Mario Medina, que trasladó durante 13 años al sumo pontífice cuando era arzobispo en la Ciudad, lo recordó como una persona “humilde y sencilla”.
Detrás de cada gran figura hay historias sencillas que revelan su verdadera esencia. Tras la muerte del papa Francisco, el testimonio de Mario Medina, quien fuera su chofer en Buenos Aires nos ofrece una mirada íntima y reveladora sobre el hombre antes del papado.
En su emotivo testimonio emergen detalles cotidianos, gestos de humanidad y una humildad constante que caracterizaban al entonces arzobispo de Buenos Aires. Este relato no solo enriquece la imagen del Pontífice, sino que también permite comprender cómo su vida diaria ya reflejaba los valores que predicó desde el Vaticano: cercanía, sencillez y servicio.
“Vos vas a ser papa”
Mario contó que la última vez que lo vio en persona fue antes de ser elegido sumo pontífice. “Me acuerdo de que tuvimos una charla antes del viaje de Cónclave. Me dijo que nos íbamos a ver de nuevo en las vacaciones y yo le respondí: ‘No vas a volver, porque vos vas a ser papa´. Después me llamó y me dijo que tenía razón en todo”, contó.
“Yo era su chofer, pero también su amigo. Él me ofreció su amistad y su confianza. Me acuerdo de que era una persona muy humilde, muy humana, sencilla, que se ocupaba mucho de la gente de bajos recursos y de las personas de la sociedad media para abajo”, aseguró.
Sobre ese acto de humildad, reveló: “Siempre les preguntaba a las familias de los barrios humildes qué necesitaban. Aunque él no le llevaba las cosas, después se las hacía llegar”.
Otra anécdota que contó Mario fue que Bergoglio viajaba desde la Ciudad hasta el Conurbano para almorzar con él y su familia. “La mayoría de los domingos venía porque le gustaban los fideos caseros que hacía mi señora. Pero él no quería que lo vaya a buscar, se tomaba el subte a constitución, después el tren a Ezpeleta y se traía el postre, su favorito, la tarta de ricota. Teníamos charlas de familia, compartíamos la palabra de Dios”, recordó.
Sobre esos encuentros, Medina sostuvo que, “éramos dos amigos hablando de las cosas que hablan dos amigos. Charlaba con mi esposa, con mis hijos, me preguntaba por las necesidades del barrio, él quería ayudar a todo el mundo”.
“Siempre se me escapaba, rompía el protocolo. Se metía en las villas sin que nadie sepa. No quería que nadie lo reconozca. Le preocupaba el país, la gente, sobre todo los que eran de clase media para abajo. La gente humilde lo desvelaba”, dice sobre la personalidad del pontífice que marcó una era en la Iglesia católica.
Para finalizar su emotivo recuerdo, Mario Medina hizo una perfecta descripción de Jorge, el hombre detrás del Papa. “Me queda el recuerdo del ser humano que fue. Salía de noche solo a la Plaza de Mayo a ayudar a la gente que vivía en la calle. Fue una persona que siempre hizo el bien. Siempre se preocupó por eso”.
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