El doble crimen de Roca es clave para esclarecer un homicidio en Neuquén
Parece la trama de una película que hurga en el hampa regional. Sobran balas, motivos y crímenes. ¿Cuáles son los vínculos que unen estas muertes?
Un homicidio de octubre de 2023 en Neuquén está ligado al doble crimen que se perpetró el fin de semana en General Roca. Por detrás hay una historia sórdida de personajes lumpenes con vínculos detro del hampa regional, ligados al mundillo tumbero y de las drogas.
Un ladrón de autos, un gitano asesino y un pesado cañero son los personajes que darán forma a esta historia, pese a que sus vidas fueron ausentadas a puro plomo y a pocos les importa. Tan crudo como cierto. Es lo que es.
Ladrón que roba a ladrón
La historia arranca el 15 de julio cuando Matías Barraza fue hallado, alrededor de las 3 de la madrugada, tirado y sin vida en una vereda de calle Aluminé al 240.
Personal policial se hizo presente en el lugar y observó que el joven tenía al menos una herida de arma de fuego que le habría causado la muerte. Los forenses encontraron varías heridas más al momento de la autopsia.
La Policía reconoció al muerto como Matías Barraza. Se trataba de un joven de no más de 25 años que tenía varios antecedentes por hurtos y robos. Su rubro favorito robar lo que había dentro de los autos y también las ruedas.
La investigación se centro en una hipótesis muy concreta que apuntaba a que Barraza en un intento de robo fue descubierto por uno que era más pesado que él y se lo explicitó a puro plomo.
Testigos del lugar reportaron disparos durante la madrugada, pero no se identificó al o los responsables en ese momento, pero el trabajo de la Policía de Neuquén avanzó con el transcurso de las semanas y se establecieron sospechas muy certeras sobre un gitano: Juan Martín Damián.
De hecho, se emitió una orden de captura nacional contra Damián, pero el joven delincuente logró eludir a las policías durante 13 meses hasta que salió a realizar un golpe dateado el fin de semana en Roca, pero cuentan que llegó tarde al dato y al final de camino le esperaba una ingrata sorpresa.
El doble crimen en Roca
Este fin de semana, el sábado a las 5:45 personal de la Policía rionegrina acudió a las calles rurales Adoro y Lago Lacar debido a un aviso que advertía sobre un posible accidente de tránsito.
Cuando llegaron al lugar descubrieron un Toyota Yaris con el conductor y el acompañante tirados al costado del vehículo.
No trascendieron las identidades, pero de acuerdo con lo relevado por este medio se trata del gitano Juan Martín Damián y otro pesado delincuente de Río Negro, Sergio Nicolás Cabezas.
Ambos fueron acribillados a tiros: Cabezas tenía doce y el gitano ocho. “Los hicieron bailar adentro del auto y después cayeron”, confió una fuente a este medio.
La expresión “bailar”, hace referencia al movimiento que realiza el cuerpo al recibir cada uno de los impactos. Para nadie este fue un hecho al azar y para todos se trató de un ajuste de cuentas.
Lo cierto es que, con la muerte de Damián, el crimen de Barraza estaría prácticamente esclarecido, pero esa decisión la debe tomar la fiscalía de Neuquén.
Sobran los motivos
Respecto del doble crimen de Roca, poco ha transcendido oficialmente, no obstante fuentes de la investigación confiaron que Damián es un daño colateral de Cabezas.
Sucede que Cabezas era hijo de un reconocido delincuente rionegrino que supo hacer pequeñas fortunas que dilapidaba rápidamente. Su método, mejicanear narcos, asaltos dateados y robo de comercios.
Sus andanzas lo llevaron a pasar varias temporadas en las sombras.
Sergio Nicolás Cabezas, vivió siempre dentro del hampa y mamó el estilo de padre.
De hecho, varias fuentes confirmaron que había seguido los pasos del padre y que tenía mucha gente del ambiente que se la había jurado porque no respetaba códigos.
La caída del fin de semana estuvo precedida de un robo en una vivienda en el primer ingreso de tierra a Roca. Hasta ese domicilio llegó Cabezas y Damián porque tenían el dato que el dueño del lugar había recibido 50 millones de pesos por una venta.
Lo cierto es que, durante el robo, apretaron al dueño y revolvieron todo, pero no encontraron nada, solo 400 mil pesos. Aparentemente, el hombre bancarizó el dinero de inmediato.
Hasta acá los investigadores manejan información bastante precisa y certera. Ahora, cómo llegaron en el Yaris hasta el lugar de la ejecución parece ser todo un misterio.
Se presume que con el dato del robo ya estaba programada esa reunión en la que se concretaría la distribución de botín. Sobre los posibles motivos de la ejecución, todo es especulación, pero sobran motivos.
Lo cierto es que se sigue investigando, pero nadie se desvela.
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