Confesó el autor del doble crimen en Cipolletti y lo declararon culpable
En un crudo relato, Horacio Espinoza detalló cómo asesinó a Lidia Tapia y su hija Stella Maris Natalini. Fue en una audiencia de juicio abreviado parcial. Resta la imposición de la pena.
Horacio Manuel Espinoza fue declarado culpable por los asesinatos de Lidia Tapia (86) y Stella Maris Natalini (67), en el barrio 400 viviendas de Cipolletti, luego de admitir que las mató a puñaladas para robarles dinero, que luego utilizó para pagar una deuda.
La resolución la tomó este miércoles -a menos de una semana del hecho- el tribunal compuesto por Alejandra Berenguer, Marcelo Gómez, Guillermo Baquero Lazcano, en la audiencia de juicio abreviado parcial propuesta por su defensor Oficial Marcelo Caraballo junto a la Fiscalía, representada por Santiago Márquez Gauna, Martín Pezzetta y Juan Pablo Escalada.
En medio de una declaración escalofriante, contó cómo y por qué mató a ambas mujeres, en el departamento de las 400 viviendas que habitaban.
Su abogado defensor pidió al iniciar la audiencia que se retirasen los trabajadores de prensa para que pueda declarar de manera tranquila y explicar cómo cometió el doble crimen de Lidia y Stella. El Tribunal hizo lugar a la petición y el acusado ingresó a la sala de audiencias para relatar cómo fue que asesinó sus víctimas, el jueves pasado.
La confesión del asesino
Horacio Manuel Espinoza contó con tono tranquilo que alrededor de las 8 de la mañana tocó la puerta de sus vecinas y cuando la abrieron, ingresó al departamento. Lo conocían y le tenían confianza, porque vive en el piso superior al de ellas. Cuando Stella se dirigió a abrir una de las ventanas, Espinoza la atacó. "Se me fue de las manos, nunca fui una persona agresiva, ni nada", manifestó al contar que cometió el hecho para robarles, porque tenía que saldar una deuda. Luego de matar a Stella, asesinó a puñaladas a Lidia, su madre.
"Una vez que cometí el hecho, recorrí el departamento viendo si encontraba dinero. Encontré un poco y me fui del lugar, entre las nueve y cuarto y nueve y media de la mañana", agregó.
Después, el acusado contó cómo se descartó del cuchillo homicida y una campera, arrojando todo en una bolsa, en un canasto de basura en la vía pública. Algunas horas más tarde regresó en bicicleta por la bolsa y la arrojó al agua, en la zona de El Treinta. Todo ese periplo lo describió mencionando nombres de calles y recorridos que realizó para descartarse finalmente de las evidencias del crimen.
"Es bueno soltar esto porque desde el jueves en la mañana, me estaba haciendo muy mal. Yo del primer momento quería entregarme, y fue bueno", declaró Horacio Manuel Espinoza al recalcar que "tengo que pagar por lo que hice, porque sé que hice algo malo. Aparte, porque pienso en mi familia, que son gente muy buena y no tienen nada que ver. No deben entender por qué hice esto. El único que tiene que pagar soy yo porque soy el responsable. ", agregó al pedirles disculpas a la familia de las víctimas. "Eran dos personas muy buenas, no merecían lo que les pasó", concluyó.
Culpable por unanimidad
Alejandra Berenguer, presidenta del tribunal, dispuso un cuarto intermedio para deliberar. Al regresar informó que por unanimidad habían resuelto declararlo culpable.
Ahora sigue el juicio de cesura, en el que le definirán la pena. Por la calificación impuesta, “Doble homicidio triplemente calificado por femicidio, criminis causa y alevosía”, le corresponde prisión perpetua.
Espinoza continuará en prisión preventiva por el término de un año, tal como se resolvió en la audiencia de formulación de cargos realizada el lunes.
Por el momento quedará detenido en una dependencia policial de Contralmirante Cordero, hasta que se disponga su trasladado a un establecimiento penal.
Su defensa pidió que se tuviera en cuenta el riesgo de que pueda atentar contra su propia vida, dado que lo advirtió un profesional que lo atendió. El abogado también pidió considerar el lugar donde donde quedará alojado, pues también alertó que se deben extremar los recaudos para evitar posibles represalias por parte de otros internos, debido a que es conocido que las víctimas ayudaban a la gente pobre y realizaban obras de caridad.
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