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La renuncia de Mario Russo a Salud: tensiones, acuerdos y una pata radical insospechada

El jueves por la noche se conoció la salida del titular de la cartera sanitaria del gobierno de Javier Milei. El rol de Santiago Caputo y los sorpresivos aliados.

La renuncia de Mario Russo como ministro de Salud solo terminó de blanquear la verdad sobre la conducción de una de las áreas más delicadas del Gobierno nacional. Russo esgrimió motivos personales y dejó el cargo que ocupó durante casi diez meses, pero siempre fue controlado por el médico y empresario Mario Lugones, que lo reemplazó desde este jueves.

La salida de Russo fue precedida por un intento de comunicar los avances de su gestión, pero siempre muy apremiado por los drásticos ajustes que afronta la cartera sanitaria desde que Javier Milei asumió la presidencia. En las primeras horas posteriores a la crisis que derivó en la renuncia, dentro de la Casa Rosada deslizaron que el funcionario dejó el cargo por su desacuerdo con las partidas previstas en el presupuesto 2025 para su área. La versión comenzó a tomar otro volumen cuando cerca del estratega presidencial Santiago Caputo le adjudicaron la autoría de la remoción, después de una dura discusión que terminó en la salida "por motivos personales".

El consultor había quedado muy expuesto por la caída del DNU 656/24, que aumentaba en 100.000 millones de pesos los fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado. Fue el primer decreto anulado por las dos cámaras del Congreso y le generó un duro revés político al asesor todoterreno que, junto con la hermana presidencial Karina Milei, forma parte del círculo más estrecho del mandatario. Tras la crisis por el amplio rechazo opositor en Diputados y en el Senado, Caputo también tuvo una dura discusión con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Sucedió en medio de días complicados para el ministro coordinador, que fue internado por un problema de salud, presuntamente originado por el estrés de la gestión.

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Caputo buscó preservarse en silencio y comenzó a reaparecer en la Rosada hace diez días. Esta semana posó por primera vez en fotos oficiales, involucrado en las reuniones con Francos y Karina para definir una ofensiva sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas. Sin embargo, el joven asesor tiene una influencia determinante en el futuro del área de Salud, y por eso respaldó que la cartera tuviera a Russo como ministro, pero bajo la sombra de Lugones, padre de Rodrigo Lugones, amigo y excompañero de Caputo cuando ambos trabajaron en comunicación política para el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba.

El vínculo entre ambos le permitió a Mario Lugones ser la última palabra en los designios de Salud, por encima de Russo. Al parecer, el ministro no solo habría tenido diferencias profundas con ese esquema de decisiones. Los cortocircuitos también se habrían profundizado por una nueva interna en el seno de Salud con otro aliado de Caputo: el exministro de Trabajo Jorge Triaca, que comenzó a impulsar a distintos colaboradores suyos en áreas del Ejecutivo y también de la Cámara de Diputados, con acuerdo de su presidente Martín Menem.

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El Ministro de Salud Mario Russo, en el primer Consejo Federal de Salud (COFESA) de la gestión de Javier Milei. Tensión por la epidemia de dengue en el país. Foto: Ministerio de Salud.

El Ministro de Salud Mario Russo, en el primer Consejo Federal de Salud (COFESA) de la gestión de Javier Milei. Tensión por la epidemia de dengue en el país. Foto: Ministerio de Salud.

Una discusión, una renuncia

El indicio sobre los cruces silenciosos entre el entorno de Triaca y Russo quedaron al desnudo cuando el entonces ministro decidió recortarle funciones a la secretaría administrativa del ministerio, Cecilia Loccisano, esposa de Triaca. Fue uno de los últimos actos administrativos que realizó Russo antes de la dura discusión que ventila el entorno de Caputo y que habría sido la razón final de la salida del ministro, es decir, el control operativo de uno de los presupuestos más importantes del Ejecutivo, pero uno de los que menos aumentos recibió en las partidas para el año que viene que comenzará a tratar la Cámara de Diputados el 8 de octubre.

Sin Russo en el camino, Caputo tiene más control que antes sobre Salud, pero la salida lo obligó a exponer políticamente a Mario, el padre de su amigo, que ahora tiene que hacerse cargo del ministerio. Lugones padre es uno de los propietarios del Sanatorio Güemes de la Ciudad de Buenos Aires y le adjudican una sociedad con el exministro del Interior, Enrique "Coti" Nosiglia y con el gremialista Luis Barrionuevo.

El vínculo con el empresario, exfuncionario y dirigente de la UCR, es uno de los vínculos menos conocidos del Gobierno con un sector del radicalismo. Es el mismo espacio que respalda al senador porteño Martín Lousteau como presidente del Comité Nacional de la UCR y algunos sostienen que ese cable de acero, tan poco conocido, habría permitido que el legislador radical quede al frente de la comisión bicameral de seguimiento de organismos de inteligencia. El oficialismo no tuvo chances de controlarla, pero Lousteau no es un desconocido, por más desdén que Milei le dedique a "rulos".

"Si Lugones mantiene a la esposa de Triaca en la secretaria administrativa y le restituye las funciones que le había quitado Russo, entonces quedará confirmado que era una pelea por el control de esa caja", especuló un legislador del oficialismo que sigue de cerca la crisis en la cartera sanitaria.

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