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Sueño cumplido de una joven pareja: de repartir cortinas en moto a tener una fábrica con 10 empleados

Arrancaron con poco más de 20 años y crecieron a toda velocidad. La historia de empuje y superación detrás de una empresa que triunfa en la zona.

Con un empuje inusitado, Axel Pedemonte y Nicole Zelarrayán convirtieron un sueño casi imposible en una empresa exitosa. Con apenas 27 y 24 años, la pareja comanda una fábrica de cortinas con 10 empleados en Centenario y sueña con más. Pero su ascenso meteórico no fue fácil: los dos arrancaron a puro pulmón, con tutoriales de Internet, pruebas fallidas de confección y repartos en moto con cortinas atadas al cuerpo.

La historia de su familia comenzó, en realidad, hace 14 años, cuando Axel se mudó a Rincón de los Sauces para comenzar el secundario. Ahí conoció a Nicole, que entonces tenía sólo 10, y que era una rinconense nacida y criada. Los juegos infantiles que los unieron se convirtieron en tardes de estudio y después, cuando los dos terminaron el colegio, se casaron y apostaron a la familia.

"Yo entonces trabajaba en una juguetería y ella era ama de casa, pero siempre teníamos en la cabeza hacer algo propio, porque en Argentina con el sueldo sólo se sobrevive", relató Axel a LMNeuquén. Y no tuvo que ir muy lejos para encontrar la idea de su negocio: en sus jornadas laborales en la juguetería, vio cómo los dueños apostaban también por una blanquería y así descubrió las cortinas roller, que eran una novedad para la época.

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"En 2017 no se veían muchas cortinas de ese tipo. A mí me llamaron la atención y quise investigar, pero tampoco había demasiada información o video en Internet para aprender a hacerlas", explicó el joven, que llegaba cada tarde a su casa y debatía con Nicole la posibilidad de emprender con una fábrica de cortinas, aunque con un salario que sólo les alcanzaba para comer y sin capital inicial para montar una empresa.

Incluso sin perspectivas de emprender, Axel se desvelaba con pruebas para fabricar cortinas. A fuerza de tiempo, dinero y -sobre todo- mucha frustración, fue comprando telas y materiales para perfeccionar su producto, que instalaba primero en las casas de algunos conocidos. En ese tiempo, la familia también se agrandó con el nacimiento de Emma, la primera hija de la pareja.

Una apuesta incierta a puro coraje

El puntapié de Roller Make, su empresa de cortinas, se dio en 2021, cuando recibieron un apoyo económico para hacer la primera inversión. "Estábamos en Rincón y teníamos la idea de venir a Neuquén capital donde hay más movimiento y oportunidades", relató Axel, que decidió dar un salto al vacío y renunciar a la juguetería para dedicarse de lleno a su sueño de emprender.

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Pese a las advertencias de su familia, que temían por su futuro en una ciudad donde no conocía a nadie, Axel quiso mudarse a Neuquén capital. "Solamente había venido en colectivo pro algún trámite o un turno médico; a mi familia le daba miedo que termine viviendo abajo de un puente y por eso pensamos en arrancar de a poco y que Nicole y mi hija se queden allá", relató.

Así comenzó una etapa de puro sacrificio para los dos. Él viajaba cada lunes a un pequeño taller que habían alquilado en Centenario, un espacio donde tenía su mesa de trabajo y donde cada noche tiraba un colchón para dormir. Con el capital inicial se había comprado los primeros materiales y también una moto para hacer los repartos, y para volver cada fin de semana a reencontrarse con su pareja y su bebé.

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"Como en esa época Emma era chiquita, no iba al jardín todavía, a veces nos íbamos las dos y nos quedábamos allá una semana. Dormíamos como podíamos y nos pasábamos el día entero, hasta las 11 de la noche, fabricando cortinas", contó Nicole. "Como estamos juntos desde chicos, con pasar unos días separados ya nos extrañábamos", explicó la joven.

Los días de semana se dedicaban a fabricar cortinas y cada fin de semana salían a repartir folletos por la zona, en una búsqueda de clientes que se convirtió en la salida familiar de sábados y domingos.

Ganarse un lugar en el mercado

Para la pareja, lo más difícil era construir la confianza con los clientes que no los conocían y a quienes no podían impresionar con grandes locales o camionetas. Su primer golpe de suerte llegó, en realidad, con unas cortinas que ofrecieron gratis, pero que fueron la puerta de entrada a los clientes de Centenario, Neuquén y toda la región.

Todavía se veían algunos protocolos sanitarios por la pandemia de coronavirus, por lo que muchos desconfiaban de dejarlos entrar a sus hogares a tomar las medidas para confeccionar las cortinas. A eso se sumaba su falta de local, o de trabajos previos para mostrar.

"Una clienta nos contactó y nos dijo que la habían estafado de otra empresa de cortinas, y por eso le ofrecimos el trabajo sin cobrar", dijo Axel y agregó que esa mujer sigue siendo clienta hasta hoy. "Gracias a ella y a ese trabajo que hicimos gratis, se nos abrieron las puertas, porque ella nos recomendó, nos trajo otros clientes y así empezó el boca en boca", afirmó.

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Pese a que los pedidos crecían, la pareja todavía no tenía la estructura de otras fábricas del rubro. Axel hacía las cortinas a medida en su diminuto taller. Se subía a la moto y se las ataba al cuerpo, tapado con una campera para que nadie viera las sogas en el pecho que eran su única forma de transportar los productos.

"Iba a todos lados, a Neuquén capital, a Plottier, a Cipolletti o San Patricio del Chañar. Cuando me preguntaban por qué iba en moto, les decía que teníamos las camionetas ocupadas con otras entregas", relató con una sonrisa cómplice. Así, en moto, tampoco podía trasladar una escalera, por lo que tenía que pedir una silla prestada a los clientes para hacer la instalación.

La fortaleza en base al trato con los clientes

En 2023, ya con más pedidos, abrieron una oficina a la calle, que les ofreció visibilidad y una explosión en las ventas. Pero fue la sensibilidad de Nicole la que les generó el salto distintivo, con los clientes siempre en el centro de la empresa. "Sabemos que si estamos donde estamos, es gracias a ellos", dijo y agregó: "Nos destacan sobre todo el buen trato y la atención, siempre ofrecemos las visitas gratis para asesorar y tomar las medidas".

La joven tomaba una foto de los clientes felices después de cada entrega y publicaba las imágenes en redes sociales. Además, cada vez más personas los recomendaban o dejaban reseñas en Internet, y los pedidos no paraban de crecer.

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"El año pasado nos cambiamos a un local más grande, de 200 metros cuadrados, y ahí empezamos a sumar otros productos, como textiles, motorizados, lonas o cobertores de piletas", explicó Nicole. Hoy, el área de trabajo se cuadruplicó, con cuatro mesas y más personal fabricando cortinas.

"En total somos 11 personas", contó Axel. Tienen personal específico para atención al público, otros que confeccionan y un equipo de instalación. A ellos se suma Nicola con el marketing y el manejo de redes sociales, y también Axel, que supervisa las tareas y cubre todos los huecos que aparecen, desde la fábrica hasta la instalación.

Aprender a ser jefes

Con menos de 30 años, los dos tuvieron que adaptarse a un panorama nuevo. "Yo siempre había sido empleado y tuve que aprender a tratar con empleados propios", expresó Axel.

Nicole agregó: "Es nuevo para nosotros tener empleados, lo vamos manejando día a día. Cada empleado tiene su vida y su historia. de ese lado de haber sido empleado estar de este lado, estamos aprendiendo porque todavía somos chicos. Nos importa crecer de forma ordenada".

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Desde su lugar, también detecta el espíritu emprendedor de su personal, y así nació la primera sucursal de Roller Make en Goya, Corrientes. "Eran empleados de acá que quisieron tener su propio negocio, lo armaron allá y siguen la misma línea que nosotros, como una franquicia", afirmó entusiasmado.

Pese a que la fábrica creció de forma vertiginosa, los dos conservan el espíritu familiar del principio. Hoy viven en Centenario, con sus dos hijas de 6 y casi 2 años. Ellas, y sobre todo la mayor, están al tanto del trabajo de sus padres y pasan tardes dibujando en la oficina o jugando con las telas de la fábrica.

Así, la apuesta de la pareja dejó de ser una apuesta algo imprudente propia de su juventud para convertirse en su medio de vida. Hoy, la fábrica de cortinas ocupa toda su rutina, ya venden 600 productos al mes y ya sueñan con sumar sucursales en las ciudades donde tienen más pedidos, como Cipolletti y Bariloche.

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"Ofrecemos varios productos pero nuestro caballito de batalla son las cortinas roller, nos piden mucho de consultorios, farmacias y hasta las empresas petroleras para sus trailers", explicó Axel, que también apostó a ser proveedores de casas particulares y hoteles.

"Hoy vivimos un sueño que no podemos creer, ni la familia de ella ni la mía tuvo emprendimiento, pensaban que íbamos a terminar abajo de un puente", aseguró Axel. "Nos tuvimos que meter a competir y empujar, y pudimos. estamos mucho mejor que lo que pensábamos y se dio todo tan rápido", contó.

Sin embargo, el crecimiento vertiginoso se dio a costa del sacrificio de la vida familiar. "Tenemos más de siete años de casados, esta es nuestra vida ahora. Nuestra meta principal es que a futuro funcione sin tener que dedicarle tanto tiempo, poder tener tiempo para la familia que no tuvimos antes", agregó.

Y ese vínculo fortalecido de los dos también fue la clave de su éxito. "Los dos tiramos para el mismo lado, estamos de acuerdo y los dos creíamos en el mismo sueño, la fuerza y el empuje ha hecho que funcione. no había margen de error, le metimos con todo y así salió", aseguró Axel.

Nicole añadió: "Fue mucho esfuerzo y sacrificio, fueron esfuerzo y trabajo sostenido por mucho tiempo para llegar hasta acá".

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