El viento estrelló el gomón contra los acantilados frente a la Isla Verde y no pudieron volver a cruzar el río Limay. Los guardavidas en acción.
El arrojo de muchos jóvenes a las aguas del río Limay, subestimando cualquier situación de peligro, puede terminar en el fondo de su cauce en cuestión de minutos. Ni hablar si surge algún contratiempo, como ocurrió el viernes por la tarde cuando seis jóvenes cruzaron en un gomón y no pudieron regresar hasta la otra orilla. Fue en inmediaciones de la Isla Verde.
"Se les pinchó del otro lado, cuando llegaron a tierra. El viento fuerte les tiró el bote que pegó contra los acantilados y se les rompió, así que tuvimos que rescatarlos a los seis. Alguno intentó cruzar a nado, los otros no. El día no invitaba a cruzar con un gomón. La verdad que se arriesgan a todo", comentó el director Operativo Balnearios de Neuquén, Gabriel Rambado, en diálogo con LMNeuquén.
Otras personas cruzan a nado y al volver ya no les dan ni los brazos ni las piernas. El cansancio los vence y piden ayuda. "Son situaciones cotidianas. Felicitamos al cuerpo de guardavidas porque está muy atento. Gracias a Dios que están ellos para rescatarlos", indicó Rambado.
Uno de los guardavidas a cargo del operativo de rescate advirtió también que en esa zona el viento tiene la particularidad de generar grandes oleajes, de modo que a las personas que se sumergen a las aguas del río en esas condiciones luego tienen muchas complicaciones para llegar a tierra. "Estos jóvenes se asustaron y no podían volver. No tenían dominio de la embarcación. Quisieron cruzar una o dos veces, el bote se les fue contra los acantilados y se les rompió, así que tuvimos que cruzarlos nosotros", contó.
Una situación similar sufrió también un kayakista, quien no podía cruzar por la misma razón. El viento se lo llevaba. Había mucho oleaje.
Guardavidas en motos náuticas
Desde el sindicato de Guardavidas de la provincia de Neuquén (SIGUNE), su secretario general Ariel Tarifeño reconoció el buen trabajo que desempeñan los guardavidas y la necesidad de contar con el servicio de motos náuticas para hacer prevención a lo largo de los 15 kilómetros que tiene de costa el Limay en la ciudad de Neuquén.
"Mucha gente se tira río abajo y ni idea tiene del peligro. Por suerte contamos con estas embarcaciones que se arriman para hacer prevención en zonas no habilitadas y en las recorridas que hacen, los guardavidas suelen rescatar a las personas que no alcanzaron a cruzar al río y piden auxilio, tal vez porque les agarró un calambre o están muy cansados para seguir nadando", comentó.
Por cada moto náutica, va el conductor y un asistente que se larga al agua para asistir a la víctima y evitar que ésta se hunda. También remolcan una camilla que acerca a la persona que rescatan hasta la orilla. Si hace falta, también se llama a una ambulancia para gestionar su traslado hasta un centro asistencial.
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