Los comerciantes no lo pueden creer... resurgieron los patachorros
Parecían haber desaparecido, pero volvieron al ruedo con más violencia y efectividad. Ahora, van tras las motos cuyo mercado negro crece.
El delito cero no existe y los ladrones no dejan de reinventarse. El delincuente recurre a la innovación antes de intentar obtener por vías legales aquello que necesita, le urge o desea. Criminología pura y de manual. A mediados de la década pasada llegó a Neuquén una nueva modalidad delictiva: los patachorros.
A esta modalidad delictiva se la bautizó 'patachorros', una mezcla de 'pata', por la patada con la que abren las puertas, y 'chorro', que es como se llama en la jerga a los ladrones.
Es decir, los delincuentes descubrieron que podían contra el “indestructible” blindex.
El eterno juego del gato y el ratón
Los comerciantes son junto con los delincuentes los que más se actualizan en materia de seguridad. Es el eterno juego del gato y el ratón.
Los comerciantes en determinado momento vieron que las vidrieras de blindex no se podían reventar fácilmente para robar. Fue un salto de calidad en materia de seguridad.
Para mantener cierta estética que evitara las rejas, muchos comercios mutaron al blindex incluidas sus puertas. Entre la alarma y el blindex la seguridad mejoraba exponencialmente y el local a su vez mantenía el atractivo de sus vidrieras que se renovaban cada quince días o un mes.
El único drama pendiente que tenían por esos años los comerciantes eran las mecheras a las que ni las cámaras de seguridad parecían frenarlas.
Talón de Aquiles, el punto de quiebre
Pero siempre que aparecen nuevas medidas de seguridad o disuasivas, el delincuente le busca la vuelta. Tiene el tiempo suficiente para observar y averiguar lo necesario como para descubrir el punto de quiebre.
Todo es cuestión de prueba y error. Hubo varios intentos fallidos que terminaban pareciendo actos de vandalismo porque el blindex aparecía estallado y al dispararse la alarma, huían rápidamente.
Nadie sabe si fue un cerrajero, un empleado de las empresas que venden blindex o el mero ejercicio de observación de un delincuente, pero un día alguien develó el secreto: el blindex tiene un punto débil.
El solo hecho de tener esa información no basta para los ladrones. Era necesario que probaran si la teoría llevada a la práctica era efectiva.
Lo realmente cierto es que los puntos de cierre de las puertas eran el talón de Aquiles. Una patada en seco en ese lugar abría la puerta sin necesidad de estallar el blindex, pero solo tenían un par de minutos para robar porque la alarma disparaba la alerta a la Policía.
Fue así como volvieron a prosperar los robos a comercios durante varios meses.
Rendidos ante la delincuencia, los comerciantes pertrecharon sus negocios con rejas, en las vidrieras y puertas, que se levantan o se quitan durante el día.
Lo cierto es que después de mucho tiempo, los ladrones volvieron a la carga.
Ahora cortan los candados de las rejas, las levantan y revientan de una patada la puerta de blindex.
Son pocos minutos que los utilizan para robar cosas muy concretas como motos que son los últimos hechos que se registraron en Neuquén.
Así las cosas, los comerciantes tienen un nuevo desafío por delante y la Policía la tarea de ajustar la prevención por un lado y por el otro desbaratar el mercado negro de las motos que está teniendo mucha actividad en la región.
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