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Qué hay detrás de Cristina Kirchner y el operativo clamor para que presida el PJ

La orfandad de la conducción del peronismo moviliza al cristinismo para promover el regreso de la dos veces presidenta a la arena preelectoral del 2025.

La noticia agarró al gobernador riojano Ricardo Quintela en pleno viaje a Neuquén. Tenía prevista una visita para conseguir el respaldo del peronismo local a su candidatura para presidir el partido, pero justo antes comenzó el operativo clamor impulsado por la organización La Cámpora para que Cristina Fernández de Kirchner presida el partido. Hasta hace dos meses estuvo conducido por Alberto Fernández. Tuvo que renunciar, golpeado por las acusaciones de violencia de género promovidas por su expareja, la exprimera dama Fabiola Yáñez.

Para un panperonismo que todavía no termina de digerir la derrota electoral del año pasado, el escándalo del expresidente Fernández fue vivido como una tragedia dentro de las tribus internas que conviven dentro del Partido Justicialista. La hiper exposición del profesor de derecho penal también reavivó las viejas críticas internas sobre la mala fortuna de Cristina para elegir candidatos. Los malos recuerdos duraron menos de lo esperado, con un Alberto que procura estar lejos de la prensa y, tal como le han pedido, en silencio. Su salida de la conducción activó la elección de nuevas autoridades partidarias para el próximo 17 de noviembre. Faltan cuarenta días y hay dos aspirantes anotados: Quintela y Cristina, con chances de que se sume el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, uno de los más críticos de la exmandataria.

La orfandad de la conducción del peronismo, tarde o temprano, iba a movilizar al cristinismo para promover a alguien al frente del partido o para inaugurar el regreso de la dos veces presidenta a la arena preelectoral del 2025. Las preocupaciones de Cristina son políticas, pero también judiciales. En su entorno creen que si se presenta a algún cargo electivo el año que viene podría afrontar una nueva ofensiva del Gobierno sobre los tribunales para empeorar su situación procesal. Sin embargo, falta poco para que la Cámara de Casación Penal resuelva si confirma la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos que fue dictada contra ella, acusada de direccionar licitaciones de obras públicas en Santa Cruz para beneficiar al empresario Lázaro Báez.

cristina kirchner acto universidad

Si se confirma el fallo que ventilan en tribunales, el caso seguirá escalando hasta la Corte Suprema. Una sentencia confirmada en segunda instancia podría obstaculizar una eventual candidatura de Cristina si prospera el dictamen de ley de "Ficha Limpia" que impulsa el oficialismo junto al PRO, la Coalición Cívica y la UCR en la Cámara de Diputados. Entre el posible revés judicial contra la exvicepresidenta de Alberto y la ofensiva legislativa, dentro del kirchnerismo consideran que avanza una tenaza judicial y política para impedir que Cristina juegue el año que viene. En esa tensión, la presidencia del PJ aparece como un camino intermedio entre la jubilación anticipada que le quieren imponer y la otra opción no confirmada pero cada vez más potente: que sea candidata el año que viene.

Cambió la estrategia de Cristina

Después de la derrota de Daniel Scioli en diciembre de 2015 y la llegada de Mauricio Macri al poder, Cristina demoró poco más de un año en reorganizar su aparición. Para las elecciones de 2017 lanzó el sello de Unidad Ciudadana, pero como una forma de sumar aliados más allá de los contornos del pejotismo. Esta vez la estrategia es distinta, porque la expresidenta le otorga la centralidad principal al control del peronismo, como llave maestra del entramado opositor que puede impulsar contra el gobierno y las políticas de Milei, jugado a quedarse con la base electoral de los exsocios de Juntos por el Cambio. La posibilidad de que ella busque la conducción del PJ se cocina desde principios de agosto, cuando los dirigentes de La Cámpora ya evaluaban esa alternativa.

Los caminos para reordenar al partido son muy distintos a los de la derrota anterior. Entre los pocos sobrevivientes a la derrota de la fórmula Sergio Massa - Agustín Rossi, están los gobernadores peronistas. El riojano Quintela es uno de ellos, pero el más importante, por la densidad política y electoral de su provincia, es el bonaerense Axel Kicillof, que transita el primer año de su segundo mandato. No puede reelegir, pero llegará a 2027 con ocho años de gestión del distrito más grande del país y con grandes chances de pelear la candidatura presidencial del panperonismo, siempre y cuando el ahogo financiero que le impone Milei a Buenos Aires no termine de malograr su futuro político. Falta una eternidad y, como si fuera poco, una elección de medio término todavía, pero en La Plata hay algunos movimientos que sugieren la anticipada construcción de un armado electoral para Kicillof en 2027.

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La llegada del exgobernador de Chaco, Jorge Milton Capitanich, a la presidencia de la Fundación del Banco Provincia no es casual. En La Plata la interpretan como el desembarco del exjefe de Gabinete de Cristina al frente del incipiente armado Axel 27. El "Coqui" considera que la conducción del partido tiene que definirse después de las elecciones del año que viene. Defiende la tradición del movimiento justicialista de una verticalidad debajo de quien ganó las elecciones. El ganador ordena hacia adentro y, con la legitimidad de las urnas, también lidera el partido o influye para conducirlo. La salida de Alberto anticipó los tiempos y hasta ahora la eventual interna Cristina - Quintela en realidad es la expresión de la contienda de fondo entre ella y Kicillof, en una disputa que va más allá del partido y que llega al armado de las listas para las próximas dos visitas a las urnas que habrá en 2025 y 2027.

La conducción del PJ bonaerense la tiene el diputado nacional Máximo Kirchner y es el principal antagonista dentro del peronismo de Kicillof. Este sábado encabezó el encuentro de autoridades partidarias e intendentes del interior bonaerense, y pidió el respaldo para la candidatura de Cristina a presidir el PJ Nacional. La idea es que su madre juegue como prenda de unidad de los sectores del peronismo. Si la movida tiene sustento, todavía falta que ella vaya más allá de la irrupción que hizo la semana pasada en municipio bonaerense de La Matanza. Fue un gesto inicial, casi de una sutil campaña para mantener presencia.

El rol de Máximo Kirchner y el operativo clamor por CFK

Resta saber qué programa de conducción partidaria tiene Cristina si realmente quiere presidir el PJ. Si su rol será prenda de unidad, la gran pregunta es: ¿a quiénes puede convocar para exhibir la amplitud suficiente que le permita reconstruir al PJ como principal motor opositor? La expresidenta puede o no ser buena eligiendo candidatos, pero nunca dejó de recuperar la iniciativa en situaciones adversas. El factor sorpresa es clave en este escenario, porque sabe que puede impactar y capitalizar el efecto, tal como cuando anunció que sería candidata a vice detrás de Alberto.

"La única buena sorpresa que puede jugar Cristina es que deje de pelearse con Axel", dicen en La Plata ante el operativo clamor que lanzó la semana pasada el senador Eduardo "Wado" De Pedro. Hace dos semanas Máximo encabezó un acto en La Plata, sin invitados del gobierno provincial, donde profundizó la tensión con Kicillof. Le pidió al gobernador que no se victimice y que debata sin mezquindades, pero el mensaje no convence a todos los que esperan más apoyo y menos críticas a Kicillof, en medio de un creciente antagonismo con la Casa Rosada. Entre ellos está la mayoría de los intendentes peronistas del conurbano y el interior provincial, que están más cerca del gobernador que de Máximo. Lo mismo pasa dentro de la CGT, que ahora está embarcada en una negociación silenciosa con el Gobierno, a través del estratega presidencial Santiago Caputo. A la mayoría del cegetismo no le convence de que la expresidenta tensione con Kicillof y mucho menos que Máximo reaparezca, como lo hizo en La Plata, como un candidato.

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El hijo mayor de Cristina y Néstor habló en el Estadio Atenas de la capital provincial con un escenario 360, rodeado por militantes de La Cámpora. Habló por más de una hora, dejó clara su distancia con Kicillof y pareció iniciar un road show que quizás el año que viene lo tenga como candidato, aunque su mandato vence en 2027. Los críticos de Máximo no le perdonan que haya renunciado a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos el 1 de febrero de 2022, como parte de sus diferencias públicas con Alberto y con Martín Guzmán, por entonces ministro de Economía. El diputado todavía busca superar ese mal trago, pero el portazo cayó muy mal dentro del partido y del bloque, donde conviven al menos una decena de sectores internos del PJ.

Neuquén fue la doceava provincia que Quintela visitó como parte de su campaña para disputar la presidencia partidaria. Se fue del sur con una novedad que no lo tomó por sorpresa: el 17 de noviembre podría medirse con Cristina, aunque también podrían cerrar un acuerdo de unidad donde haya lugar para todos. La gran pregunta es si dentro de esa amplitud hay lugar para Kicillof.

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