"Universidad tomada", no por los estudiantes, sino por la obscenidad

La Universidad Nacional del Comahue aún no se repone, como todas las casas de altos estudios públicas del país, del mazazo que supuso el respaldo al veto de la ley de financiamiento que el gobierno nacional consiguió con la inestimable ayuda del macrismo y del peronismo acomodaticio.

Desde este lunes, las actividades de protestas de la universidad ganarán las calles, con una sesión pública del Consejo Superior en la plaza principal de Cipolletti y ponencias al aire libre referidas al impacto del ajuste por parte de la rectora Beatriz Gentile junto a miembros de su gabinete.

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El descontento vino en alza durante toda la semana pasada y el lunes a las 18 habrá una asamblea en la que participarán todos los claustros y facultades para resolver la continuidad de las medidas, entre las que no descarta la toma del Rectorado en el asentamiento central en Neuquén.

Se explica la bronca universitaria no solamente por el veto a la ley de financiamiento, sino porque el proyecto de presupuesto 2025 que el gobierno envió al Congreso, ratifica la asfixia financiera, con recortes promedio de 5,2% de las partidas. Es, ciertamente, una irreversible ruta al colapso si es que la oposición no encuentra el modo de hallar un remedio razonable a esta coyuntura impudorosa.

Por lo pronto, el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez –quien festejó sin disimulo el golpe del veto al financiamiento-, envió una advertencia a los rectores de las universidades al responsabilizarlos de “cualquier cosa que pase” en el marco de las protestas de estudiantes y docentes en rechazo al veto presidencial.

La prevención del funcionario podría entenderse como una velada amenaza de denunciar penalmente a los rectores donde ocurrieren las tomas (o cortes de rutas) por entender que ejercen cargos electivos en las instituciones y, de paso, poner en vereda al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) el organismo que co-organizó las multitudinarias marchas que, sin embargo, no pudieron torcer la voluntad de estrangular financieramente a la educación superior pública.