Sospechó que le era infiel y le dio una paliza: "...tendría que degollarte..."
Convivían en Cipolletti y el hombre se enfureció por "marcas en el cuerpo" que le encontró. Fue a juicio abreviado. Aceptó su culpa y lo condenaron, pero podrá seguir libre con pautas de conducta.
Un hombre agredió salvajemente a quien era su pareja en un arranque de celos. Le dio piñas, patadas y hasta un mordisco, y la amenazó de muerte con un puñal que le puso en el cuello.
La chica gritó pidiendo ayuda y pudo ser rescatada por familiares que viven en el mismo terreno.
El grave hecho de violencia de género se registró el 2 de febrero del año pasado en un vivienda de Cipolletti, donde residía la pareja. Cerca de las 23 se enfrascaron en una discusión porque él le recriminó que tenía marcas en el cuerpo tipo “chupones”.
Enfurecido por la sospecha, JAMR -así lo identifican- la tomó por el cuello y comenzó a ahorcarla, a la vez que le decía “...te voy a matar a vos…”.
Después fue hasta el cajón de un mueble y sacó un cuchillo artesanal con mango de cuerno y le lanzó "...¿estás segura que vas a pasar la noche?... Porque esta noche no la contas... ¿qué pasa si te mato ahora?...", colocándole el cuchillo en el cuello del lado del mango.
Y también le dijo "...tendría que degollarte...", lo que le causó temor por su integridad física.
Pero no fue todo, porque además le mordió la mano izquierda y le pegó piñas y patadas en el pecho, tratando de sujetarla por las muñecas.
La víctima sacó hielo de la heladera para colocárselo en la lesión de la mano mordida, y al intentar defenderse lo golpeó, lo que generó que JAMR se alterara aún más, porque nuevamente la agarró por el cuello y la volvió a ahorcar.
Sin embargo, logró zafarse y corrió hacia la puerta donde gritó en busca de ayuda. Ahí fue cuando apareció su mamá, su hermana y un sobrino, quien intervino para defender a su tía, quien sufrió lesiones, consideradas leves, en la mano izquierda, el antebrazo, el codo, en la pierna izquierda y en el glúteo derecho.
La buscó pese a la prohibición
La víctima presentó la denuncia y la jueza de Garantías Agustina Bagniole le impuso al agresor la prohibición de acercamiento y contacto por cualquier medio, medida que vencía el 4 de noviembre del 2024.
Sin embargo, la tarde del 17 de septiembre de ese año JAMR llamó por teléfono a la mujer y le dijo "...soy J., no me cortés, quiero hablar con vos…", pero ella cortó la comunicación.
Pero él insistió con un mensaje de texto: “...hola M. como estas soy J., me hablas por whatsapp te extraño...pero a mi número... si tengo el mismo...(…)…".
De ese modo desobedeció la medida cautelar, por lo que fue imputado por ese delito y también por el primer hecho, calificado como “amenazas agravadas por el uso de arma, lesiones leves agravadas, por ser cometidas por un hombre hacia una mujer en contexto de violencia de género y mediando una relación de pareja preexistente”.
Admitió su culpa
A principios de este mes se convocó a una audiencia en la que la Fiscalía representada por la fiscal Adjunta Natalia Poblete propuso cerrar la causa en un juicio abreviado, que contó con el acompañamiento del defensor Oficial Rodrigo Martínez.
El acuerdo establecía condenar al hombre a un año de prisión en suspenso -que le permite seguir en libertad-, dado que carecía de antecedentes penales computables, más el cumplimiento de pautas de conducta por el término de dos años, y las costas del proceso.
JAMR aceptó el ofrecimiento, con lo que quedó asentado que admitía haber cometido los hechos enrostrados.
La jueza Alejandra Berenguer avaló el entendimiento de las partes y dictó el fallo como lo habían planteado.
Sostuvo que ambos incidentes habían si corroborados por las pruebas presentadas por la acusación -básicamente el testimonio de la víctima, sus familiares que la auxiliaron y las certificaciones médicas, como también las pericias realizadas por la OITEL -Oficina de Investigación en Telecomunicaciones- que confirmó las comunicaciones realizadas por el agresor. Además contaban con la confesión del propio imputado.
Pautas de conducta que debe cumplir
El acuerdo entre la Fiscalía y la Defensa establece que además de la prisión en suspenso JAMR tiene que cumplir pautas de conducta por el término de dos años.
En este sentido, tiene prohibido acercarse a la víctima a menos de 500 metros del domicilio de la mujer, ubicado en Cipolletti. Tampoco debe contactarla por ningún medio -llamadas o mensajes por redes sociales- ni en forma personal o por otra persona. El resto de las reglas son de rigor: fijar domicilio; no cometer nuevos hechos delictivos; abstenerse de consumir en exceso bebidas alcohólicas o estupefacientes en la via pública y presentarse cada tres meses en la oficina de General Roca del Instituto de Asistencia de Presos y Liberados.
Le advirtieron que en caso de detectar incumplimiento le revocarán la condicionalidad del castigo e irá tras las rejas.
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