos dio un espacio en calle Ecuador, vivíamos en una pequeña habitación… Hasta que salió un plan de viviendas en el barrio Bogotá y allí nos trasladamos. Hoy está alquilada esa vivienda y por suerte a mamá no le falta nada, lo cuál me da mucha satisfacción”, evoca, sin renegar del pasado, quien realizó la Maestría en una Universidad de España.

“Ella trabajaba 16 horas e igualmente no alcanzaba. Hay una foto en la escuela primaria en la que están todos con delantal menos yo, porque no teníamos", comenta sin avergonzarse, al contrario, inflando el pecho por todo lo que vino después.

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La famosa foto de Francisco sin delantal en la escuela.

La famosa foto de Francisco sin delantal en la escuela.

"Así que empecé de chico a vender diarios, desde las 4 hasta las 7 de la mañana. Recuerdo que una vez uno de los históricos vendedores se enojó feo conmigo porque estaba invadiendo sin querer su territorio”, amplía con anécdota risueña incluida.

Yo te "barco"

Contratado siempre por poderosas empresas internacionales, en 2005 se marchó del país, al que trata de regresar cada vez que sus exigentes compromisos se lo permiten. Su primer destino fue Africa (“tuve que llevarles libros porque no me creían que el Che Guevara era argentino”), y al año y medio surgió una tentadora posibilidad laboral en las Islas Borneo, Malasia, y al fin pudo llevar con él a sus hijos Mateo y Giuliano (“son mis pilares, mis puntales y hoy están en la Facu”) y a su esposa María José (“mi primera y única mujer, una genia”).

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Junto a su esposa y sus hijos en 2005 al partir.

Junto a su esposa y sus hijos en 2005 al partir.

Claro que antes hubo que cumplir con un trámite no menor… “Fue gracioso porque de la empresa me exigieron casamiento y obvio elegimos Cipolletti, así que fue un viaje medio de emergencia y agradecidos a esos dos amigos que nos salieron de testigo un miércoles al mediodía”.

Gerente de mantenimiento de barcos, plataformas, groso en electrónica, entre otras tareas resonantes menciona que “hicimos el primer wi fi del mundo en barco plataforma y me di el gusto de actualizar los barcos más grandes, además del lujazo de haber formado parte del equipo que reactivó el Chikyu”.

Siempre ligado al petróleo se codeó con verdaderos bochos en su rubro, incluso con talentos codiciados por “equipos de Fórmula Uno”. Y entre tanto aeropuerto, un día conoció a un tal Leo Messi "cuando él aún viajaba en primera".

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Nostálgico y agradecido, cada vez que pega la vuelta siente la necesidad de cumplir con hermosos rituales que le llenan el alma. “Cuando era chico iba mucho a la biblioteca, como no teníamos libros en casa me la pasaba allí y siempre me sentaba en el mismo lugar. Cuando volví ya radicado en el exterior, fui con mis dos hijos, entramos y me senté en el piso de arriba en el mismo lugar de toda la vida. Fue muy lindo cuando la mujer que trabaja allí se me acercó y me preguntó ‘sos el que venía hace muchos años…’. Dos por tres retorno y también a veces me siento enfrente de donde está el vendedor de los diarios que me peleaba y al que respeto mucho, lo miro 10 minutos, le compro sin que me reconozca y me vuelvo a casa”, revela esa costumbre que le permite sumergirse en el túnel del tiempo. Y, desde luego, se le pianta un lagrimón.

Su rica experiencia laboral continuó por República Democrática del Congo, Namibia hasta que regresó a Neuquén “como gerente de mantenimiento de campo de todo Vaca Muerta. Pero en 2019 surgieron proyectos especiales y anduvo por Brasil y luego por España, donde me encargué de reactivar y hacer mantenimiento de barcos de perforación ultraprofundo, de 1500 a 2000 metros… De ahí a Rusia y luego Japón, con el proyecto de reactivar el único barco que perfora vertical en el mundo. Y en la actualidad resido en Guayana y estoy a cargo todo lo que es el Caribe. Ocasionalmente estos días en Holanda que vine a probar equipos”, resume su increíble trayectoria.

Fran es aquel chico que comenzó engrasando ejes en el taller de Guillermo Cifuentes –“un día lo crucé en una donación de sangre, no me reconoció pero igual le regalé envuelto un billete de Malasia en agradecimiento”-. Es el que en uno de sus trabajos locales rescató manuales de la basura que lo nutrieron de sabiduría, el que suele brindar charlas en las escuelas regionales y contribuyó al crecimiento del CET 30 –“llevé a los profe Benítez y Folatelli a la empresa para que conozcan”.

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Se encontró en uno de los viajes de regreso al profe Benítez.

Se encontró en uno de los viajes de regreso al profe Benítez.

El que un día siendo pibe en la calle Mengelle encontró un folleto tirado de la marina de Estados Unidos y soñó con trabajar con los barcos en el futuro. Es el que escala y práctica paracaidismo, el que completó la Maratón de Buenos Aires y junto a su bella familia se adapta al “lugar del universo que sea porque lo importante es estar con ellos”. Fran es, por supuesto, el orgullo de mamá…

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