La historia de esfuerzo y pasión de Francisco, un arquerito que sueña con defender los tres palos de su amado Boca. "Ayudo para la nafta", cuenta el pequeño arquero.
Dicen los que saben que para ser arquero hay que tener audacia, personalidad y hasta “un poco de locura”, ya que se trata de un puesto ingrato donde cualquier error se paga muy caro y su responsable queda sumamente expuesto. Pues bien, esas cualidades Francisco Barbagiovanni las reúne no solo dentro del campo sino también en la vida misma.
Es que dispuesto a cumplir su sueño, muestra valentía y carácter cada día en los que sale a vender hielo a la vera de la ruta 22 para ayudar a su familia a costear los frecuentes viajes de Cutral Co, donde vive, a Cipolletti, donde ataja en la Academia Pillmatun. Sí, casi 250 kilómetros -ida y vuelta- que los recorre al menos dos veces por semana. ¡De locos!
Fran siempre tuvo buena predisposición a la hora de colaborar con la familia y más ahora que es consciente de la delicada situación económica por la que atraviesa su entorno, luego de que su papá Milton se quedará sin trabajo.
Entonces, sin ánimo de ocasionar nuevos gastos vuelca lo que obtiene con la venta ambulante para “colaborar con el tanque de nafta, que sale 30 mil pesos. Y como papá me lleva a las prácticas de fútbol y los partidos -viaja unas 2 veces por semana-, algo es algo”, comenta el pequeño guardavallas, dueño de esta historia de pasión, de esfuerzo, de compromiso, de lucha por un gran sueño.
“Vengo bastante bien por suerte… Voy a la nochecita, ya cerca de las 21 parrilla por parrilla ofreciéndoles hielo, algún juguito o helado a los camioneros que paran a comer algo, a la gente que anda de pasada. Vendo a 3 mil pesos la bolsa de hielo, por suerte sale bastante”, celebra la promesa, que ya fue multicampeón con Extremo Junior en la Liga Municipal de su ciudad de origen e integra el Nacional sub 11.
Admite que los primeros días un poco le costó. Que el “cara a cara” con los clientes le resultaba más difícil que los “mano a mano” con los temibles delanteros rivales. Pero se hizo fuerte, apeló a ese coraje que muestra debajo de los tres palos y le puso el pecho como a los potentes remates que contiene dentro del área.
“Al principio me daba vergüenza, después al salir día por día me fui a costumbrando. Mi papá se quedó sin trabajo y hay que apoyar como él lo ha hecho siempre con nosotros -tiene un hermanito de 4 años-. Aparte anda con sus changas también, la familia es muy laburadora y me enseñaron esos valores”, destaca con gratitud el arquerito que hace de todo para cumplir su gran sueño.
Su semana deportiva transcurre entre Cutral Co y Cipolletti. “Entreno lo físico acá y voy para los amistosos y los partidos a Cipo, cuando es la práctica de fútbol y en los juegos oficiales, ponele dos veces por semana”, confiesa el “1” que fantasea con atajar algún día en su amado Boca.
Habiendo varios clubes en la comarca petrolera, su caso no deja de llamar la atención. ¿Por qué tanto esfuerzo de viajar a Cipolletti con lo cansador que resulta el ida y vuelta? Es que me dijeron que era buen profe Franco Nahuel y lo comprobé en persona, estoy re contento. También está buenísimo tener el apoyo de la familia en esta locura”, reconoce entre risas el guardián del arco.
Categoría 2013, este año representará a la décima de Pillmatun, que hace de local en la Isla Jordán. “Me gusta salir en los centros, salir a achicar”, se describe como futbolista quien tiene de referente a Thibaut Courtois, el famoso golero del Real Madrid.
Otro gran cambio en su vida radica en el plano escolar, pues debido a una situación para nada agradable se pasó a una “escuela rural, la 269”. ¿El real motivo? “Una decisión familiar pues había un compañero que me molestaba, me hacía bullying y bueno mejor estar tranquilo”, confiesa Fran, un guerrero que nunca baja los brazos... El club no le queda tan a mano pero él sigue lo más Pancho por el camino del fútbol confiando en llegar lejos...
“Sabe que todo requiere su esfuerzo y aparte siempre le gustó vender de todo”
Milton, papá de Fran
“Como padre de Fran siento un orgullo y estoy realmente contento. Nosotros no nacimos en cuna de oro, somos una familia de laburantes. Para cumplir su sueño, Fran sabe que todo requiere su esfuerzo y la clave es el camino de la constancia, la perseverancia. Así que feliz de que él incorpore esos conceptos y valores. Igual, siempre fue ‘medio gitano’, antes venía leña, helado, juguito -risas-. Yo estaba trabajando en una empresa, se cortó y ahora no tengo un laburo estable. Mi señora tiene una librería cristiana y con eso vamos zafando y agradecemos a Dios por los hijos que tenemos”.
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