Así se ven, doce años después, los terroristas que asesinaron al sargento Aigo

Jorge Antonio Salazar Oporto y Alexis Alfredo Cortes Torres son los terroristas chilenos que asesinaron el 7 de marzo de 2012 al sargento José “Cochele” Aigo en el paraje de Pilo Lil en Junín de los Andes. Ahora, la Policía difundió una proyección de cómo serían sus rostros doce años después de doce años de vida clandestina y siendo buscados por las fuerzas de seguridad de Argentina, Chile e Interpol.

La búsqueda de los asesinos de Aigo continúa adelante y Neuquén ofrece desde 2022 una recompensa de 100 mil dólares por cada uno de los terroristas y otros 5 millones más que ofrece Nación para quienes aporten datos para ubicarlos y detenerlos.

Todavía sigue vigente la pregunta ¿Por qué todavía no los atrapa ni las fuerzas de seguridad de Argentina, Chile e Interpol? Y como siempre hemos contado, se trata de delincuentes con entrenamiento de guerrilla que se manejan en otro nivel y otros códigos.

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En marzo de este años se realizó en Junín de los Andes el acto en memoria del sargento Aigo.

Recompensa en miles de dólares

El equipo especial de la Policía que trabaja vinculado al Ministerio Público Fiscal actualizó recientemente los panfletos de búsquedas y añadió la proyección de los rostros de los asesinos, ahora más viejos.

En la actualidad, Salazar Oporto pisa los 60 años y Cortes Torres los 50 y es sabido que su vida en clandestinidad va diezmando la salud física y mental por más entrenamiento o preparación que tengan.

De hecho, desde el Departamento de Seguridad Personal de la Policía se distribuyeron los panfletos con los nuevos rostros en toda la frontera neuquina.

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Un sargento cumpliendo el deber

La conflictividad terrorista parecía algo totalmente ajeno a la región, pero la madrugada del 7 de marzo de 2012 la Policía neuquina sufrió un duro golpe.

El sargento José “Cochele” Aigo, era integrante de la patrulla rural de Junín de los Andes y le quedaba muy poco para retirarse. Anhelaba dedicarse a las tareas del campo.

Su compromiso con el trabajo lo llevó a querer verificar un vehículo durante un control de rutina en el paraje de Pilo Lil. Esa madrugada fue asesinado a sangre fría por Salazar Oporto y Cortes Torres ambos integrantes del MIR, pero de distintas facciones.

La fuga de los terroristas tuvo que ver en parte con la impericia de los jefes policiales de turno y con el apoyo de pobladores que hasta aceptaron dólares para ayudarlos y entregaron caballos para que los guerrilleros pudieran sortear el cerco policial y cruzaran la cordillera por un paso clandestino en dirección a Reigolil, Chile.

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Fiscalía trabaja en conjunto con Chile

El fiscal general de Neuquén, José Gerez, trabaja en coordinación con un grupo especializado de la Policía neuquina que son los que hacen las tareas operativas de una búsqueda que no tiene pausa ni descanso y que requiere de mucha paciencia y persistencia.

“Se trata de dos terroristas que están debidamente individualizados. Cometieron un homicidio triplemente agravado, por alevosía, por tratarse de un miembro de la policía en servicio y por el uso de arma de fuego”, aclaró Gerez a principios de marzo cuando recordamos el caso al cumplirse 12 años.

Al tratarse de prófugos que permanecerían en Chile, es complejo el avance de los investigadores neuquinos, ya que para cada una de las pesquisas se requiere de una burocracia que juega en favor de los terroristas.

Se supo que Interpol está pronto de renovar el código rojo de búsqueda de Salazar Oporto y Cortes Torres.

En este escenario, es que el fiscal general ya ha concretado gestiones con las embajadas de Colombia y España por si se produce algún corrimiento hacía esos países o si surge información clave.

Pero, además, se han mantenido reuniones con fiscales trasandinos con la finalidad de que el trabajo sea más fluido y la burocracia no dilate algunas diligencias.

Es vital que haya una buena comunicación y ágil entre los fiscales de ambas naciones para combatir el terrorismo y el narcotráfico que a veces no suelen más que ir de la mano como una forma de financiamiento de estos grupos guerrilleros.