Desde Casa Rosada ponen en duda el viaje de Javier Milei a China, tras su alineamiento con Donald Trump

El Gobierno argentino está evaluando si será posible concretar el viaje de Javier Milei a China, previsto para participar de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en ese país. Aunque en diciembre de 2024 se había mencionado la posibilidad de este viaje, las autoridades de la Casa Rosada indican que “el viaje nunca estuvo confirmado”.

A esto se le suma que la cumbre de la CELAC, organizada por China, sigue sin una fecha establecida y que el Ejecutivo no ha iniciado las gestiones diplomáticas necesarias para preparar la agenda del presidente argentino con las autoridades chinas.

Alineación con Estados Unidos

Xi Jinping

El presidente de China, Xi Jinping

La política exterior del Gobierno de Milei se ha reorientado hacia un fortalecimiento de la relación con Estados Unidos. Según fuentes oficiales, la administración argentina prioriza una alianza comercial y de cooperación militar con Washington. El Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo la conducción de Gerardo Werthein, se encarga de respaldar todas las decisiones que emanan del Departamento de Estado de EE.UU., incluyendo las posturas de la Argentina en foros internacionales como las Naciones Unidas. La abstención del país frente a las resoluciones sobre la invasión rusa a Ucrania refleja esta alineación política con los intereses de Estados Unidos, lo cual impacta en el futuro de las relaciones con otras potencias, como China.

A pesar de este giro hacia Washington, el Gobierno argentino continúa reconociendo la relevancia económica de China, que se mantiene como el principal socio comercial del país. Las autoridades son conscientes de la importancia de las relaciones bilaterales, especialmente en lo que respecta a proyectos clave como la construcción de las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, que requieren financiación china.

La contradicción de la diplomacia argentina

javier milei xi jinping.jpg

A lo largo de 2024, Javier Milei mostró un cambio en su postura hacia China, pasando de criticar al régimen de Xi Jinping a mantener reuniones con el mandatario chino en el marco de la cumbre del G20 en Brasil. Este giro pragmático incluye encuentros entre funcionarios cercanos al presidente y representantes del gobierno chino, como la reunión de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, con el embajador Wang Wei. Sin embargo, las recientes decisiones del Gobierno argentino, como la exclusión de empresas chinas en la licitación para el dragado de la Hidrovía, demuestran una actitud más cautelosa con respecto a la influencia de China en el país.

Por otro lado, la Argentina no deja de lado su relación con China en el ámbito comercial. La visita reciente de Javier Milei a representantes de la empresa china Ganfeng Lithium, especializada en el litio, dejó claro que aún existe un interés por mantener buenas relaciones con este país, a pesar de las tensiones políticas. Este gesto fue interpretado en Beijing como una señal de cooperación.

¿Un viaje postergado o pendiente?

A pesar de que la cumbre de la CELAC en China sigue sin confirmarse y no se espera que el viaje de Milei se concrete en el corto plazo, las autoridades argentinas siguen considerando la posibilidad de que esta visita se realice más adelante. A nivel diplomático, se prevé que China extienda una invitación formal a la Argentina cuando se organice la cumbre. Sin embargo, las dinámicas internacionales están cambiando rápidamente, con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, quien podría influir en las decisiones de Milei. El presidente de Estados Unidos tiene un enfoque pragmático que puede hacer más difícil que le pida a la Argentina no reunirse con Xi Jinping.

En este contexto de distensión y reajustes, el Gobierno argentino espera que las relaciones con China no se vean afectadas de manera irreparable. Si bien se prioriza la alianza con Estados Unidos, también se reconoce que Argentina necesita de China para avanzar en proyectos clave para su desarrollo. El desafío será equilibrar estas dos potencias en el marco de una política exterior que todavía se encuentra en fase de definición.