Integrantes de Bomberos Voluntarios de Chos Malal están acusados de participar del ocultamiento del sabotaje que dejó a varias localidades sin luz por 18 horas. Los detalles de una causa efectivamente compleja.
En el marco de la investigación sobre los responsables del sabotaje a las líneas de alta tensión de EPEN, que generó el apagón de luz en varias localidades del norte neuquino, se conocieron una serie de mensajes de WhatsApp y llamadas entre integrantes de Bomberos Voluntarios de Chos Malal, que dan cuenta de su intervención en el hecho.
Esos intercambios telefónicos encendieron las alarmas del Ministerio Público Fiscal (MPF) y derivaron en una serie de allanamientos urgentes autorizados por la justicia el 3 de abril pasado y que terminaron con cinco detenidos y el secuestro de celulares, chips, filmaciones de cámaras de seguridad, documentación y autos. En el centro de la investigación, apareció el jefe del cuartel local señalado por presunta participación y el intento de ocultar pruebas claves.
Siguiendo el hilo de esas reveladoras conversaciones que delataban su participación y complicidades, la fiscal Rivera y el fiscal Víctor Salgado formularon cargo a tres personas, y encuadraron lo ocurrido en el primer sabotaje en los delitos de: daño calificado, en concurso ideal con sabotaje de línea eléctrica en calidad de coautores respecto de G.P, C.C y L.A.M; y como participe necesario respecto de M.N.L.
El juez hizo lugar al pedido de la Fiscalía de causa compleja y dictó prisión preventiva para G.P hasta el 18 de mayo, mientras que C.C y L.A.M, impuso medidas de restricción de movilidad, la prohibición de contacto con testigos y coimputados.
Los sabotajes
Por su parte, C.C, ya había sido acusado el pasado 8 de marzo por hechos similares y por los que se suscitaron unos diez allanamientos para dar con los culpables de ejecutar actos coordinados que provocaron daños a la red eléctrica que llevó a 18 horas de un apagón total.
El primer sabotaje ocurrió el 20 de febrero y C.C, G.P y L.A.M fueron partícipes del corte del suministro. "Arrojaron una cadena de 13 metros de largo aproximadamente, teniendo en su extremo un alternador", indicó la Fiscalía.
El segundo acto de sabotaje fue el 5 de marzo, cuando de los acusados arrojó -otra vez- una cadena de 13 metros a una línea de alta tensión en Aguada Chacaico. En este caso, la fiscal del caso, Natalia Rivera, indicó que los imputados G.P y M.N.L son parte del cuerpo de bomberos voluntarios de Chos Malal.
Qué decían los mensajes de los saboteadores
Según consta en el expediente, al que tuvo acceso LMNeuquén, durante el operativo se detectaron mensajes que revelan como los imputados intentaron borrar evidencia del sabotaje. "Que no diga una palabra a nadie", le indicó con mucha preocupación G.P. propietario del corralón y jefe de Bomberos de Chos Malal, a M.L, investigado, quien es su empleado en el comercio de la construcción, y le preguntó si a él "le cayó la Policía".
Pocas horas después de los primeros allanamientos, también mantuvo comunicación con M.N.L, compañero de trabajo en Bomberos Voluntarios, y le pide que se dé una vuelta por el comercio y por el bungaló, buscando que esos domicilios estén cuidados mientras se allanaba.
Luego, le habría dicho a otro implicado que "en banda no lo iban a dejar, así que ninguno hable nada porque apenas salga el C.C. que se comunique, así vemos qué le dijeron".
Del análisis de las comunicaciones, también surge que C.C y M.N.L., integrante de Bomberos Voluntarios, habían borrado los mensajes de esa noche; y lo dejaba más tranquilo saber que C.C. no entregaría ni patrón ni huella para que se pudieran abrir esos teléfonos. Incluso C.C. le dijo que los había formateado.
Asimismo, de la intervención surgió que G.P. debía estar al momento de uno de los hechos en una reunión en bomberos pero se ausentó junto a C.C y media hora después se cortó la luz.
Las sospechas sobre los imputados
Sumado a ello, las antenas de geolocalización dieron cuenta que uno de los celulares que usa G.P. en el lugar de los hechos, y el celular de C.C. en los sectores del cerro de la cruz respecto del hecho del 20 de febrero y en las afueras de Chos Malal el 5 de marzo. En el último caso, no solo detectó los móviles de los dos investigados, sino también los de M.L. y M.G.A.
Además, determinaron que G.P. tenía el conocimiento técnico indispensable para obtener una maniobra en cables de alta tensión sin resultar herido y que utiliza distintas líneas de teléfono con un total de 10 IMEI distintos, uno de ellos compartido con M.L.
Por otro lado, también determinaron que G.P. tenía otro teléfono que mantendría escondido para el caso de ser allanado y en aquel momento lo escondía en el hotel que se encontraba. En virtud de contar con sospechas suficientes por la negativa a abrir los teléfonos, sumado a lo dicho, la justicia ordenó los allanamientos para secuestrar esos elementos que permitirán desentrañar más esta conspiración, para saber qué intereses se esconden detrás de los sabotajes.
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