Rincón de los Sauces y su extraño vínculo con el infierno

La localidad de Rincón de los Sauces es un páramo olvidado de Dios donde todo puede suceder y de hecho, sucede. Es una sociedad con matriz petrolera donde el oro negro por décadas ha traccionado el juego, la prostitución, la droga y también la violencia familiar. Nada que no se sepa.

El reciente caso de la beba de un año y cinco meses fallecida en una clínica de la localidad es una muestra más del horror que cada tanto nos entrega Rincón. Los médicos denunciaron signos de abuso, luego los forenses los advirtieron y ahora restan algunos exámenes de laboratorio.

Lo peor de todo, es que la conmoción parece ser más de los foráneos que los locales. Es como si supieran que el horror siempre está latente, oculto bajo el tipo de vida que se enmascara en la comunidad. El trasfondo lo conocen, por lo que cuando algo pasa, nada los sorprende.

Estos no son casos aislados. La historia reciente de Rincón tiene casos de alto impacto.

La Cámara Gesell es un espacio que se les brinda a niñas y niños víctimas de abuso para que intenten expresar lo que padecieron.

Tenía solo cinco años y su papá y mamá la abusaban en Rincón de los Sauces.

La niña que descendió al infierno

A partir del caso de la beba, resurgió el recuerdo de la nena de cinco años que en octubre de 2018 apareció en una clínica de Cipolletti y una médica denunció signos de abuso.

El caso estremeció a la provincia. La nena fue trasladada a una clínica de Neuquén, donde se la operó y se la puso bajo protección.

Tras cuatro años, la causa llegó a juicio: el padre fue declarado culpable de abuso sexual con acceso carnal, triplemente agravado por el vínculo, por el aprovechamiento de la convivencia y por haber causado un grave daño a la salud de la víctima. La madre, en tanto, fue condenada como partícipe.

Si esto no es horror, es que estamos perdiendo la sensibilidad.

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La joven de la pira

Pero las tragedias no terminan ahí. El 20 de julio de 2017, Alejandra Pereyra, embarazada de ocho meses, fue asesinada a puñaladas y la arrojaron a una pira en un intento de borrar toda evidencia.

Se supo en juicio que Alejandra era adicta y hacía las veces de mula para un grupo narco de la localidad. Presuntamente, se quedó con un vuelto, escapó a Mendoza, pero tuvo que volver por su hijo y además estaba por dar a luz.

Su vida marginal no atrajo ningún clamor popular y las marchas a duras penas llegaban a reunir un puñado de familiares y amigos.

En el juicio se comprobó la culpabilidad de cuatro hombres: los hermanos Diego y Fabio Marillán, Luciano Hernández (el ex de Fernanda) y Osvaldo Castillo, todos en calidad de autores del delito.

La pena que les impusieron es prisión perpetua con una cláusula de revisión en 20 años.

En esta semana, un nuevo drama en Rincón golpeó las puertas del infierno y abrieron. ¡Será de Dios!