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Quiso prender fuego el Juzgado de Faltas de Centenario: la jueza lo perdonó por "la desesperación"

El hombre abrió un mercadito sin licencia comercial. Municipales lo multaron y clausuraron el local en un barrio de La Meseta. Pidió disculpas por su actitud.

Un momento insólito se vivió en el Juzgado de Faltas de Centenario cuando un comerciante, desesperado por la clausura de su mercadito, intentó prender fuego el edificio. El hombre, acompañado por un joven, llegó al lugar en un utilitario y se bajó con un bidón de combustible y cubiertas, amenazando con incendiar el sitio si no se levantaba la clausura de su comercio.

El comerciante pidió disculpas al otro día y la jueza de Faltas Carolina Vidal decidió no radicar la denuncia judicial, pese al grave hecho de intentar quemar un edificio público.

El dramático hecho ocurrió el martes, cerca de las 13, en la intersección de las calles Canadá y Perú. En ese momento, el Juzgado de Faltas estaba a minutos de cerrar, cuando los escucharon cómo un hombre había descargado cubiertas y combustible. Llamaron de inmediato a la Policía, ya que el lugar no tiene una salida clara de emergencia.

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La policía frente al Juzgado de Faltas de Centenario, ante las amenazas del comerciante.

La policía frente al Juzgado de Faltas de Centenario, ante las amenazas del comerciante.

La jueza Vidal intervino en el momento más crítico del conflicto para calmar los ánimos. El comerciante, que había perdido la calma, no logró presentar la documentación necesaria a tiempo para evitar la clausura de su local en el barrio de El Alto.

"Hoy le expliqué otra vez y ya más tranquilo entendió que el Juzgado no tengo nada que ver con ese tema", comentó la jueza a LMNeuquén, quien optó por calmar al hombre a través del diálogo en lugar de optar por medidas punitivas inmediatas.

Intento de incendio: desesperación creciente

La clausura del mercadito se había efectuado el 18 de septiembre, tras una inspección de la Municipalidad de Centenario, que determinó la falta de habilitación comercial del local. Aunque el acta se elaboró el 3 de septiembre, llegó al Juzgado recién el día 5, y la sentencia de clausura se dictó el 16.

Sin embargo, la falta de presentación de la documentación por parte del comerciante hizo imposible que se levantara la medida en los plazos esperados. A pesar de que finalmente presentó los papeles necesarios, la clausura no pudo ser levantada hasta el día posterior al incidente.

Según relató la jueza Vidal, la situación era un reflejo del clima social de tensión y desesperación que afecta a muchos vecinos. "Es parte del mismo brote colectivo que hay. Esta persona estaba desesperada. Entiendo que igual no hubiera prendido fuego nada", aseguró, quien recordó episodio similar cuando se desempeñó como concejal y también como subsecretaria de Tierras. "Hubo cosas peores, no creo que haya sido nada grave", dijo.

Afortunadamente, el incidente no escaló más allá de las amenazas, y el comerciante, tras un momento de reflexión, pidió disculpas tanto a la jueza como a todo el personal del Juzgado.

"Es parte del mismo brote colectivo que hay. Esta persona estaba desesperada. Entiendo que igual no hubiera prendido fuego nada" - Carolina Vidal - Jueza de Faltas de Centenario "Es parte del mismo brote colectivo que hay. Esta persona estaba desesperada. Entiendo que igual no hubiera prendido fuego nada" - Carolina Vidal - Jueza de Faltas de Centenario

"A los diez minutos el hombre ya estaba tranquilo. Hoy vino, me pidió disculpas a mí y a todo el personal. Fue un acto de desesperación”, comentó Vidal.

El comerciante entendió que su intento de forzar una solución a través de la violencia no resolvería la situación, ya que la clausura estaba programada para levantarse al día siguiente, una vez completada toda la documentación pendiente.

Centenario: un mal clima para emprender

El incidente pone de manifiesto la tensión que viven muchos pequeños comerciantes que, debido a la complejidad de las regulaciones y la burocracia en la comuna. Enfrentan clausuras o multas que, muchas veces, afectan sus medios de vida.

Pese a que la ley es clara, la jueza Vidal optó por una postura comprensiva ante la desesperación del hombre, considerando que el estrés social y económico había sido el detonante del episodio.

Finalmente, el mercadito pudo reabrir sus puertas y el comerciante continuó con su negocio, pero el incidente dejó una marca de la fragilidad social que atraviesan muchos emprendedores en tiempos de incertidumbre.

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