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La "viuda negra" de la Policía Federal: sus videos en TikTok y por qué fue presa

Micaela Garrido era oficial de la PFA, pero al mismo llevaba adelante una riesgosa segunda vida. Cómo sigue la causa.

La historia de Micaela Garrido, la oficial de la Policía Federal que también trabajaba como "viuda negra" de noche, trascendió todas las fronteras en las últimas semanas. Actualmente, Garrido se encuentra recluida en la Unidad Penitenciaria N°59 de Merlo. Pero se conoció otra faceta de la peculiar delincuente.

Es que Micaela era habitué de la red social TikTok, una plataforma en la que se suben videos más bien cortos. Allí tenía un perfil bastante peculiar, publicando contenido en el que ofrecía “regalitos”.

En su biografía se lee, sin embargo, que para acceder a dichos obsequios “se debe abonar una contribución”, tal como se deduce del alias que utiliza en la red social. Este detalle ya pintaba un panorama diferente al de la imagen que se tendría de una funcionaria policial, pues en sus videos se la veía armando tragos, posando en ropa interior y apareciendo en ambientes nocturnos, contrastes marcados con su labor en la Terminal de Ómnibus del barrio porteño de Retiro.

Lógicamente, la doble vida de Garrido no se limitaba a su faceta en TikTok. Según la investigación en su contra, llevaba adelante robos utilizando la modalidad de “viuda negra”, un esquema delictivo que, en los últimos meses, había experimentado un notorio incremento tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el conurbano.

Cómo sigue el caso de la "viuda negra" de la Policía Federal

El caso, que se encuentra a cargo del fiscal de Benavídez, Cosme Iribarren, estuvo cerca de quedar sin consecuencias legales. Esto se debió a que la víctima, en un principio, desconocía la verdadera identidad de la mujer que se presentó como “Flor” en un boliche de Palermo, para después acompañar a dos compañeras a su domicilio en Villa La Ñata. Sin embargo, un minucioso detalle permitió a los investigadores de la SubDDI de Tigre desentrañar el entramado delictivo.

Todo se remonta al 14 de diciembre, cuando la víctima, junto a un amigo, acudió a una discoteca en los alrededores de Plaza Serrano. Fue en ese ambiente festivo donde sostuvo “una charla con un grupo de chicas”. Según relató el denunciante, “Pegué buena onda con una que tenía pelo morocho y se hacía llamar ‘Flor’, de 30 años aproximadamente”. Esta declaración fue clave para identificar a la sospechosa, ya que se trataba de Micaela Garrido.

En compañía de “Flor” se encontraba otra mujer de cabellos rubios, fácilmente distinguible por un tatuaje de San La Muerte en el brazo derecho, y una tercera integrante, una joven de cabellera colorada, descrita como la más joven del trío. A las 8 de la noche, los cuatro salieron del boliche y las mujeres le propusieron “seguirla” en algún lugar, propuesta que la víctima aceptó y que lo llevó a acompañarlas en automóvil hasta una residencia.

Una vez en el domicilio, el hombre se dirigió a su habitación en compañía de “la morocha”, mientras que las otras dos se quedaron en el living. Al cabo de unos minutos, al salir de la habitación, observó con asombro que las mujeres estaban manipulando sus instrumentos musicales: dos guitarras eléctricas, dos guitarras criollas, amplificadores, micrófonos y otros equipos como padales y cables. Ante esta situación, procedió a recuperar sus objetos, afirmando con énfasis: “No son para jugar”.

Así fue el delito

En ese preciso instante, la mujer de cabello colorado se le acercó y le ofreció un vaso de Vodka. Después de tomar un sorbo, regresó a la habitación y se recostó en la cama junto a “la morocha”. Poco después, el denunciante percibió cómo la rubia se acomodaba al lado de ellos, y en seguida, éste cayó en un profundo sueño.

El desenlace de aquella noche se materializó al despertarse la víctima cerca de las tres de la tarde. Se encontraba visiblemente mareado y tuvo que recostarse en el suelo, dándose cuenta de que lo que experimentaba iba más allá de una simple resaca. Para su desconcierto, las mujeres habían desaparecido, llevándose consigo no solo su celular y su billetera, sino también todas las guitarras que habían estado en la habitación. Como colofón, descubrió que su auto también había sido sustraído.

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El error que eventualmente la conduciría a prisión se manifestó días después. El 2 de enero, un amigo de la víctima recibió un mensaje que alertaba sobre la oferta de dos guitarras eléctricas idénticas a las que habían sido robadas. El número desde el que se enviaba dicho mensaje estaba asociado al usuario de Facebook “Belleza de Manos y pies Micaela”. Fue entonces cuando el amigo recordó que una de las mujeres, la de cabellos rubios, había mencionado que se dedicaba a la manicura.

Gracias a esa pista, los detectives pudieron rastrear la cuenta y el celular hasta Naiara, hermana de Micaela. Los informes de la empresa de telefonía celular, a través del registro de apertura de antenas, demostraron que el dispositivo estuvo en Villa La Ñata durante el día y en el horario del incidente, para luego ser localizado en Villa Lugano, donde residen ambas hermanas. Otro dato crucial fue que el vehículo de la víctima fue abandonado el 18 de diciembre, a tan solo 13 minutos del domicilio de las imputadas. Además, se descubrió que, en el día del robo, Naiara realizó una llamada desde su teléfono a una línea que pertenecía a Micaela. Según el informe, ese dispositivo emitió señal en la zona de Tigre desde las 8:42 hasta las 9:40, evidenciando la presencia de la sospechosa, la misma que había sido fotografiada por la víctima en el boliche y que se jactó de su “conquista” con sus amigos.

Con la acumulación de pruebas de gran peso, Iribarren solicitó el procesamiento de Micaela Garrido por el delito de robo agravado, considerando que el hecho se cometió en poblado y en banda, además de agravar la situación por su condición de integrante de la fuerza policial.

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