Los padres de los afectados pidieron la expulsión del alumno, que se justificó asegurando que solo quiso hacer "una broma".
Un alumno de cuarto año de secundaria, de 16 años, quiso hacerle una broma a sus compañeros pero se le salió de control: les dio a sus compañeros un café adulterado con marihuana y varios chicos terminaron intoxicados y con ataques de pánico.
El hecho ocurrió el pasado viernes en el colegio municipal 213 “Irene Bernasconi” en la ciudad de Mar del Plata, donde los adolescentes tuvieron que recibir atención médica por el episodio y, tras lo ocurrido, los padres pidieron la expulsión del alumno.
Las autoridades del establecimiento percibieron que los alumnos se sintieron mal cuando los jóvenes empezaron a mostrar síntomas de ataque de pánico. Fue entonces que comunicaron a los padres que retiraran a sus hijos del colegio.
Según medios locales, este martes los padres protestaron la falta de respuestas de quienes manejan el colegio, ya que cuando fueron a buscar a sus hijos los encontraron en el piso, llorando y con temblores.
Uno de los padres de los chicos, mencionó: “La ambulancia no hizo nada y los llevamos a la salita, donde recibieron suero y algunos hasta oxígeno por el pánico que se les había generado".
En tanto, muchos adultos señalaron que el joven acusado de intoxicar a sus compañeros no es la primera vez que lo hace, ya que anteriormente había llevado brownies con las mismas sustancias.
Por último, los padres no tuvieron respuestas de la institución y se comunicaron con el Consejo Escolar para pedir su expulsión.
Qué puede generar la combinación de café y marihuana
La combinación de café (cafeína) y marihuana (THC) en jóvenes de 16 años puede generar efectos físicos y psicológicos complejos debido a la interacción entre un estimulante y una sustancia psicoactiva. La cafeína aumenta el estado de alerta y la frecuencia cardíaca, mientras el THC altera la percepción y puede inducir relajación o ansiedad. Juntos, podrían exacerbar efectos adversos: taquicardia, nerviosismo, desorientación o paranoia, especialmente en cerebros adolescentes en desarrollo, más sensibles a alteraciones neuroquímicas.
El sistema dopaminérgico, vinculado a la recompensa y el control emocional, podría verse sobreestimulado, elevando el riesgo de dependencia o trastornos de ansiedad a largo plazo. Además, la mezcla podría afectar funciones cognitivas como memoria, atención y toma de decisiones, impactando el rendimiento académico y social.
La falta de madurez neurológica a esta edad aumenta la vulnerabilidad: el córtex prefrontal, responsable del juicio, aún se desarrolla. Esto dificulta evaluar riesgos, potenciando conductas impulsivas o consumo excesivo. Estudios sugieren que combinar estimulantes con cannabis puede alterar patrones de sueño y aumentar la probabilidad de episodios psicóticos en individuos predispuestos.
Si el consumo es ocasional o único, es poco probable que se manifiesten todos los efectos a largo plazo mencionados (como dependencia, trastornos emocionales o alteraciones cognitivas persistentes). Sin embargo, incluso en una sola ocasión, la combinación podría desencadenar reacciones agudas dependiendo de factores como la dosis, la sensibilidad individual y el contexto.
En un escenario único, los síntomas más comunes serían taquicardia, ansiedad, mareos o confusión temporal, pero estos suelen resolverse en horas; aunque todos los derivados también podrían aparecer con el correr del tiempo.
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