Pequeñas efemérides para recordar grandes hazañas de la historia de Neuquén
Se cumplen 118 años de la aparición de la primera imprenta en el pueblo. Una curiosa anécdota sobre cómo reaccionó la gente con esa noticia.
Hay efemérides de Neuquén que generan ternura por su simpleza y su humildad. Son pequeños acontecimientos que a la distancia parecen insignificantes, pero que para el pueblo fueron hechos que marcaron un punto de inflexión en la historia.
Este martes se cumplen 118 años de la inauguración de la primera imprenta que tuvo la ciudad. Como se sabe, fue José Edelman el impulsor de esta iniciativa que generaría una gran conmoción entre los habitantes del caserío, puesto que antes de la llegada de esta máquina, todos los papeles impresos había que encargarlos en Bahía Blanca y el trámite duraba varios días.
Alguna vez escribí sobre la anécdota de esta efeméride que Angel Edelman -hijo del pionero- publicó en su libro Recuerdos Territorianos, pero vale la pena recordarla.
Hugo Bazo Montero tenía 17 años cuando murió en Neuquén la noche del 27 de noviembre de 1906. El certificado de defunción explicó que su fallecimiento había sido producto de una infección tifoidea y miocarditis.
Tanto para sus familiares, pioneros de flamante capital, como para todo el pueblo, la noticia generó una gran conmoción social. Sin embargo, lo que más impactó fue que las participaciones del sepelio del joven fueron distribuidas a la mañana siguiente.
Lo que sorprendió a todos esa mañana fue que a menos de 12 horas del fallecimiento del muchacho hubieran aparecido las participaciones prolijamente impresas en cartón. "Cómo pudieron saber el día y la hora de la muerte, antes de producirse", se preguntaban. En efecto, el aviso fúnebre informaba que Hugo Bazo Montero había fallecido el 27 de noviembre a las 20:05.
Lo que no sabían en el pueblo era de la existencia de un modesto taller gráfico que había comenzado a funcionar en Neuquén. Se trataba de la primera imprenta del paraje, que se había instalado a 300 metros de la casa mortuoria.
Con la imprenta, la llegada del diario a Neuquén
Dos años después de aquella primera experiencia en la imprenta, la comunidad se sorprendería nuevamente con la aparición del primer semanario llamado "Neuquén", dirigido por el periodista Abel Chaneton y confeccionado y administrado por Edelman. La edición inicial tuvo 300 ejemplares y fue tanto el entusiasmo de sus propietarios, que ese día lanzaron bombas de estruendo e hicieron un asado a la criolla para compartir con los vecinos.
Son efemérides mínimas, que hoy parecen de poca importancia. Pero es bueno recordarlas para tener siempre en cuenta cómo comenzó a crecer la ciudad de Neuquén y las pequeñas grandes cosas que hicieron los pioneros.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario