La caída de Edgardo Kueider: una mala sorpresa para Javier Milei que se aceleró cuando una jueza federal pateó el tablero
El bloque de UxP sumará una banca y quedará a tres del cuórum propio. Un mal conteo no permitió cumplir con el pedido de Casa Rosada. Por qué apuntan a Macri.
"Nosotros desde el bloque y muchos de los senadores teníamos la intención de esperar y suspender al senador (Edgardo) Kueider. Se necesitan dos tercios para eso y no lo hemos podido conseguir", dijo el jujeño Ezequiel Atauche. Había terminado el cuarto intermedio que había pedido el titular del bloque de La Libertad Avanza, junto a su colega, Juan Carlos Romero, del interbloque Provincias Unidas. El rostro amargo de Victoria Villarruel se veía con claridad desde el sillón de la presidencia del Senado y revelaba que la negociación final había fracasado.
Cuando terminó la sesión, los más enojados acusaron al oficialismo de meterse en una pulseada sin saber si tenían los votos. Después de reconocer que no habían reunido los votos suficientes para salvar a Edgardo Kueider del escándalo, Atauche cerró el prólogo de la derrota que estaba por asumir. "No queremos dejar que esto quede sin ningún tipo de votación, porque no sería bueno para nosotros no sancionarlo. Así es que al no tener número, vamos a votar por la expulsión", sostuvo el senador después de intentar cumplir desde la mañana con el pedido de la Casa Rosada: impedir por todos los medios posibles que la expulsión de Kueider abriera la puerta a su reemplazo por Stefanía Cora, la segunda en la lista del Frente de Todos que ampliaría el bloque de Unión por la Patria de 33 a 34 bancas, es decir, a tres del cuórum propio.
El entrerriano era parte del bloque peronista, pero desde que Milei asumió se transformó en un aliado clave. En la Cámara Alta le adjudicaban un activo diferencial porque era uno de los pocos que había pactado directamente con el asesor presidencial Santiago Caputo.
La capitulación verbal de Atauche expresó la caída final de todos los intentos para salvar al senador del despido y, también, preservar a los funcionarios de Milei que habían quedado expuestos. Los momentos de crisis obligan a las partes del Gobierno a hablarse por necesidad. Es lo que le viene pasando a Villarruel desde que Kueider fue detenido el primer miércoles de diciembre en Paraguay, cruzando el puente que cruza la frontera con Brasil, junto a su secretaria. En su mochila llevaba 211.000 dólares en efectivo que no había declarado y cuyo origen no pudo justificar con claridad.
Una jueza federal cambió todo en el Senado
"Por favor, ayúdennos, no les podemos dejar esto en bandeja al kirchnerismo", escuchó un senador radical de boca de Villarruel, empeñada por convencerlo y sumar los dos tercios necesarios para encontrar una salida a medida de la Rosada, es decir, a favor de la suspensión hasta el 1° de marzo y avanzar con su desafuero. El escándalo creció rápido y entró en una vorágine de aceleración poco antes del arranque de la sesión, que empezó poco despúes de las 11.20. La pieza desequilibrante la aportó la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, que pidió la detención y el desafuero del senador, además de una serie de allanamientos en Entre Ríos y Buenos Aires.
La noticia llegó al Congreso cuando los senadores y senadoras estaban llegando a sus despachos para luego bajar al recinto. El impacto puso en crisis la estrategia que había comprado la Casa Rosada en la mañana, con funcionarios seguros de una sesión que se caía o que, en el peor de los casos, podía llegar a una suspensión. Tan grandes eran las diferencias en las horas previas, que cada sector podía neutralizar al otro. Nada podía hacerse sin los dos tercios de los presentes porque no había dictamen del pedido de expulsión o de la suspensión. Tendría que haber surgido de la Comisión de Asuntos Constitucionales, pero su presidente está preso en Paraguay desde hace ocho días.
La expulsión fue aprobada por 61 votos positivos, seis negativos y una abstención. Así superó los dos tercios de los presentes y luego sumó el naufragio del contragolpe que había preparado el oficialismo. La iniciativa de suspender a Oscar Parrilli de UxP debido a su procesamiento en la causa que indaga la firma del Memorandum con Irán no avanzó. No pudieron reunir los 46 votos necesarios, sólo alcanzaron 34 a favor, 31 en contra y una abstención.
Una llamada de último momento que no alcanzó
En el radicalismo fue Maximiliano Abad el único que se negó a expulsar a Kueider, pero en el bloque Frente PRO, que preside Luis Juez, hubo fracturas que pusieron en crisis el liderazgo del expresidente Mauricio Macri. En la Casa Rosada piensan lo contrario. Estiman que fue el magnate que urdió la idea de quitarles apoyo en un momento crítico.
De los siete integrantes del bloque amarillo hubo cuatro que bancaron a Kueider: Andrea Cristina, Enrique Goerling Lara, Carmen Álvarez Rivero y Alfredo De Angeli, que antes había defendido la expulsión. El cambio repentino fue a pedido de Macri que llamó a cada uno para votar junto al oficialismo. Era tarde, ya estaba todo roto en ese espacio y la fragilidad del oficialismo se proyectó hasta la Rosada, donde cambiaron el optimismo de la mañana por la impotencia y la bronca de la tardecita.
Stefanía Cora asumirá el año que viene, porque el Senado volverá al silencio que mantuvo en las últimas nueve semanas. Hasta que eso suceda, todo quedará en manos del Ejecutivo, incluso la relación con Macri.
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