Es frecuente que se acumulen capas de hielo en las paredes del electrodoméstico, pero es casi una obligación limpiarlas.
La formación de capas de hielo en el freezer -o congelador- es un fenómeno frecuente que, más allá de afectar la estética, compromete la funcionalidad del electrodoméstico. Este problema reduce el espacio disponible, incrementa el consumo energético y fuerza al motor a trabajar más, lo que acorta la vida útil del objeto.
Una clave para prevenirlo está en regular la temperatura adecuada y minimizar la apertura constante de la puerta. No obstante, incluso con estos cuidados, la acumulación de escarcha es inevitable con el tiempo, lo que exige acciones periódicas de descongelamiento.
Sin embargo, descongelar el freezer suele implicar una tarea extensa, que muchas veces requiere sacar todos los elementos -incluso de la heladera- y, no conforme con eso, un esfuerzo físico para arrancar las placas.
El truco para eliminar hielo acumulado en el freezer
Una técnica poco convencional pero efectiva para eliminar el hielo acumulado utiliza papel aluminio y agua caliente, al mejor estilo de las "recetas de la abuela".
El procedimiento inicia cubriendo las paredes internas del freezer con láminas de aluminio, material conocido por su alta conductividad térmica.
Luego, se calienta agua en una olla hasta alcanzar el punto de ebullición, asegurándose de que su tamaño permita introducirla fácilmente en el compartimento.
Al colocar el recipiente dentro y cerrar la puerta, el vapor generado eleva la temperatura interna, facilitando el desprendimiento del hielo.
Tras unos minutos, al abrir el electrodoméstico, las capas se despegarán casi por completo sin requerir esfuerzo físico. Este método aprovecha la capacidad del aluminio para distribuir el calor de manera uniforme, acelerando el proceso.
Por qué es importante eliminar el hielo y cómo mantener el electrodoméstico
La acumulación excesiva de hielo no solo reduce la capacidad de almacenamiento, sino que también obstruye la circulación del aire frío, forzando al compresor a operar por más tiempo. Esto se traduce en un aumento del consumo eléctrico y un riesgo elevado de fallos mecánicos. Además, la humedad retenida puede generar malos olores y contaminar los alimentos.
Para evitar estos inconvenientes, se recomienda descongelar el freezer al menos dos veces al año, dependiendo del uso y del modelo.
Más allá del descongelamiento, otros aspectos de mantenimiento son vitales. Limpiar periódicamente las juntas de la puerta asegura un cierre hermético, previniendo fugas de frío. Revisar la temperatura ideal (entre -18°C y -15°C para el freezer) garantiza un funcionamiento óptimo. También es aconsejable vaciar y limpiar el interior con productos neutros cada tres meses, evitando la proliferación de bacterias. Por último, organizar los alimentos de manera estratégica mejora la circulación del aire y facilita la distribución homogénea del frío.
Así las cosas, mantener el congelador libre de hielo no es solo una cuestión de practicidad, sino de economía y seguridad alimentaria. Adoptar hábitos como evitar dejar la puerta abierta por tiempos prolongados o verificar el estado de las gomas selladoras contribuye a prolongar la vida del electrodoméstico. El método del aluminio, sumado a un mantenimiento integral, se convierte en una estrategia eficiente para resolver un problema cotidiano sin recurrir a herramientas complejas.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario