El grupo se llama “Manija Parkour” y hace años se dedican a una disciplina que utiliza obstáculos urbanos en pleno centro de Neuquén. Aarón contó cómo se iniciaron en la práctica de la actividad que ya tiene su primera y única escuela.
No son muchos. Pero cuando salen al ruedo es inevitable que no llamen la atención y que las miradas de los transeúntes se enfoque y pose directo a sus figuras. Y en segundos, claro, se suma la sorpresa y distintas exclamaciones. Ellos son Aarón, Diego, Walter y Hernán, un grupo de jóvenes neuquinos que se dedica y deleita haciendo Parkour (recorrido en francés), actividad que requiere saltar, trepar, correr, rodar, balancearse, y cualquier otro tipo de movimiento que demande la situación.
Los hombres y mujeres que lo practican son denominados traceurs (trazadores), término que también proviene del francés y que se refiere al acto de realizar un recorrido. En la especialidad también se deben combinar fuerza, velocidad, agilidad, coordinación y control.
Aarón, es una de las caras visibles que se puede ver en la ciudad, cuando se entrega con su cuerpo a ser parte de ella al entrar en plena acción. Inquieto desde niño, el ahora joven de 19 años reveló cómo comenzó su idilio con la actividad, que lo llevó a abrir la primera escuela de Pakour en la capital neuquina.
“Lo descubrí de muy chico. Cuando uno es chico va explorando, jugando con todo lo que encuentra, como subir a los árboles. En mi caso era muy movedizo. A los 10 años encontré un video con mi primo sobre Parkour que hacía gente más grande, y así fue como comenzamos a imitarlos", explicó.
Los primeros pasos y destrezas con el cuerpo se dieron en plazas y escuelas en el año 2015: “Soy del barrio Progreso y andábamos por las plazas en la zona del ChangoMás, la E.P.E.T N°7, la escuela primaria 147 (Islas Malvinas), en donde se encuentra estructuras y muros. Solíamos experimenta y todavía seguimos yendo a pesar de algunas modificaciones que se han hecho”, contó Aarón.
En el inicio casi no existía chicos que se dedicaran a esa disciplina física: “Estaba yo y primo más los chicos que se acercaban a preguntar qué hacíamos. Nos terminábamos haciendo amigos y pasando información sobre de qué se trataba el Pakour”, reveló.
“En un principio costo mucho porque no había gente que te enseñe. Era todo muy al azar porque el Parkour es mucho de imaginación, de crear cosas que se te ocurran, según el entorno (espacio) que tengas. Después se buscaba algo en las redes sociales, principalmente en Youtube donde mirábamos tutoriales o videos. Era inventar y sacar ideas”, detalló
Desde un comienzo, Aarón tuvo que esperar un par de años para encontrarse con gente que se dedicada a la especialidad. “A los 16 años conocí a gente que se dedicaba hace años como Donato, Joaco Barbeito, Diego Jara. Hicieron un par de juntadas en Neuquén y llegaron a 50 personas, no solo de acá sino de otras zonas. Fue una movida importante la que hicieron”, contó.
Diego, uno de los más experimentados, llegó al Parkour en el año 2012 a través de su hermano, quien había comenzado a practicarlo con amigos en la ciudad de Zapala. “Me surgió la curiosidad de saber de qué se trataba. Si bien sabía que se trataba de hacer saltos y movimientos, el hecho de vivirlo en primera persona y ver personas que lo hacían me dio más confianza para incursionar en esta hermosa disciplina también llamada ‘El arte del desplazamiento’”.
Escenarios y estructuras
Aarón reveló que las juntadas -se denominan R.T- en los espacios de la ciudad se dan en la zona centro como lo es el Monumento a los Caídos en Malvinas, inaugurado en septiembre de 2016, en el Parque Central Este. Los alrededores de la sala Emilio Saraco es otro de los lugares escogidos por el grupo.
“Las estructuras depende de la creatividad o estilo que tenga cada uno: hay saltos más explosivos que otros y también las alturas suelen ser diferentes, varían. Hay otro estilo que es más flow que presenta más movimientos y no hay tantos saltos. Se afrontan cosas (módulos) más chicas…con un solo bloque o muro chico se pueden hacer muchas cosas (por las performance). En la zona centro de Neuquén hay muchas estructuras, muros, además de algunas escuelas que presentan banquitos. Con poco podemos crear mucho. Va más por la actitud y la capacidad de crear de cada uno”, aseguró.
En los últimos años apareció el parkour competitivo que se dividió en dos categorías distintas: El Parkour Speed, en donde el objetivo es la velocidad, y el Parkour Freestyle, en la que se debe mostrar originalidad, habilidad y creatividad. “Mi estilo es más explosivo. No solemos medir las alturas”, explicó.
Educadores y en crecimiento
“El Parkour en la Argentina todavía no está muy vistoso. No hay lugar, ni gimnasio para entrenar. Los únicos “parkour park” que existen están Córdoba y en Buenos Aires. Es en donde más se ha fomentado la actividad", aseguró Aarón.
“He estado el pasado año en Buenos Aires en la World of Dance Argentina, en donde vino gente de Brasil, Colombia, entre otros. Fui hacer acrobacia y aproveché a conocer el Parkour park de Palermo Parkour park aaron”, acotó.
"La comunidad ha crecido a nivel provincial. El año pasado realizamos una convocatoria y llegamos a muchas personas. Está bueno hacer crecer la disciplina y trasmitir los valores (bases y fundamentos) a nuestros alumnos. Así como otras personas practican otros deportes hay gente que encuentran en el parkour un lugar para uno mismo y lo incentiva a estar aprendiendo", afirmó Diego.
Actualmente Aarón más Diego Jara, Walter Rodríguez, Hernán Millanef y Kevin Rubertoni, son los referentes del Parkour. ¿El dato? Los jóvenes se encuentran dando clases en el Circulo Policial de Neuquén.
“El grupo se llama ‘Manija Parkour’ y decidimos desde el pasado año largar con las clases gratuitas por la zona del centro, frente a la fuente del Centenario (la obra que posee tres esferas). Fue destinada a grandes y chicos y reunimos a más de 50 personas. Ahora nos mudamos al oeste, en el gimnasio del Circulo Policial (Belgrano al 4600). Soy Personal Trainer de ese lugar y tiramos la propuesta de agregar la actividad y prendió”, sostuvo.
“Es la única escuela en la ciudad en la que estamos formando chicos. Hay niños de 3 y 4 años y también hay chicos de 13 y 15. Primero se hacen pruebas para observar la capacidad de cada chico y luego se van adaptando los ejercicios. El año pasado llegamos a tener hasta 30 chicos de diferentes edades”, contó.
El último martes, se realizó la apertura de la nueva temporada para aquellos que quieran proponerse a poner en libre movimiento y fluir. Las clases se dictan los martes y jueves de 11 a 12, mientras por la tarde el horario es de 19 a 20. Los sábados los encuentros se realizan de 15 a 17 horas. Para quienes no son socios del Circulo Policial la cuota es de $29 mil. Para socios el valor es de $24.000.
“A los padres cuando llegan con sus niños se les hace entrega de un formulario para que aclare y se haga cargo si el chico presentan alguna dificultad o lesión para hacer la actividad. Porque como todo deporte te podes caer o golpear, que es algo que a todos nos puede pasar. Personalmente, más que esguince de tobillo no he tenido. Es muy común en los que hacemos Parkour”, detalló.
Los pibes ‘manija’
En cuanto a cómo ha sido la reacción de los padres ante la novedosa especialidad, el profesor contó que están “chochos”. “Están muy contentos y siempre preguntan cómo se desenvuelven en las clase. Y son conscientes que sus hijos se pueden golpear en algún momento al ser una actividad en donde el cuerpo está expuesto. Los golpes se dan en los codos, canillas, rodillas, que son normales”, reveló.
En los chicos se focaliza todo el trabajo en lo físico; que tengan fuerza en los brazos para levantarse. Que hagan bien una flexión de brazo o sentadilla, estocadas o un burpee. “El desarrollo de los niños es muy importante y trabajamos mucho con el cuerpo y no tanto con cargas (pesos). Está buenísimo que comiencen a moverse de temprana edad. Los más chiquitos son muy locos, se mandan. No tienen miedo a nada. Son muy manija y les sorprende y te piden siempre hacer acrobacias”, describió.
"Es hermoso ver a los niños sonriendo en cada entrenamiento. Ellos se animan mucho y está bueno guiarlos en su proceso y es mucho más fácil. Cuando comencé no tenía una persona que me diga qué hacer o no. Por eso está bueno trasmitir la información a los chicos y te llena el corazón. Ver a los demás aprender es una gratitud enorme", consideró Diego
Espacios, motricidad y mente
El tener un espacio para hacer cualquier tipo de deporte o actividad física siempre es bueno para despejar la cabeza, tensiones u olvidarse por un momento de algunos problemas cotidianos. En el caso del Parkour, Aarón sostuvo que ayuda “mucho” a coordinar la movilidad y control de tu cuerpo. “A mí me ha ayudado un montón a mí movilidad, motricidad. Hay gente que le cuesta estar en cuclillas o agacharse. A mí me ayudó mucho a la hora de hacer sentadillas. Otra de las cosas es que ayuda a la circulación del aire en todo el cuerpo”, ejemplificó.
“Y en lo mental te ayuda a supera tus miedos por el hecho que hacemos saltos y acrobacias que te ponen en situaciones límites que hay que vencer. También te ayuda a controlar la ansiedad y después en la concentración, en la autoconfianza, con el tiempo se aprende a sobrellevar las cosas. Siempre con conciencia la idea es ir un poco más en esta actividad”, agregó.
Para Diego la especialidad significa un “método” de vida porque consideró que es una disciplina que ha adoptado y adaptado en el paso a paso que ha seguido con los continuos entrenamientos: “Lo he hecho un hábito mío. Hoy me encuentro completando120 días de Parkour porque pueden entrenar una hora sin para un día. Es donde me puedo encontrar conmigo mismo, forjar la disciplina, romper barreras mentales, conocer mis capacidades física y llevarlas a otro nivel , control”, aseguró
“Te invita a jugar mucho con la imaginación a superar obstáculos. Por eso tiene que ver mucho con la vida. A veces hay situaciones que provocan cierta adversidad. Y si uno lo relaciona al parkourt uno le encuentra la vuelta y busca superar cada situación que se vaya presentando. No se estaca. Es interesante, cuando aparecen desafíos a la hora de entrenar, con un poco de confianza en sí mismo –sin subestimar el salto- esa confianza te hace sentir una sensación de victoria que te lleva a ir por otro logro” , destacó
Los integrantes de “Manija Parkourt” entrenan siempre en la semana dependiendo de cómo venga el día con sus quehaceres. “Me hice una rutina en el gimnasio adaptada a mi deporte. Parkourt y acrobacia se llega a entrenar entre dos y tres horas. Siempre que mantengas los entrenamientos vas a mejorar en algo. Lo difícil del Parkourt es intentar, probar cosas nuevas, superar obstáculos. Es crear, las cosas después se dan solas”, indicó. “La filosofía del parkour es la de nunca ponerse un límite, porque siempre se puede ir avanzando poco a poco hasta conseguir todo lo que uno se propone”, dijo.
Así como en distintos puntos de la ciudad existen los skatepark, el grupo “Manija Parkourt” sueña con tener ese espacio: “Algún día y con el tiempo se va dar. En algunos años veo que más gente haciendo Parkour porque va avanzando de a poco. Sería un sueño tener un parkourpark, pero ya se va a dar”.
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