Las campañas de concientización no funcionan, ni las amenazas de multas. Fue la Navidad más estruendosa que no se percibió en años. Para el récord Guinness.
Hay un ruido que tapa todo. No es la música de fondo ni el brindis en familia, sino ese estruendo que Neuquén parece haber abrazado con un fervor vergonzoso, rompiendo la promesa de una Navidad en paz. Pero esto también es Vaca Muerta, el descontrol y la omnipotencia de sus actores.
La campaña de “pirotecnia cero”, que alguna vez se fue un eslogan esperanzador de un cambio cultural, quedó sepultada bajo el estruendo de bombas, cohetes y bengalas, en toda la geografía de la ciudad, desde Cuenca XV hasta los edificios del centro de la capital neuquina. Se tiraron todo, como el más sincero gesto de retroceso, de esta nueva época donde vale todo.
Este 24 de diciembre no fue una “noche buena” para quienes esperaban un poco de silencio. Perros y gatos huyendo despavoridos, algunos, que parece no van a regresar jamás a sus hogares. Niños y niñas con autismo sufriendo en medio del ruido, sin poder encontrar refugio ni en su propia mesa navideña.
Familias enteras en la zona de chacras y barrios tirando cohetes como si celebráramos un campeonato mundial de pirotecnia. Si había un récord Guinness para el mayor uso de explosivos, probablemente ya lo ganamos en Neuquén.
Pirotecnia cero en Neuquén: para el récord Guinness
El descontrol no es nuevo, pero se agravó este año, cuando se pensaba que todo se iba a en cambiar a una cultura de pirotecnia cero, como tantas otras leyes que modificaron los hábitos de los neuquinos.
Hasta hace unos 15 años, no se pensaba que alguien iba a dejar de fumar en un espacio cerrado (incluso en la vía pública) y hoy es casi un derecho ganado: pocos toman un cigarrillo en público, como en otras épocas.
Pero no pasa lo mismo con la pirotecnia. Las campañas de concientización parecen papel picado: vistosas, costosas y completamente ineficaces en estos tiempos. ¿Cuántos números para denunciar pirotecnia circularon? ¿Cuántos controles efectivos hubo en los puntos de venta? La pirotecnia circuló en los días previos a la Nochebuena con la misma dinámica que el narcomenudeo.
En el fondo, parece que hay una parte de la sociedad que no quiere desprenderse de este entretenimiento, que en otros tiempos era folclórico y hoy es bastante cruel.
La verdad es que la “pirotecnia cero” es un chiste de mal gusto cuando cualquiera puede comprar explosivos en Mercado Libre o Marketplace, con envío a domicilio, sin ningún tipo de fiscalización. Todo difícil.
Pero no en todos los lugares es igual. En 2020, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sacó una resolución para prohibir algunos productos de pirotecnia de gran estruendo en el territorio porteño. Creó además las llamadas “zonas calmas” donde, directamente, no se puede usar pirotecnia con efecto audible.
La medida fue un logro de una pelea extensa y contra los poderes comerciales, por parte de las familias de chicos con Trastorno de Espectro Autista (TEA) y generalizado del desarrollo (TGD); también de los defensores de los animales. En Neuquén, que se esgrime como una ciudad moderna y de rápido crecimiento, parece que los buenos modales no se adaptan a la imagen que se quiere proyectar. Todavía falta mucho para ser una comunidad relativamente civilizada.
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